Edición N° 419 - Marzo 2018

Gloria Cabral: humana, mujer y cambiante

 
  • Obra destacada en la revista The Architectural Review al anunciar las nominaciones a los premios: Arquitecta del Año y Moira Gemmill (al que está nominada Gloria Cabral) Fotografía de Federico Cairoli.

  • Gloria Cabral y el arquitecto suizo trabajando en su proyecto para una capilla de té en Corea del Sur.

  • El 2016 fue un año que marcó un hito en la arquitectura paraguaya. El León de Oro para la mejor participación en la muestra internacional “Reporting from the Front” fue para Gabinete de Arquitectura.

  • Para Gloria, es crucial entender las diferencias para imaginarse un mundo diferente. Aquí en la foto, trabajando en el estudio de Zumthor en Haldenstein, Suiza.

  • Gloria piensa que hay momentos de quiebre, de cambio, y que el de “las mujeres arquitectas” va a ser solo un periodo, hasta el momento en que todos seamos protagonistas. Ella está, sin dudas, abriendo el camino.

  • 1. Obra de Gloria Cabral, socia de Gabinete de Arquitectura con sede en Paraguay. Fotografía de Federico Cairoli 2. Obra de Anna Puigjaner y Maria Charneco, cofundadoras de MAIO Architects con sede en España. Fotografía de José Hevia

  • 3. Obra de Ilze Wolff, cofundadora de Wolff Architects con sede en Sudáfrica 4. Obra de Sook Hee Chun, cofundadora de WISE Architecture con sede en Corea del Sur. Fotografía de Kyung Roh

 

Nominada al Premio Moira Gemmill destinado a talentos emergentes y  equidad en la práctica

Desde Mandu’a felicitamos a la arquitecta Gloria Cabral por su nominación al Premio Moira Gemmill, creado por la prestigiosa revista británica The Architectural Review. ¿Será que lo recibió el 2 de marzo?

Al cierre de nuestra edición, solo nos tocó desearle suerte, aunque ella ya se consideraba muy afortunada al estar entre las cinco nominadas. Pero, ¿quién es Gloria Cabral? Conversamos con ella para conocer su ser, sus motivaciones, sus pensamientos sobre ser mujer en la arquitectura y, por supuesto, sobre esta nominación.

 

¿Quién es Gloria Cabral? Si tuvieras que elegir tres palabras que te definen, ¿cuáles serían?

- “Humana”, entendiendo que uno es humano en el momento en que inicia su relación con los otros igual a uno. A medida que esas relaciones van creciendo, te vas volviendo más y más humana…

Otra palabra podría ser “mujer”… por ahora [risas]. Sí, por ahora es una palabra que me caracteriza, hasta el momento que en que todo llegue a un equilibrio y ya no sea importante recalcar las diferencias.

Y otra palabra podría ser “cambiante”. Muy cambiante, ya cambié las dos primeras palabras… No podría imaginarme mi vida sin el poder seguir transformándome, muchas veces radicalmente, y poder intentar todo el tiempo ser una mejor humana.

 

¿Y esto se traduce en tu ser arquitecta?

- Siempre digo que no soy arquitecta. La arquitectura es mi herramienta. Es una herramienta mágica que tenemos para enfrentarnos a esta sociedad.

A ver… La sociedad en la que vivimos hoy es lo “mejor” que como seres humanos pudimos hacer, esto nos deja a un 60% de nosotros viviendo en condiciones difíciles, y a la mitad viviendo en condiciones miserables. Si visualizamos esto y no entendemos que tenemos que cambiar nuestra manera de construir sociedad, estas cifras van a seguir empeorando…

Para mí las diferentes profesiones, habilidades, trabajos o lo que hacemos en el transcurso de los días son nuestras herramientas para generar esta transformación social profunda. El médico desde la medicina, el biólogo desde la biología, el carpintero desde la madera, etc., etc., etc.

 

¿Y qué te llevó a decidir usar esta herramienta, a ser arquitecta?

- Mi mamá quería estudiar arquitectura, en pleno periodo de dictadura, y su papá era perseguido político. Por eso, al intentar ingresar a la Facultad de Arquitectura, fue imposible por el apellido que llevaba. Después, al poco tiempo de casados viajan con mi papá a São Paulo (donde nazco) y ella aprovecha y empieza sus estudios en decoración de interiores. Desde ese momento, mis juguetes más preciados eran el escalímetro, el rapidograf, la regla T, que lograba robar de las mesas de dibujo… A los 6 años, mi “arte” era cambiar de escala lo que sea… [Risas].

Fui creciendo entre el parque Ibirapuera y la plaza del Masp. Luego, cuando vinimos a Paraguay, me pasaba las mañanas en la planta libre de Reidy [en el Colegio Experimental Paraguay-Brasil, Cepb], pero fue en los primeros años de la facultad que entendí que era un buen camino el que estaba andando.

 

¿Cómo sería tu arquitectura? ¿Se puede decir que “con sentido”?

- Yo creo que una “pertinencia”. Entonces, si es pertinente para construirlo, si es pertinente para materializarlo… ahí para mí tiene sentido.

 

Te escuché en una exposición decir que “lo urbano está para servir a lo humano”. ¿En qué situación está Paraguay? ¿Qué tan lejos o tan cerca de ese ideal?

- A mí me gusta ver a Paraguay o a nuestra ciudad de Asunción de la siguiente manera… Si pienso en su realidad actual y veo con ojos críticos cómo es nuestra ciudad, creo que convierte a la tarea de cambiar mucho más difícil. Porque uno empieza a ver las imposibilidades de hacer las cosas. En cambio, si uno lo que visualiza es todo el potencial que tiene… por cómo es nuestra gente, por lo maravillosa que es nuestra gente, por lo espectacular que es nuestra ciudad, por lo fértil que es nuestra tierra, por todo lo que puede llegar a ser… ¡ahí es otra cosa! Porque sí te podés plantear los cambios, sí podés empezar a imaginar cómo se pueden hacer esos cambios. Y eso yo creo que es un ejercicio diario, no es algo que pueda ser improvisado… un ejercicio de día tras día, de año tras año, poder imaginarse cómo hacer las transformaciones profundas que hay que hacer a nivel urbano en nuestra ciudad.

Nosotros no solamente tenemos nuestro estudio y construimos las obras que proyectamos, sino que también enseñamos en la Universidad Nacional. Desde hace unos años nos toca enseñar diseño urbano; precisamente trabajamos en eso… en imaginar cómo tiene que ser nuestra ciudad, qué tenemos que hacer para cambiar, qué proyectos podríamos intentar para hacer esa transformación.

 

¿Ahora en qué proyectos estás trabajando?

- En la oficina, como hace tiempo no nos pasaba, estamos con muchísimo trabajo, ¡por suerte! Finalizamos una sede bancaria, una galería de arte, y se está terminando de construir un proyecto nuestro en la Fada (Facultad de Arquitectura, Diseño, y Arte). Pero lo que más nos emociona en este momento es que empezamos a trabajar afuera también. Este año, estamos preparando una exposición para la Fundación Cartier en París, para el mes de julio. Al mismo tiempo, como contraste y casi como ironía o como muestra de lo que somos, del cambio que queremos realizar, estamos trabajando en la Villa 31 de Buenos Aires, en tratar de imaginar cómo rehabilitar…

 

Una villa donde hay muchos paraguayos…

- Muchísimos... ¡Imagináte empezar a soñar con los cambios para estos lugares mágicos, que fueron creados a pura voluntad de querer salir adelante! Las conversaciones ya comenzaron y creemos que vamos a tener mucha complicidad de las personas que viven ahí.

 

De los proyectos ya ejecutados, ¿de cuál te sentís más orgullosa y por qué?

- Para mí todas nuestras obras son un solo proyecto. El tiempo va pasando y nos vamos cambiando de localidad, pero siguen siendo la misma obra. Aprendimos en esta lo que utilizaremos en la siguiente. Así que, si tuviera que elegir una (como diría Nicanor Parra), sería la que estamos por hacer.

 

Si es que tuvieras las condiciones, la plata ¿qué proyecto o sueño te gustaría realizar? En Asunción, por ejemplo…

- Simpático es porque una vez me preguntaron: “¿Qué harías si ganases un millón de dólares?” y me quedé así: “Un millón de dólares… ¡No hago nada con un millón de dólares!”. Yo quiero cambiar todo, mejorar nuestra ciudad, la ciudad de todos. Y el grupo de trabajo es gigante, incorpora mucha gente… Para eso el dinero nunca alcanza. Lo primero que tiene que haber es voluntad política, voluntad de que se hagan verdaderos cambios, no pueden ser tibios o de acupuntura, tienen que ser profundos. Y lo segundo, los proyectos. Mientras tanto, los proyectos ya los venimos practicando...

 

Fácil…

¡Solo eso! [Risas].

 

¿Qué es ser mujer en la arquitectura?

- Yo creo que es un tema que tiene mucho protagonismo a nivel mundial en este momento, el hablar de la condición de ser mujer y de las diferencias que uno puede llegar a tener, o las dificultades que uno puede llegar a tener por la simple diferencia de género. Creo que sí es importante que se hagan las denuncias y que se hagan ver todas estas dificultades. Creo que es un momento de cambio, de quiebre, y de que se vea y que se entienda que se tienen que hacer las transformaciones. Pero creo también que no podemos perder la oportunidad de entender que lo más importante de este cambio es solo con el hecho de ver que una persona diferente tiene también diferente maneras de ver el mundo y que en esto están las oportunidades. Si entendemos eso, si vemos como que el mundo se abra al género femenino… En realidad, se está abriendo, no es que el hombre está perdiendo, el hombre está ganando oportunidades de ver el mundo de una manera diferente. Porque mientras más puntos de vista distintos tengamos, más posibilidades de cambio tenemos. Entonces, mientras más inclusivos seamos, mejor. Ahora toca género femenino-masculino, que en realidad hasta está en duda, o sea, no sabemos si es solo femenino-masculino o si somos cientos… categorizar solamente en dos géneros es muy limitado.

Solo para dar un ejemplo, para mí, clarísimo… Podemos estar sentadas discutiendo una vida y yo te digo que lo que veo es un rectángulo y vos me decís que lo que ves es un círculo. Y yo, no. Yo estoy viendo y estoy segura de que es un rectángulo. Es un rectángulo. Y vos me decís “No, yo estoy viendo y es un círculo”. Podemos discutirlo, gritarnos, pelearnos, matarnos y todo defendiendo que lo que vos estás viendo es un círculo realmente. Pero si vos entendés que yo realmente estoy viendo un rectángulo y que tu círculo visto desde otro ángulo se ve rectángulo pero en realidad es un cilindro… Si yo te escucho y vos me escuchás podemos empezar a ver todos los cilindros que no fueron vistos hasta ahora e imaginarnos un mundo diferente a partir de eso.

 

Pero vos no encontraste barreras…

- A mí me gusta más hablar de todas las puertas que se abrieron, en lugar de barreras. Barreras… yo creo que todo el mundo de cierta manera tiene sus barreras y muchos se las construyen también. Por supuesto, miles de dificultades en el camino, pero no creo que sea muy diferente a las que hace una década o más, los obreros, hace 50 años los de razas diferentes o hace 20 los arquitectos de América del Sur. Arquitectos como Solano, Iglesia, Bucci, Aravena, entre muchos otros, eran la categoría “arquitectos sudacas”, y ellos vuelven la arquitectura que geográficamente estaba ubicada en el sur del planeta, una arquitectura del mundo.

Creo que hay momentos de quiebre, momentos de cambio y que el de “las mujeres arquitectas” va a ser solo un periodo, hasta ser vistas, que decante, hasta el momento en que todos seamos protagonistas.

 

Hablaste de varios arquitectos, supongo que son tu influencia o por lo menos un modelo. ¿Tenés alguna que sea mujer arquitecta que hayas tomado como modelo?

- No solo arquitectas sino artistas en general. Para mí, el trabajo de Lina Bo Bardi es increíble… el Sesc Pompéia es uno de los lugares que más me emocionan. Y en literatura, Gioconda Belli, Elena Poniatowska son novelistas que me conmueven muchísimo. Natalia Lafourcade me llena “hasta la raíz”. Y así, no solamente en arquitectura, en varias disciplinas hay ejemplos así que me enamoro, me quedo con ellas, leo todo lo que hay de ellas y me conmueven sus historias. Pero también, no solamente ellas, sino las historias de las mujeres que me rodean. El poder conocer las dificultades y todo lo que las mujeres que me rodean fueron viviendo, para mí es algo que me fortalece… Porque sus sufrimientos y alegrías las hago mías.

 

Qué les dirías a las jóvenes…

- A los jóvenes en general yo les diría, primero, que todos somos responsables de los cambios que son necesarios. Muchas veces esa responsabilidad se visualiza como una carga, casi como una culpa y tratamos de evadirla. Pero, si empezamos a ver esa responsabilidad como algo posible, creo que todos, entre todos, podemos hacer los cambios que sean necesarios. Que todos seamos feministas. Eso va a hacer que podamos construir un lugar mejor para todos.

Me gusta mucho cómo plantea Alejandro Jodorowski (cineasta, escritor, director, psicomago) lo siguiente: la esquizofrenia no es una enfermedad, la esquizofrenia es una oportunidad… Porque si entendemos que en el cerebro de alguien que tiene esquizofrenia se hacen conexiones diferentes a las que se hacen en las otras personas que no tienen, que se conecta parte de su cerebro diferente a las otras, en realidad ahí hay una oportunidad. Y si vemos a las personas que tienen ese diagnóstico como un potencial, como algo que en realidad puede alimentar a lo que somos, ahí empieza el cambio. Lo mismo va para todas las diferencias.

 

Ahora conversemos sobre el premio… ¿Cómo fue la postulación?

- The Arquitectural Review es una revista que ya nos publicó [al Gabinete de Arquitectura, del que es socia] en ediciones pasadas y contactaron conmigo para saber que obras teníamos para publicarlas. Cuando me escribieron yo estaba en Londres, así que fui a tener una reunión con una de las coeditoras y ahí me contó que querían nominarme para una de las dos categorías de premios que otorgan (el de arquitectas emergentes menores de 45 años). El otro premio que promueven es para las que tienen más trayectoria.

 

¿Entonces ellos te postularon?

- Sí, lo lindo es que es una nominación.

 

¿Qué sentiste cuando recibiste la notificación?

- Nosotros no hacemos lo que hacemos para recibir premios, lo hacemos porque creemos que es lo mejor que podemos dar desde lo que somos. Entonces, ¡las nominaciones de este tipo son siempre un regalo! Algo inesperado que nos llena de alegría. Obviamente, también tienen su carga de responsabilidad.

 

¿Conocés el trabajo de las otras nominadas?

- Somos cinco, dos de ellas trabajan en el mismo estudio, conozco sus trabajos, claro, y las admiro mucho,… y les tengo miedo [risas].

 

¿Cómo es el proceso? ¿Vas a ir a Londres?

- Ya enviamos el material que va a ser publicado en el mes de marzo en la revista y el 1 de ese mes tengo que estar allá para tener entrevistas con el jurado. Después, el 2, en una ceremonia, se darán los resultados. Lo que me emociona es que a este viaje no voy sola, me acompaña mi mamá, la llevo conmigo. A mi papá lo llevo la próxima, este es viaje de chicas… [Risas].

 

Marzo es el mes de las mujeres…

- ¡Exactamente! [Risas].

 

Una vez allá…

- Tengo una presentación y debo responder las preguntas que el jurado me quiera hacer. Y al día siguiente ya sale el resultado; esto, creo yo, es más como una confirmación basados en el trabajo que ya tienen.

 

Además, es para menores de 45 y tenés todavía mucho…

[Risas]. Todavía tengo para rato… pero sí, sí tengo…

 

En el caso que ganes ¿en qué creés que puede influir en tu carrera?

- No tengo idea. No me hago expectativas de ese tipo. [Risas].

 

Pero sin dudas te llevará a nuevas experiencias, como en el caso del Programa de la Rolex.

- Sí, la Rolex Foundation tiene un programa que se llama “Mentor y protegido” que se hace desde el año 2002. Inicialmente eran, creo, cinco disciplinas, ahora son siete. Este año se agrega una más, van a ser ocho disciplinas en total. Ellos eligen de todo el mundo, también es una nominación, también te llega una invitación. 1100 artistas nominados ya fueron hasta este momento, hoy hay 50 protegidos…

 

Y sos una de esos 50 y la única paraguaya…

- Por ahora… ¡porque vamos a hacer que miren para acá!

Me tocó compartir –un año de ir y venir a Haldenstein (Suiza)– con Peter Zumthor y fue precioso. Pero lo más lindo es que no termina ahí la experiencia. Yo tengo todavía la invitación de continuar el proyecto que estábamos haciendo durante ese año, que era una casa, una capilla de té en Corea del Sur. Aparte de eso, cada dos años la Fundación tiene un cierre de clausura de estos eventos. Es un fin de semana de arte en donde se hace una muestra del trabajo de cada uno de los protegidos de ese año. Pero somos invitados todos los anteriores. Justo ahora, el miércoles 7 (de febrero), llegué de Berlín. Tuvimos una reunión con los 150 artistas invitados, en total 550 invitados especiales a todos los eventos. Y parte de este mismo programa, que cada año se mejora un poco, ahora es que también tienen fondos para invertir en trabajos que quieran hacer los protegidos entre ellos.

 

Por eso este premio, igual aunque no ganes (que creo que vas a ganar)…

- [Risas]. Vamos a cruzar los dedos… Ojalá más gente acá se entere porque para mí es muy importante… no el hecho de que todo el mundo sepa, no, sino que mucha gente esté pensando en que salga todo bien en ese momento y que muchos de nosotros estemos pensando en que me vaya bien. Para mí sería el mayor premio…

 

Igual, el irte y estar con las otras…

- La arquitectura es una disciplina que se hace mejor entre todos, así que todo intercambio siempre es enriquecedor.

 

Gracias, Gloria ¡y mucha suerte!

- ¡Gracias! Sí. ¡Crucemos los dedos… que se unan los astros! ¡Todo junto! [Risas].

 

Texto: Rebeca González Garcete

Foto de apertura de la entrevista y tapa: Berenice Gómez

 

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