Edición N° 427 - Noviembre 2018

El Riba reconoce y premia la labor de Alejandro Aravena

 

El arquitecto chileno suma a su prestigioso Pritzker, recibido hace dos años, el destacado galardón Charles Jencks que otorga el Riba para reconocer talentos excepcionales en la disciplina y promover la diseminación del pensamiento arquitectónico en todo el mundo

El arquitecto chileno Alejandro Aravena, que diseñó edificios como la Facultad de Matemáticas de la UC con el que ganó la Bienal de Arquitectura de Santiago en el 2002, añadió un nuevo reconocimiento a su trabajo. Esta vez es el Premio Charles Jencks concedido en forma anual  por el Royal Institute of British Arquitects (Riba) y que busca recompensar a una persona (o estudio) que haya hecho una gran contribución en lo arquitectónico tanto en la teoría como en la práctica.

Charles Jencks es un paisajista, teórico y escritor de arquitectura, conocido por sus escritos sobre arquitectura posmoderna y como fideicomisario y cofundador de Maggie’s Cancer Caring Centers con Maggie Keswick.

El premio se creó en el 2003 para reconocer talentos excepcionales en la disciplina y promover la diseminación del pensamiento arquitectónico en todo el mundo.

Los anteriores ganadores son Niall McLaughlin; Herzog & de Meuron; Benedetta Tagliabue; Rem Koolhaas; Eric Owen Moss; Steven Holl; Charles Correa; Wolf Prix; Ben van Berkel and Caroline Bos; Zaha Hadid; Alejandro Zaera-Polo and Farshid Moussavi; Peter Eisenman; y Cecil Balmond.

David Gloster, presidente del jurado y director de la sección formación del Riba, en su lectura de la motivación del premio, insistió en el hecho de que el arquitecto Alejandro Aravena es un excelente modelo para los futuros arquitectos y posee una gran capacidad para combinar la práctica profesional con la actividad académica y pedagógica: “Alejandro Aravena combina un hábil compromiso social con una expresión formal convincente. Ha recalibrado las tipologías de construcción en todo el paisaje arquitectónico y ha hecho que el mundo reconozca el sur global. El trabajo de Aravena abarca una gran cantidad de terreno, desde la producción de un cuerpo respetable de trabajos publicados a través de proyectos a medida para clientes tradicionales como las universidades, así como un enfoque de vivienda incremental que puede crecer con la familia ocupante (o familias). Trabajar creativamente a través de las polaridades de la expresión arquitectónica y el interés significa que su trabajo es impredecible, diverso y sin miedo de explorar lo desconocido.

Aunque en sus declaraciones públicas, Aravena es (probablemente con razón) escéptico de la arquitectura, que está concebida de manera demasiado singular para actuar como un modelo para otro desarrollo, paradójicamente produce un trabajo que es visualmente y visceralmente convincente. Él tiene una habilidad enfática en marcar lugares con formas llamativas que permanecen en la memoria y tienen una utilidad real, convirtiéndose en un ser profundamente amado. Esta versatilidad no es fácil, y nunca a expensas de una arquitectura que demuestra elegancia y propósito social, cualidades que rara vez se combinan en un solo individuo. La presentación del material de su trabajo varía entre fino y acabado, rugoso y listo. Fundamentalmente, el incentivo de Aravena para que los arquitectos lleguen más allá de su competencia tradicional e investiguen los entornos ocultos de las zonas de conflicto y la favela, la escasez de viviendas, la migración y los desastres ambientales invita al desarrollo de nuevos modos de práctica y ayuda a definir una arquitectura social y formalmente relevante para el siglo 21”.

De los edificios públicos diseñados por Aravena, el jurado destacó especialmente las cinco obras realizadas para la Universidad Católica, su alma mater, entre ellas, las sedes de las facultades de Matemáticas y de Medicina, como asimismo el Centro de Innovación Anacleto Angelini (un espacio de la Universidad de carácter multidisciplinario que articula la interacción entre universidad, empresa y sector público).

 

Señas del arquitecto Aravena

Sólo un par de días después del terremoto que afectó al país el 2010, el arquitecto Alejandro Aravena (51) recorría en helicóptero la ciudad de Constitución para ver el daño que dejó el tsunami en las viviendas.

Su viaje tenía un propósito. Su estudio de arquitectura, Elemental, y un equipo de consultores se habían reunido para crear un plan de reconstrucción tras ser patrocinado por la empresa forestal Arauco.

Fue gracias a un curso que Alejandro Aravena impartió como profesor en la Universidad de Harvard que surgió el concepto de hacer una casa pequeña con la opción de ser ampliada por sus propietarios.

En una entrevistada concedida a The Clinic (semanario chileno)  resumió su idea: “Cuando no alcanza la plata, en vez de hacer una casa chica, es mejor hacer la mitad de una casa buena, para que la gente la termine”.

El hijo de profesores y padre de tres retoños jamás se mareó con sus reconocimientos. En una oportunidad indicó que “el comentario más común que me llega cuando hay un premio o algo es el del portero del edificio, o del señor del quiosco, que comentan que seguimos igual. Y eso me parece que está bien”.

Pero el laureado arquitecto también tuvo una etapa en que no quiso saber nada de su profesión. En los noventa, se aburrió de la arquitectura y por un par de años se dedicó a su propio bar, Bar Sin Nombre en Ñuñoa, hasta que en 1997 se reencontró con la arquitectura.

El oriundo de Santiago marca diferencias en el mundo.  Y todo gracias a su concepto de equidad en la arquitectura.

 

Trayectoria académica y profesional

Nacido en Santiago de Chile en 1967, realizó sus estudios universitarios en la Facultad de Arquitectura, Diseño y Estudios Urbanos de la Pontificia Universidad Católica de Chile. Tras graduarse como arquitecto en 1992, se trasladó a Venecia para realizar un postgrado en el Instituto Universitario de Arquitectura de Venecia (Iuav) y tomar cursos de grabado en la Academia de Bellas Artes (Accademia di belle arti di Venezia).

En 1994 estableció su estudio Alejandro Aravena Arquitectos y se inició como profesor en la Escuela de Arquitectura de la Universidad Católica de Chile. Ha sido profesor visitante en el Program Architectural Association de Londres y desde el 2000 es docente invitado en Harvard y es requerido con frecuencia para  impartir cursos y dar conferencias en distintos lugares del mundo como el Colegio de Arquitectos de Cataluña, Archilab 2001 en Orleans, Iuav de Venecia, Banco Mundial y Banco Interamericano de Desarrollo en Washington, London School Economics y el Riba en Inglaterra, America’s Society en Nueva York, Experimental Design en Portugal, Design Indaba, en Sudáfrica y durante la cuarta edición del Holcim Forum en Mumbai, India, entre otros.

Mientras dictaba clases en la Universidad de Harvard -entre el 2000 y el 2005- se asoció con el ingeniero Andrés Iacobelli y fundaron la empresa Elemental con el objetivo de desarrollar la vivienda social en Chile. Desde el 2006 es su director ejecutivo. Elemental es un do tank (hacer propuesta)  integrado por Gonzalo Arteaga, Diego Torres, Víctor Oddó y Juan Ignacio Cerda, además de un equipo de otros seis arquitectos. Realiza proyectos sociales de infraestructura, transporte, espacio público y vivienda, en cooperación con la Universidad Católica de Chile y Copec (compañía petrolífera chilena).

 

Distinciones

Es el único arquitecto latinoamericano que formó parte del jurado del Pritzker de Arquitectura; también integró el panel de jueces en el Concurso Proyecto Centro Cultural de Valparaíso, Chile; Concurso de arquitectura Colegio Epullay Montessori; y en el  Contemporary Art Museum Competition, de Valdivia, Chile. Es miembro permanente del Centro Regional de estudios latinoamericanos del David Rockefeller Center y la Universidad de Harvard, Estados Unidos.

Logró numerosas distinciones, tanto a nivel personal como con su estudio Elemental. En el 2017 fue el primer arquitecto en recibir el Gothenburg Award for Sustainable Development, premio reservado a organizaciones o personas que se hayan comprometido en favor de un futuro sostenible y hayan conseguido resultados en este sentido.

En el 2009 ganó el Marcus Prize for Architecture, que entrega la Universidad de Wisconsin-Milwaukee a un arquitecto joven que se destaque a nivel internacional. El jurado reconoció su “extraordinario compromiso para conducir la agenda social y complementarla con una lírica apreciación del trabajo y la forma arquitectónica”, un galardón al notorio reconocimiento internacional alcanzado por la obra de Aravena, quien además ha recibido el León de Plata de la Bienal de Venecia, la Medalla Erich Schelling (Alemania) en 2006, el Premio Avonni como “Innovador del año”, y el Premio de Diseño Curry Stone 2010.

Mucho antes de recibir el prestigioso Premio Pritzker en el 2016 y de que el periódico The New York Times lo escogiera entre los 28 genios creativos que “definieron la cultura” ese mismo año, Aravena se convirtió en el primer chileno en ser nombrado International Fellow por el Riba, en el 2010, título que ostentan solo 65 profesionales no británicos, entre ellos Frank Gehry, Oscar Niemeyer y Tadao Ando.

El Colegio de Arquitectos de Chile lo eligió en 2000 como el “mejor arquitecto menor de 35 años”. Internacionalmente, la Fundación Rolex de Suiza lo nominó entre los 25 arquitectos más promisorios del mundo.

Además de varios artículos en revistas especializadas, es autor de los libros: Los Hechos de la Arquitectura, El lugar de la Arquitectura, Material de Arquitectura, Las fuerzas de la Arquitectura, Manual de Vivienda Incremental y Diseño Participativo.

Su trabajo ha sido exhibido en Harvard GSD, la Bienal de Sao Paulo, la Trienal de Milán, el Museo de Arte Moderno, MoMa, y la Bienal de Venecia.  También en la MA Gallery de Tokyo y el Whitney Museum de Nueva York.

Obtuvo reconocimiento mundial tras su curatoría de la Exposición Internacional de Arquitectura de la Bienal de Venecia 2016, titulada Reporting from the Front, curaduría que significó un marcado giro respecto del evento: desde un enfoque en la industria de la arquitectura hacia la investigación y cómo la arquitectura se despliega en nuevos campos de acción, es decir, cómo se puede usar la arquitectura para abordar la escasez de vivienda, migración, barrios marginales urbanos residuos y desastres naturales, entre otros.

 

Sus obras

Algunas de las más destacadas son, en Chile: Lo Barnechea, conjunto de vivienda; Pudahuel, conjunto de vivienda, Santiago; Proyecto para el colegio Verbo Divino, Chicureo; Lo Espejo, conjunto de vivienda, Santiago; Valparaíso, conjunto de vivienda; Conjunto de vivienda Elemental, Antofagasta; remodelación Escuela de Arquitectura de la Universidad Católica, Santiago; Casa Combeau, Pirehueico; Proyecto para el conjunto de vivienda Elemental Valdivia; Torres Siamesas-Centro informático, Universidad Católica, Santiago; Quinta Monroy, ​conjunto de vivienda, Iquique; Proyecto de Sala de Conciertos, Providencia; Museo del vino, Providencia; Proyecto de remodelación de la Capilla El Comendador de la Universidad Católica de Santiago; Facultad de Matemáticas de la Universidad Católica de Chile; Colegio Huelquén Montessori; Viviendas y Centro comunitario en Temuco; proyecto de reconstrucción de edificios públicos de la ciudad de Constitución; Escuela Aurelia Rojas Burgos, La Pintana, Chile; Centro de Innovación Anacleto Angelini, Campus San Joaquín, Universidad Católica de Chile; Facultad de Medicina de la Universidad Católica de Chile; Parque Periurbano, Calama, Chile.

En San Pablo, Casa Dobal Fernandes; y en México, 3000 viviendas para Atlacomulco.

 

Fuentes
www.architecture.com
www.plataformaarquitectura.cl
www.realestatemarket.com.mx
http://arquitectura.uc.cl
www.floornature.es