Edición N° 400 - Agosto 2016

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Por qué Cartes no será reelecto

Horacio Cartes no quiere hablar del tema y dice que la reelección no le interesa. Creo que miente y que eso estuvo en su diario íntimo -sobre el que hay tantos memes- desde el primer día. Por eso, cada tanto, aparece alguien que lo desmiente a medias, pues al final, el jefe es él. Ahora, el ministro Diógenes Martínez fue tajante: “No quiere él seguramente, pero nosotros, los que creemos en él, creemos que él debe ser reelecto”.

En esto de la reelección presidencial, prefiero la sinceridad de Diógenes a las mentiras de los abogados que juntaron miles de firmas solicitando que se inicie el proceso de reforma constitucional. Dicen que hay que modificar el Consejo de la Magistratura y el Jurado de Enjuiciamiento de Magistrados, que hay que definir la inamovilidad de los magistrados, la autonomía del Ministerio Público y el rol de la Defensa Pública. ¡Mentiras! Es un blablablá que apela a argumentos con los que todos estamos de acuerdo, pero que disfraza la única, verdadera y vergonzante razón de tamaño esfuerzo gremial: la reelección de Horacio Cartes. Es un plan político destinado al fracaso, como todos los intentos previos.

Los constituyentes de 1992, razonablemente asustados de la experiencia de las décadas previas, prohibieron la reelección. Pusieron que el presidente de la República durará “cinco años improrrogables en su mandato”. En el mismo artículo sobreactuaron su negativa, fueron redundantes: “No podrán ser reelectos, en ningún caso”. Lo de “ningún caso” no era un exceso, en Paraguay hay que legislar hasta lo absurdo. Entonces, para que haya reelección hay que tocar la Constitución. Y eso, en la historia de las naciones, nunca es una cuestión menor. Menos, si es para beneficiar a un solo personaje.

Por eso los constituyentes impusieron trámites engorrosos para la enmienda o la reforma. Se necesitan dos tercios de cada Cámara para que se inicie el proceso. Son 54 votos en Diputados y 30 votos de Senadores. Este es el momento en el cual ya no importan los argumentos, sino los votos. Este es el momento en el que estamos. Una parte de los colorados podrían votar a favor de la necesidad de la reforma constitucional. Sobre todo porque, además de Cartes, Nicanor se beneficiaría de rebote. Y también la izquierda que, sin Fernando Lugo, volvería a encontrarse con las áridas cifras electorales de Carrillo y Meyer. Quedan los liberales, los que menos utilidad propia sacan de la posibilidad de reelección. Pero los menos confiables a la hora de los votos. Igual, creo que primará el sentido común colectivo y se darán cuenta los parlamentarios de que la república no merece tanto daño institucional para una gestión tan pobre.

 

Alfredo Boccia

UH

09.07.16

 

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