Edición N° 380 - Diciembre 2014

Apar. Premiación del Concurso nacional de vivienda – obra realizada

El pasado 23 de octubre, en el marco de la Expovivienda, se realizó el acto de entrega de los premios a los profesionales que han logrado el primer lugar en las distintas categorías del “concurso nacional de vivienda-obra realizada (2000 al 2014)”, organizado por la Asociación Paraguaya de Arquitectos (Apar) con patrocinio de la Facultad de Arquitectura Diseño y Arte de la Universidad Nacional de Asunción (Fada/ UNA) y la Federación Panamericana de Asociaciones de Arquitectos (Fpaa).

Las obras ganadoras recibieron un diploma, un trofeo y una placa de reconocimiento para ser colocada en la obra premiada.  Otras obras destacadas han merecido menciones especiales  y  a todos los finalistas les entregaron certificados de participación.
El jurado del concurso estuvo integrado por el arquitecto Carlos González Rodas, presidente de la Apar; el profesor arquitecto Ricardo Meyer, decano de la Fada; el profesor arquitecto Duilio Amándola, de Uruguay, secretario general de la Fpaa; el  arquitecto Carlos Saldívar Romero, jurado internacional de la Apar;  y el arquitecto José Insfrán,  representante de los finalistas.
Según los organizadores, con este concurso se pretendió jerarquizar la profesión y hacer conocer a la ciudadanía el alto nivel de la arquitectura nacional.


Ganadores

El galardón de la categoría Vivienda de interés social fue para el arquitecto Silvio Ríos y la arquitecta Emma Gill con el proyecto Oga’í
En tanto que la categoría Edificio en altura distinguió al arquitecto José Cubilla con su obra Edificio San Francisco.
Mientras que las categorías Vivienda tipo dúplex y Vivienda unifamiliar premió a la arquitecta Violeta Pérez con la obra X5 y a los arquitectos Luis Elgue y Cynthia Solís (+) con la casa Mburicaó, respectivamente.

Finalistas

Vivienda de interés social
Arquitectos Silvio Ríos y Emma Gill (Oga’í)

Edificio en altura
Arquitecta María Violeta Pérez Laterra (Casa Jenga) y arquitecto José Cubilla (Edificio San Francisco).

Vivienda tipo dúplex
Arquitecta María Violeta Pérez Laterra (X5) y arquitecto Sergio Fanego  (Complejo 3xkb).

Vivienda unifamiliar
Arquitectos Luis Elgue y Cynthia Solís (+) (Mburicaó).
Arquitecto Gonzalo Garay (Casa Myriam); arquitectos Hugo Zarza y Rocío Coranda Fonseca (Casa Mburucuyá); arquitecto José Cubilla (Casa P.P); arquitecta Paola Moure (Casa A+C); arquitectos Luis Alberto Elgue y Cynthia Solís Patri (Casa Mburicaó y Casa / Taller Boceto); y arquitecto Sergio Fanego (Casa enelaire).
Todos los finalistas en esta categoría recibieron Mención especial.

Los laureados en detalle

Proyecto Oga’i

El arquitecto Silvio Ríos y la arquitecta Emma Gil fueron merecedores del primer premio de la categoría Vivienda de interés social, con este grupo de viviendas con participación e identidad para comunidades mbya guaraní en el departamento de Caaguazú, cuyos criterios de diseño aplicados buscan fortalecer la conciencia de respeto a los procesos naturales de uso y reciclaje propios de su cultura, cuidando los recursos y la compatibilidad con el medio ambiente.

Memoria descriptiva de los autores
Cada unidad Oga’i se compone de la vivienda, la huerta y el área de reforestación de especies nativas. La vivienda compuesta por el keaty o dormitorios, el tataypy como espacio para cocina con el lugar para el fuego y un oga guy como techo de sombra y espacio reunitivo.
Las estructuras portantes fueron realizadas conforme la técnica tradicional en base a madera, sustituyendo ésta por elementos estructurales prefabricados de hormigón armado. El sistema de prefabricación recurre a la técnica ancestral de las comunidades guaraní al construir su hábitat: horcones - vigas - tirantes, con lo que el techo es lo primero que se construye.
La estructura portante es vista, despegada de los muros que son de simple cerramiento. Esta disposición de los horcones y vigas facilita el uso de hamacas y “sobrados” o estantes de uso múltiple.
La cimentación es de distinto tipo conforme función: dados de hormigón ciclópeo para fundaciones de horcones, suelo-cemento apisonado bajo muros de cerramiento y cordón de ladrillos para borde de piso de la galería.
Al diseñar los ambientes se tuvo en cuenta la costumbre de encender fuego en las habitaciones, costumbre ésta que con el acuerdo comunitario se intenta sustituir.
Los márgenes de riesgo son altos si es que con muros más cerrados que los actuales se vuelve a hacer fuego en el interior de los ambientes. Por ello, se ha previsto ventanas de antepecho bajo y aberturas a nivel del techo, para salida de humos, de forma a asegurar la fluidez del paso de humos hacia el exterior. Esta abertura superior rescata el espacio de salida de humos propia de la vivienda ancestral -oga guasu- para evitar posibles intoxicaciones con monóxido de carbono y favorece la ventilación natural, lleva como protección una malla de cestería mbya artesanal.
Las ventanas y puertas son de madera de reforestación, tipo tabla lisa atornillada.
Las ventanas se accionan en forma pivotante sobre arandelas metálicas para facilitar el posible mantenimiento. Los elementos de cierre y seguridad son pasadores y trancas de madera, con excepción de la puerta principal.
A nivel de piso se han previsto dos tipos de terminaciones: el koty guasu con piso de ladrillo y el resto de la vivienda utiliza piso de tierra estabilizada (suelo cemento apisonado) con borde de ladrillo.
Un doble techo -paja sobre chapa metálica realizado por artesanos de la comunidad- considera a través del basamento liso, la prevención de salud para el control de la enfermedad de Chagas y ofrece confort térmico.
En la cocina, los muros calados de ladrillo permiten el paso del viento y el fogón elevado con chimenea mejora las condiciones de trabajo de la mujer, ahorrando energía. Aún cuando la costumbre es “hacer fuego” en el piso de tataypy, se han construido estos fogones con una plancha metálica (con hornallas y aros de reducción en la cocina) y un ducto de salida de humos.
Se incorpora un lavadero, la cabina de ducha y el sanitario seco solar que es una innovación utiliza la energía solar y requiere nuevas formas de manejo de excretas, las que dejarán de ser materia contaminante para convertirse en abono.

 

Edificio San Francisco

La obra que le dio el primer premio de la categoría Edificio en altura al arquitecto José Cubilla.

Memoria según el autor de la obra
El edificio se implanta  en el barrio Jara de Asunción, sitio tradicional residencial de baja a media densidad con un aura muy particular y en trasformación.
Un barrio de viviendas con patios, de topografías y de cerámicas; de frondosos árboles, sombras y vistas. Un barrio típico de Asunción.
El edificio se posiciona sobre la calle San Francisco con la particularidad de tener que mirar hacia el oeste (la orientación más radical para nuestro país).
Nuestras decisiones arquitectónicas  intentan entender y valorar  estas simples  premisas  del lugar, resolviendo el problema del exceso de luz y calor con un filtro cerámico hacia el oeste (fachada principal), y entendiendo que las ventilaciones cruzadas son fundamentales a través de sus patios interiores y exteriores.
La constante búsqueda de soluciones a pesar de los recursos limitados, o una tecnología avanzada todavía muy costosa,  hacen que nuestras soluciones proyectuales sean esenciales, económicas y pertinentes.
Algunas características fundamentales son la planta baja libre ventilada, los cuatro departamentos dignos con balcones amplios y conectados espacialmente con el exterior, la terraza común para disfrutar del cielo, del horizonte chaqueño, o la excelente vista de lo urbano, la reutilización de las aguas de las lluvias de la terraza, que se recolectan y son utilizadas en los sanitarios y en los jardines, el tanque de incendio / piscina  como garantía para cualquier emergencia de la comunidad o barrio. Disponible para todos.
A ello se suman serenidad, austeridad, crudeza material, economía y sobre todo lograr ese anhelado espacio o cobijo protegido, amable con el medio ambiente y pertinente, hacen a este edificio una oportunidad para concluir, sin perder la memoria de nuestras raíces, ni el respeto que nuestro clima se merece, con soluciones desde nuestras posibilidades  tradicionales.
Carencia de excesos, negación del despilfarro son algunas de nuestras premisas.
Somos privilegiados por nuestros materiales y nuestra excelente mano de obra local  y artesanal.
Nos interesa la sombra, la tradición y la ciudad.
Nos interesa el tiempo desde el acceso en planta baja  hasta la misma  terraza  por lugares inciertos para lograr esa sensación de asombro.
Nos interesa a-sombrar no por el hecho de causar una impresión positiva  sino por la intención de dirigirnos hacia los lugares donde la luz es controlada por el espacio. Por nuestro espacio.
(A-sombrar: contrario a iluminar y a alumbrar.  A = prefijo, aproximación o hacia. Sombra o umbra  = las cosas permanecen en la oscuridad).

Casa Mburicao

Con esta obra el arquitecto Luis Elgue y la arquitecta  Cynthia Solís Patri lograron el primer premio de la categoría Vivienda multifamiliar.

Memoria descriptiva de los autores
Un  residuo  urbano  de  7,60m  x  10m,  con  orientación  norte - sur y un perímetro construido de 6m de altura  promedio,  da  al  terreno  una  configuración  casi  de  fosa,  poca  luz y ventilación en la zona de suelo por las sombras linderas arrojadas.
Un programa  habitacional polifuncional, con mayor intensidad en actividades sociales; reuniones varias, cine, comida al aire libre, piscina.
Se propone un contenedor de ladrillos, separado de los linderos;  al oeste, protegiéndolo de la incidencia solar, una placa   de  hormigón  que  estructura  los servicios (escaleras y baños); al este, un vacío para capturar todo el viento del noreste, delimitado  por una  piel verde, actuando como reguladora de  temperatura,  luz y sombras,  conteniendo patios y  una  terraza  como  expansión del  área  social  bajo pérgola en primer nivel.
La  organización  espacial  del  contenedor  se  estructura  según  el   grado  de  luminosidad  y  relación requerida  por  los espacios;  los  menos  luminosos  e  introvertidos  en  planta  suelo y a medida que se elevan, van apareciendo los espacios  de  mayor  exigencia  de  luz  y  conexión  con el exterior.
Espacialmente,  el  contenedor  va  localizando expansiones hacia el exterior a medida que va subiendo, organizadas en forma helicoidal por niveles y concluyendo en la terraza,  donde cambia la escala ya que  el espacio introvertido de zonas bajas se transforma en el gran patio de la casa, apropiándose de todo el paisaje circundante.
El  contenedor  enfatiza  su  condición  de  monopieza,  al  no  ser  tratado  con la tradicional perforación loosiana por niveles: las perforaciones murarias están concebidas como desgarres sin referirse a niveles interiores, sino a vistas o entradas del aire y la luz. La casa está materializada con una serie de epidermis, a partir de elementos constructivos corrientes en el Paraguay;  el más común  de los ladrillos, hormigón, madera en pisos exteriores  y  el  verde domesticado traducido en una pérgola a doble altura y cerramientos vegetales sobre linderos.
La  epidermis  de  la  caja  cerámica  está  armada  a  partir de la doble piel de ladrillos en forma de tapa ,donde  en  el  intersticio van   la  estructura,  las  instalaciones, la aislación  hidrófuga, acústica y térmica, consiguiendo,   en  el  mismo  acto,  la  expresión  cruda  del  ladrillo  común  donde los defectos curvados de este material barato se convierten en cualidad,  configurando una expresión casi de  cestería o tejido, bajo los efectos de la luz.
Estos ladrillos están armados  a  junta  seca, intentando  evitar  la condensación del aire interior ya que funcionan como poros, buscando que el edificio respire por la piel; la misma discontinuidad producida por los intersticios entre ladrillos, evitan  la  conducción  del calor; además, esta piel carece de protección contra las inclemencias climáticas, estableciendo matices en su textura y coloración según el cuadrante y grado de exposición de las superficies del paralelepípedo, lo que permitirá impregnar en ellos el paso del tiempo

Obra X5

Esta obra le dio a la arquitecta Violeta Pérez el pase para obtener el primer premio de la categoría Vivienda tipo dúplex.

Memoria de la autora
Este conjunto de casas se encuentra en un predio de más de 1000 m2 en un barrio residencial de Asunción. El terreno presentaba un quiebre muy particular en uno de sus lados, que genera la idea de implantación irregular de las casas.  Terminan siendo una serie de cajas de hormigón a la vista y vidrio subida en sus murallas, también quebradas,  y sobrevolando unas sobre las otras.
En cuanto a su distribución, quisimos preservar la intimidad de cada una de ellas, de modo que cada unidad tiene su propio patio, piscina, parrilla, e inclusive, acceso independiente.
Los giros de sus volúmenes generan patios irregulares que bordean todas las plantas bajas, que son de vidrio, por lo cual los límites que se sienten son los de las murallas de los patios. Las únicas paredes que se perciben son las de los volúmenes de los servicios.
Se plantean los materiales tal cual son y a la vista para ganar tiempo y evitar gastos innecesarios: hormigón y ladrillos.
Fueron bien cuidadas también las visuales y vistas entre ellas; se enfrentaron las superficies vidriadas con volúmenes ciegos de servicios de las casas vecinas, o de profilit (canalones de vidrio translúcido).
Cada una posee características particulares en cuanto a su implantación, distribución y hasta en metros.

 

Fuente
Textos y fotos: gentileza de la Asociación Paraguaya de Arquitectos