Edición N° 391 - Noviembre 2015

Lo mejor que leímos

 

Sentatas y “chetos”

 

Me sorprendió que una coordinadora de supervisores de Central, funcionaria del Ministerio de Educación y Cultura, tenga pensamientos clasistas.

Decir que los estudiantes del sector privado no conocen lo que reclaman y que no se justifica que pidan boleto estudiantil porque la mayoría no utiliza el colectivo es reprochable.

La lectura de la opinión vertida por la coordinadora tiene un sesgo separatista. Los pobres por un lado, los ricos por otro, y ¿los del medio?, los que no son tan pobres ni tan ricos ¿qué?, ¿no somos todos iguales, por lo menos en la Constitución y para el Estado?

Que los estudiantes del sector privado (la mayoría de clase media, no todos son ricos) se muestren preocupados por la situación de la educación en el país, por las precariedades que soportan sus compatriotas de la misma edad, es un gran avance, es un paso importantísimo hacia el pensamiento solidario, apartado de egoísmos y del común yo primero y que los demás se jodan.

Pese a que esta coordinadora, aparentemente, está concienciando para crear en los jóvenes del sector público animadversión hacia sus pares del sector privado, porque son “chetos y no saben lo que quieren”, los estudiantes nos están mostrando que no son indolentes a lo que les rodea, a lo que les afecta a jóvenes como ellos que no tienen las mismas oportunidades.

Ellos saben muy bien que su compañero de al lado, cuyos padres están haciendo un esfuerzo supremo para pagar la cuota del colegio también viaja en colectivo, pero es discriminado por el Estado porque por pagar su educación supuestamente no necesita boleto ni almuerzo.

Los beneficios que refieren a la accesibilidad, cuidado y formación de los jóvenes no deberían ser segmentados. En un Estado ideal todos deberían tener las mismas oportunidades. Si algunos tienen más y no precisan del apoyo del Estado, con la práctica del pensamiento solidario estos van a ceder su derecho a otros que lo precisen más. Pero en ningún momento debemos perder de vista que los “chetos” también tienen derechos.

Cuando dejemos de lado la discriminación podremos avanzar hacia una sociedad más justa y el primer paso lo están dando los jóvenes del sector privado, involucrándose en las necesidades generales de los estudiantes, mucho más allá de sus ombligos.

 

Jazmín Ruiz

Abc

06.09.15

 

 

 

 

“Los que pagan para llegar, llegan a robar” 

 

“… pero lo que nunca van a poder comprar es la confianza de la

ciudadanía y esa es la diferencia, tener principios y no tener precio”

 

Sergio Fajardo, gobernador del departamento de Antioquia y ex alcalde de Medellín (Colombia), alerta sobre el peligro que significa la corrupción para una sociedad.

 “Corruptos y violentos nos arrodillan, no les interesa que soñemos, no les interesa que estudiemos porque la educación nos hace libres. Su poder es sembrar miedo. No lo podemos olvidar: educación es igual a libertad, libertad para soñar, para salir adelante, para no estar bajo el poder de corruptos y violentos que tanto daño le han hecho a nuestra sociedad.

Antioquia la más educada es la expresión que identifica nuestro Plan de Desarrollo. Es el camino que vamos a seguir en estos cuatro años para liderar la transformación de Antioquia. Es la concreción del proyecto político que empezamos 12 años atrás, cuando iniciamos en Medellín nuestro movimiento ‘Compromiso ciudadano’. Es la respuesta a la confianza que hemos construido durante estos años, ratificada en las urnas por cerca de un millón de personas que ven en esta propuesta la esperanza de Antioquia.

Antioquia la más educada enfrenta y avanza en la solución de los tres problemas que señalamos como centrales para la transformación de nuestra sociedad. En primer lugar las desigualdades sociales profundas que tenemos, tanto entre las personas como entre las regiones que componen nuestro departamento. En segundo lugar está la violencia que nos ha estremecido en Antioquia por varias décadas, con irrecuperables costos en vidas, bienestar y oportunidades y, finalmente, en tercer lugar, la Cultura de la ilegalidad que ha crecido sin parangón, permeando los cimientos de muchas de nuestras instituciones. La corrupción, en particular, es el capítulo más visible de la ilegalidad en la administración pública. Como señalé en otro lugar: Hoy la corrupción es una empresa criminal, tanto o más difícil de combatir que las guerrillas o las bandas criminales; a quien tiene precio se lo encuentran. Su poder por supuesto, el poder de los corruptos es el dinero y el engaño, es la forma cómo actúan en todos los momentos, esas son las cañerías en las que se mueven.

Ahora, como llega la corrupción a lo público, a través de las elecciones, los que pagan para llegar llegan a robar, de eso no tenga la menor duda y a quien tiene precio se lo encuentran y son capaces de comprar medios, testaferros, matones de todo tipo: verbales, físicos, de todas las formas posibles, cortinas de humo, todo lo tienen y a quien, repito, al que tiene precio se lo encuentran y lo compran y lo ponen en función de su proyecto. Esa es la tarea que están haciendo permanentemente. Llegan al poder, llegan a robar, se mueven bajo una premisa que es fatal, yo la he denominado la trampa más tenebrosa de la corrupción y es que roben pero que hagan obras. Eso una aceptación de la cultura de la ilegalidad de la comunidad, comunidad impotente ante una corrupción que quieren ponernos como forma de vida permanente. Repito, esa es la trampa más mortal de todo lo que tiene que ver con la corrupción: que roben pero que hagan obras. Esa es una fatalidad de la sociedad que termina perpetuando la ilegalidad.

Los corruptos se mueven en las cañerías, por supuesto que el proyecto de la corrupción no es acabar con la corrupción, el proyecto es que todos quedemos iguales, que todos estén en las cañerías para que huelan igual, para que se expresen igual, y de esas cañerías se disfrazan, salen, participan, actúan, todo ese tipo de cosas buscando romper lo que nunca van a tener, porque el punto fundamental de la transformación de nuestra sociedad pasa por la política, de eso no tengamos la menor duda.

Los políticos toman las decisiones más importantes de una sociedad y tenemos que cambiar la política para hacer la conducción de lo público de una manera diferente.

Personas valiosas hay en todos los partidos, personas que no tienen precio hay en muchas partes pero el reto que tienen en ese mundo de la corrupción es que todos estén en la cañería y tratar de romper lo que nunca van a poder tener, que se llama confianza.

Líderes compran, compran votos, están comprando en todos los espacios de la sociedad pero lo que nunca van a poder comprar es la confianza de la ciudadanía y esa es la diferencia, tener principios y no tener precio. Es un reto grande y ese es el reto que está en juego en esta campaña política y permanentemente, porque siempre van a querer que la política no cambie porque ese es el poder de ellos, esa es la corrupción, la empresa criminal más difícil de combatir que tiene nuestra sociedad, más difícil que las guerrillas y más difícil que las bandas criminales.

 

 

 

Fuente

https://www.youtube.com/watch?v=GVOt8wXvCt4

 

 

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