Edición N° 406 - Febrero 2017

Cuidados del jardín durante el verano

 

En esta edición el arquitecto Francisco “Pancho” Crosa aconseja cómo manejar las plantas y el césped en estos meses estivales

En nuestro febrero, cuando ya corrió una buena parte del verano y las plantas del jardín sufrieron los rigores de grandes tormentas, de fuertes lluvias y calcinante sol, nuestros patios requieren de atención especial. 

 

Corte del césped

Empecemos por el pasto. Su crecimiento es rápido y merece corte frecuente favoreciendo su aumento.

Sugiero podarlo una vez a la semana con cuchilla  a cinco centímetros del suelo a efectos evitar la evaporación del agua del riego para el pasto esmeralda, o el axonopus o paspalum y/u otras especies residenciales. 

Claro que hay variedades que requieren cortes menores, más a ras del suelo,  como el tifton o el pasto de golf, por sus requerimientos deportivos y el carácter de su topografía.

Existen diferentes posturas con respecto a lo que se puede hacer con el residuo del corte. Algunas sugieren dejarlo en la misma área esperando que se reintegre naturalmente al suelo, protegiendo el exceso de sol a los tallos y las raíces. Si el pasto estuviera bien plantado y bien distribuido en el suelo, bien arraigado, recomendaría retirar los residuos y enterrarlo en algún terreno continuo a efectos de convertirlo, en poco tiempo, en un fertilizante natural.

 

El riego

Tarea de especial atención es la de perfeccionar el riego diario así como el abono periódico. La frecuencia del riego depende de la sequedad del ambiente y del clima.

Si se cuenta con un sistema de regadío automático prográmese para mojar dos veces al día preferiblemente a la madrugada o a la noche. Casi todos los timers permiten diferenciar las estaciones del año en su programación. Si no hubiera regadío automático, lo mismo pero con más atención y esmero

Regar en horas de la mañana o al mediodía favorece en el sentido de refrescar el suelo y las hojas de la planta. Algunos opinan en cambio que se produce alguna  evaporación, que las gotas se calientan al grado de ebullición produciendo algún efecto dañino. Yo, por lo menos en estas latitudes, pude corroborar eso.

Un capítulo especial en esta época de lluvias y riego es prever la eliminación de los criaderos del “maldito” mosquito. Estos insectos tan dañinos se reproducen en cualquier charquito o lata vacía. Esmérese en drenar  convenientemente las aguas.

 

Fertilización

Fertilizar en esta temporada es tarea muy apropiada utilizando principalmente las sustancias naturales. Será menester  aportar al suelo las nutrientes que la planta necesita para su crecimiento.

El estiércol, aunque fértil también, suele contener semillas de yuyos no deseados.

El humus de lombriz es lo más. Está constituido por residuos biológicos que digestados por estos gusanos le otorgan virtudes energéticas bien sensibles al crecimiento vegetal.

Todas las plantas necesitan de trece elementos para su desarrollo, y si alguno de ellos faltara por completo, moriría. Esos elementos son el nitrógeno, el fósforo, el potasio, el calcio, el magnesio y el azufre. Agregando los microelementos que toman en pequeñas cantidades como el hierro, el manganeso, el zinc, el cobre, el molibdeno, y el  cloro.

En realidad todos los suelos tienen esos elementos, pero en el verano  a veces falta alguno y es necesario suplir esa carencia.

Los fertilizantes químicos que se ofrecen en plaza contienen enriquecedores de nitrógeno polvo y potasio así como de sales minerales que deben aplicarse adecuadamente según lo indica el prospecto correspondiente.

Desparramar urea (fertilizante químico de origen orgánico) granulada en el pasto produce el efecto de reverdecerlo agradablemente. Se recomienda hacer una última fertilización de la temporada estival  con algún abono que le prepare para el otoño y el invierno, estaciones que suelen traer algunas plagas. El producto escogido tendrá menos nitrógeno y potasio.

En cualquier caso, el abonado hay que hacerlo a fines de marzo. Las plantas en esta época presentan un aspecto sano y fuerte;  algunas  arrojan sus frutas con su delicioso aroma, como las guayabas.

Sin embargo, los insectos también encuentran clima propicio  con lo cual habrá que combatirlos con algún insecticida no tan agresivo con la naturaleza que colocado en proporción exacta no producirá mayores estragos.

 

La poda

El recorte deberá reducirse solamente a retirar las flores y ramas secas  Solo se harán de mantenimiento, suprimiendo los chupones (retoños o brotes) y ramas no deseadas.

Luego de una inspección ocular, y con la ayuda de una tijera  o sencillamente con la mano enguantada, habrá  que retirar  las ramas secas y los capullos secos para permitir el renacimiento de nuevas flores.

¡Hasta la próxima!

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