Edición N° 410 - Junio 2017

Musa, fruto de una pasión

 

Se inauguró en el 2013 pero desde hace mucho tiempo vive en el imaginario y sentimiento de arquitecto, diseñador industrial y coleccionista -como también se califica- de todo lo que tiene que ver con el diseño, hasta que logró juntar esos objetos en un edificio -hecho por él- al que llamó Museo de Sillas Asunción-Guarda de diseño, Musa, una  infraestructura “apoyada en cuatro patios de agua que le dan luz y oxígeno. Podría decir una fuente, pero me gusta más patio de agua”, nos explicó Jorge Jury, su director general, quien llegó a Asunción, desde su Mar del Plata natal, hace 42 años por un ofrecimiento laboral, hacer viviendas prefabricadas, y se enamoró de la ciudad.

Es propietario de la firma Silday,  de diseño, una empresa al servicio de profesionales con una trayectoria de 38 años en el mercado nacional, y “el museo es una responsabilidad de Silday” cuyo local albergó por mucho tiempo los distintos objetos que rescataba de las calles, los compraba en el mercado de pulgas o en casas de empeño, y los acercados por quienes consideraron que esos objetos estarían mejor allí que arrumbados en un patio o en un galpón muriendo sin saber que detrás suyo hay una historia de vida. 

Cuando le comentamos el motivo de nuestra visita, el qué, el cómo, el cuándo y el por qué de esta aventura, dijo: “Yo soy uno de los tantos inmigrantes de este país; hace 42 años que llegué y cuando inmigra uno se lleva todos sus valores; yo siempre he sido un coleccionista y como arquitecto y diseñador industrial obsesivo por el diseño, empecé a juntar objetos, todo lo que tuviera alguna connotación de diseño, el común denominador era el diseño, inclusive algunos por ser malos como tal y como ejemplo de lo que no es. Como soy diseñador industrial y fabrico lo que diseño llegó un momento que había diseñado tantas cosas que tenía los showrooms de Silday -la empresa madre que generó la expresión cultural que es el Museo de Sillas Asunción-  llenos de esos objetos. Llegaba la gente y los quería comprar, ‘eso no se vende’, les decía, ¡claro! era un sillón del siglo XIX, 1893.

 

¿Qué clase de objetos diseñaba y fabricaba?

- Objetos, muebles, interiorismo, todo lo que tuviera que ver con el diseño, a moda y textil no me he dedicado, pero lo demás, todo. En realidad yo nunca supe diferenciar entre mi trabajo y lo que me gustaba, la verdad es que creo que yo nunca trabajé porque siempre hice lo que quise no lo que la gente quería, entonces para mí, trabajar es un placer porque hago lo que siempre quise hacer. Así, empecé a juntar cosas, por ejemplo, veo un sillón en la calle, paro el auto, lo subo y lo rehabilito, más aún si esos objetos tienen valores estéticos e históricos. Hasta que vinieron los vendedores y me preguntaron si iba a ser solo coleccionista o íbamos a vender muebles. Tenían razón, porque yo a su vez, de algo tengo que vivir y generar los recursos para atender esta pasión, pero yo era feliz, tapado de cosas pero era feliz.

Señalando una silla sobre una mesa nos comenta que es una “ayuda memoria porque la voy arreglando de a poquito, pero si la saco de ahí ya deja de molestarme y no la voy a terminar de arreglar nunca…”.

 

- Y en ese lugar tiene su misión…

- Así es, tiene su misión ahí. Todo iba bien hasta que el vecino puso un cartelito de se vende. Yo ya tenía dos terrenos acá de 12 metros de frente cada uno. Y pensé ‘qué pondrán ahí al lado’. Entonces hablé con mis hijos, porque mi generación es democrática por convicción, y ellos me dijeron que estaba loco que para qué quería ese terreno, más sobre Artigas que era el fin del mundo, que era una porquería… De esto hace diez años. Traté de convencerlos de otra manera. Hice un rápido bosquejo, como soy arquitecto y diseñador,  y dije ya está. Como necesitaba un amplio estacionamiento, los salones comerciales, arriba hago un departamento para cada uno y otro para mí. La contestación fue terrible, ‘vivir contigo, cerca tuyo, por favor. Estás delirante papá’. Ahí es cuando me dije voy a hacer un museo, voy a sacar todos los objetos que están invadiendo el sector comercial y los voy a poner en un lugar y de tal manera que cada uno se sienta mejor, que no se sientan tan agredidos como están ahora. Hice los firuletes que hacemos los apasionados cuando queremos algo, negocié la forma de pago de varias maneras, me quedé con el terreno e hice el Museo que tardó un tiempo en materializarse, pero aquí está. Hoy tengo 72 años y es una de las cosas que más placer me da, porque está vivo, late. Recién se acaba de ir un grupo de 60 chicos de colegios que recorrieron el lugar y han visto una película. Porque armé un cine, donde hablamos  de los diseñadores, de la biografía de los pintores, de toda aquella gente que se ha movido por la pasión, no por la necesidad

 

¿Y tiene que ver con lo que es el diseño de muebles?

- Tiene que ver con todo lo que es diseño. Si se piensa en Miguel Ángel, que fue capaz de hacer el David y luego una iglesia, que cultivó por igual la pintura, la escultura y la arquitectura, con resultados extraordinarios en cada una de estas facetas artísticas, llega un momento en que se conjuga todo. El 29 de marzo hubo una exposición de un gran amigo primero y diseñador paraguayo Pedro Barrail  que tuvo el gusto de enviar a su hija a estudiar diseño de joyas a Estados Unidos y diseñó joyas con la impronta de la cultura guaraní las que también fueron exhibidas y fue todo un éxito, por encima de todo lo que yo pensé. Esto es cultura que se toca, que se vive y que alguien que va a estudiar a Nueva York, vuelva y nos diseñe y fabrique joyas con impronta cultural guaraní es maravilloso. Se vendieron todas y también los muebles. En ese caso el Museo no participa en nada, todo es de los que de alguna manera comparten nuestra pasión, nuestro aporte es con el de exhibición. Nos regalaron aire acondicionado, nos pintaron, porque todo esto -son más de 1000m2- necesita mantenimiento.

 

¿Y cómo se mantiene?

Además de brindar los espacios de exhibición, me valgo de bonos profesionales  que me compra la gente amiga, tengo socios patrocinadores que todos los meses aportan 250 mil guaraníes y con eso pago a la gerenta que tengo y arriba del edificio, vamos a habilitar un cartel giratorio para publicidad, con el objetivo de generar recursos para crecer, porque todo lo que está acá lo compré yo.

En estos momentos empresa y museo tienen cada uno su espacio, aunque no del todo porque el Museo aún invade el territorio comercial, porque no hay espacio que alcance con tantos objetos para exhibir. Para hacer el montaje de la muestra de muebles y joyas hemos amontonado las cosas. Estoy pensando alquilar un piso para depósito porque hoy día el Museo ocupa casi el 50 por ciento de lo que tiene, en exhibición. Hay  mucha gente que dona o simplemente trae para se exhiban los objetos de diseño particulares, que no son solo sillas, son antiguas máquinas de escribir, de coser, de calcular, son objetos maravillosos.

 

¿Por qué un museo para la silla, porqué la silla específicamente?

- Una gran pregunta. Quino, un gran filósofo argentino una vez se refirió a la importancia de la silla y dibujó doce alternativas para usarla. De todas las que uno se pueda imaginar. La última es subirse a una ponerse una soga al cuelo y patear la silla. Porqué la silla. Yo no lo sabía. Lo fui descubriendo, como muchas cosas en mi vida. Cuando entré a la facultad temblaba de miedo, miedo a equivocarme por la responsabilidad, todo eso que tiene mi generación encima. A las dos horas miré para arriba, no sé por qué porque no creo en nada, pero mire para arriba y dije “me saque la lotería, esto es lo que yo quise hacer  siempre”. Eso me pasó con la silla. Yo descubrí que en su estructura, en su morfología nos cuenta qué es lo que estaba pasando en el momento en que fue fabricada. Aparte, en todas las actividades del ser humano, en todas, hay un asiento. Y para colmo, la tocamos, nos sentamos, nos relajamos, hablamos en silencio con ella y es un testigo de todo lo que está sucediendo, no dice nunca nada. Entonces empecé a estudiar,  porque esto hay que estudiar todos los días, y vi que la silla está en todos lados. Uno empieza a retroceder y descubre que la primera silla fue una piedra, era una silla sin respaldo, era una banqueta. A propósito de esto le cuento una anécdota. Una clienta fue a la India y compró de todo, entre ese de todo, tres piedras, que obviamente las trajo. Como yo le estaba haciendo trabajos en su casa, las vi y le dije que eran hermosas. Me dice que me siente sobre ellas y lo hice. Me cuenta entonces que eran el asiento de un escultor: tenían la forma exacta para colocar las nalgas y no sentir que se estaba sobre una piedra. Pero a la vista no se reconocía la forma.

Si hacemos una retrospectiva, nos encontramos con Thonet (Michael), un genio que dijo cómo era posible que para hacer una silla había que tardar entre dos y tres meses. Thonet es el padre del diseño industrial, fue quien hizo la que mucha gente llama silla veneciana. Acá se puede ver una de las colecciones más importantes de esas sillas, no digo la más importante de la región para no ser peyorativo. Ese señor vio que la gente se sentaba en una banca. Basta ver las películas ambientadas desde 1850 para atrás, estaban las sillas Luis 15, Chippendale, Luis 16, todos los Luises, las cortes imperiales de Francia, pero el pueblo se sentaba en una banqueta, quien tenía suerte, y pensó que era una barbaridad, que había que diseñar algo para que todo el mundo pueda sentarse, y lo logró. Cuando empezó a trabajar, en los primeros diez años exportó cinco millones de sillas a todo el mundo, porque se dio cuenta -mientras diseñaba- que podía meter diez sillas en una cajita y mandarla a que las armara quien lo recibiera, y también, que las patas no tenían que ser todas diferentes, que podía diseñar diez sillas distintas pero con las mismas patas. ¿Qué descubría? El diseño industrial, la racionalización. Había obreros que hacían solo patas, otros, solo respaldo, como lo que es hoy la industria automotriz. Y desde Alemania, Austria después, llenó de sillas el mundo. En los cuadros de Monet, Toulouse Lautrec, qué se ve, la silla de Thonet. Por todo esto dije, la silla es el objetivo. Y soy tan loco que tengo una silla colgada del cuello.

 

Pero también tiene otros objetos ¿por qué los incluye?

- Estoy descubriendo. Soy de los que se levanta a la mañana y se dice que si no aprendí hoy me empecé a morir y no me quiero morir, por tanto, investigo todo, soy insoportable, mis hijos me dicen hacéla corta viejo, te preguntamos una cosa tan simple y mira todo lo que nos estás diciendo. Por ejemplo, descubrí que en los frascos de los perfumes está la historia de un diseño industrial. Debo tener alrededor de 150 de ellos. Los voy recolectando de todos aquellos que quieren tirarlos, voy al mercado de las pulgas compro de a dos o tres, lo voy haciendo porque quiero hacer una exposición entre la silla y el frasco.

 

¿Y en cuanto a las máquinas de calcular, de escribir, de coser?

- Es un rescate que hago. Veo tirada una máquina de escribir, de calcular, las recojo, las voy arreglando despacito y después la exhibo como un ejemplo de diseño. Cuando ve esos objetos se pregunta cuando se diseñó qué silla usaba quien la operaba. Y cuando encuentra la silla dice ¡qué maravilla! se parecen, no la morfología pero sí en los tonos en los colores. Y mejor que no hablen ¿no?

En cuanto a la máquina de coser, es un homenaje a todas las mujeres del mundo que hicieron su revolución industrial con ella. Tengo una New Yorker que la encontré en una casa de compra venta, debajo de una cama. Me dijeron que si quería solo el pie le sacaba la máquina en sí misma, yo cuando veo eso lloro porque es criminal. En ella tenemos el ejemplo maravilloso de diseño gráfico, el Art Deco se pelea con Art Nouveau, y no se pueden desprender de la cultura extranjera y aparece una letra inglesa en una maquina hecha en Estados Unidos.  En el cajoncito que traen todos estos tipos de máquina -que no se podía abrir pero con paciencia lo logré sin dañarlo- encontré un tesoro, un par de lentes y unos accesorios de la máquina que serían para bordar o algo así.

También rescaté un Martin Fierro de 1897, un original, de entre un montón de papeles y un libro de historia argentina de después de la Guerra del 70. Pero eso no hace parte del Museo, aunque es una forma de describir como llego a él.

 

Todos los objetos usted los ensambla con la silla…

- En realidad lo que ensambla es la historia y el diseño. A mí me gusta el diseño y todo lo que tenga diseño lo atesoro, después le regalo a mis hijos… 

 

¿Alguno de ellos lo acompaña?

- Es mi fracaso, ninguno quiere saber, es mas están preocupados porque no saben lo que van a hacer cuando yo falte, es toda una frustración. Un día fui al Ministerio de cultura y les pregunté cómo podemos hacer para que done el Museo, yo dono toda la colección y ustedes ayudan con el alquiler, y me respondieron que no tenían rubro, que debería donar con edificio incluido. Pero eso no puedo hacer, sería estafar a mis hijos porque ese inmueble es de ellos. 

 

¿Silla es el nombre de un mueble en particular o es genérico?

- Es la primera pregunta que recibo en una entrevista que me va a hacer estudiar, no sé pero puedo imaginarme. Creo que silla es todo aquellos que sirve para desarrollar una actividad, por ejemplo, comer, estudiar, descansar, pero que tenga respaldo, cuando esa silla empieza a crecer pasa a ser silloncito, sillón hasta llegar al sofá, pero en realidad no se la respuesta, la debo.

Al finalizar la charla, hicimos el recorrido, en realidad somero, por la planta baja y el primer piso, para los otros dos no nos dio el tiempo. Vimos reproducciones de silla de los grandes arquitectos. “Son casi todas reproducciones, por los costos aunque hay algunas originales. Esto es una pasión. La silla es el desafío de todo arquitecto. Tengo sillas de Carlos Colombino que hizo una versión de la silla Red and Blue (diseñada en 1917 por Gerrit Rietveld), que no es ni uno ni otro porque no está en colores, de Ricardo Migliorisi. De un camionero que trajo una silla hecha por él mismo con requechos. Es que las sillas no están solamente por diseño, también porque tienen una connotación histórica. También una silla de peluquero fabricada en la Argentina en la Segunda Guerra Mundial, propiedad del padre de una señora que vive en Valencia y que por teléfono nos comentó que el papá fue peluquero de la embajada americana, que cortaba el pelo a los marines y que un día le cortó a uno muy especial ya que fue, con el tiempo, el primer hombre que pisó la luna: Neil Armstrong. Luego su padre falleció y la embajada devolvió la silla a la familia. La encontré tirada en el patio, en estado deplorable”. 

También se exhibían reposeras para tomar sol, semejantes a las que se vio en la película Titanic, “aunque estas son de un barco alemán”. Sillones americanos del siglo XVIII, con esterillas. “Estados Unidos fue colonizado por los ingleses, esto (señalando el objeto) es un sillón americano pero fabricado bajo estas grandes corrientes creyentes que invadieron el país, como los cuáqueros, etc., que crearon sus propios diseños los cuales  pasaron a la historia y hoy están en todos los libros de diseño”.

Pupitres de un colegio de Santa Fe, sillas del Teatro Municipal, originales y reproducciones, pintados a mano, diseños de Liliana Hadad y filipinos, sillas con asiento de fibras de caranday, una goma de auto que al sentarse da la sensación de que tiene un amortiguador, diseños, reciclajes y reinterpretación del  arquitecto Jury.

Como la idea es que “esto se mueva, invitamos a los colegios a que traigan a sus alumnos a conocer el Museo. La primera motivación es que descubran la palaba diseño. Además del recorrido y que luego nos cuenten su experiencia sobre lo que han visto, les pasamos películas, de la Guerra de la Triple Alianza, la vida de Picasso, sobre temas que tienen que ver con la cultura y el diseño. Ahora firmamos un convenio con el Touring y Automóvil Club Paraguayo que nos provee de un colectivo para traer y llevar a los chicos. Además, aquí tienen lugar muchos diseñadores que no tienen otros espacios donde exponer sus trabajos, también para cursos, talleres”. 

¡Qué les vamos a contar!, hay que visitar esa expresión cultural. Solo viendo uno puede tener la dimensión real de lo que es esta aventura cultural emprendida por el arquitecto Jury.  Nosotros solo tenemos dos palabas para definirla: monumental labor.

Cerrando el recorrido y la charla, el arquitecto Jury expresó: “Me gustaría que trasmitas la necesidad que tenemos de colaboración y ayuda y no me refiero a nada material. Siempre hay algo para hacer y alimentar este Museo y siempre hay alguien que nos puede dar una mano en la gestión. Éste, como todos los museos, necesita de la colaboración. No es un SOS, no es un pedido de auxilio, es pedido de apoyo, porque a veces me siento muy solo en esto. Y también me gustaría que la comunidad se involucre. Por ejemplo, si se tiene que hacer un evento, que se haga aquí, que paguen lo mismo que en cualquier otro sitio, pero que se haga aquí. Que el Museo sea un captador de toda esa energía y toda esa cantidad de necesidades que están flotando y no se usa porque alquilan un restaurante o cualquier otro. Y eso nos ayuda a sobrevivir”.

Desde las páginas de Mandu’a, exhortamos a las instituciones gubernamentales, privadas, a personas nominales, empresas, etc. a brindar apoyo a este emprendimiento cultural, que no se diluya en el tiempo y quede solo como un recuerdo, que extiendan su mano para que este siga creciendo y brindando un “pedacito” de cultura y de historia.

 

Visitando el Musa

Este espacio creado con el objetivo de generar cultura en diseño y apoyar el trabajo de diseñadores locales y que busca coleccionar, conservar, exhibir, difundir y fomentar las diferentes expresiones del diseño, tomando como excusa la silla y su evolución en la historia del diseño industrial, alberga también otros objetos.

En más de 800 m2, el Musa abriga a tres salas de exposiciones permanentes, dos salas de exposiciones temporales para eventos relacionados al diseño regional, un centro de documentación junto con auditorio para cursos, conferencias y exhibiciones de películas.

Esas salas albergan más de 400 piezas que susurran momentos históricos, lugares, anécdotas en las fueron concebidas y sobre las personas y musa inspiró cada diseño.

Además, brinda visitas guiadas a convenir con 24 horas de antelación, las que pueden ser también en inglés y portugués.

El museo está abierto al público en general de lunes a sábados de 8 a 12 y de 13 a 17 en la avenida Artigas casi Juana Pabla Carrillo (a una cuadra del Jardín Botánico).

Este espacio fue posible con el apoyo de la Secretaría Nacional de Cultura, la Facultad de Arquitectura, Diseño y Arte de la Universidad Nacional, la Asociación de Diseñadores del Paraguay, Silday (espacio de diseño) y de los amigos de Musa que a través de donaciones han hecho posible concretar este sueño.

 

Lo que veremos

En el primer piso se encuentran la Colección Pioneros del diseño - 1910 a 1920 que constituye una de las más relevantes del Musa pues reúne piezas icónicas de Michael Thonet, Charles Mackintosh, Antoni Gaudí, Frank Lloyd Wright y de comunidad Shaker que marcaron con su impronta los inicios del diseño industrial. El diseño de sillas en el siglo XX viene marcado por la influencia que ejercieron en los primeros años los grandes pioneros que no sólo cambiaron para siempre la estética del mundo que nos rodea, sino que también aportaron una nueva forma de entender el estilo de vida de la sociedad de la época.

La Colección Rietveld & Hoffmann - 1910 a 1920. Josef Hoffmann, arquitecto y diseñador austriaco, pionero del Art Nouveau vienés, participó de la Secesión Vienesa y de la Deutscher Werkbund. Fue uno de los pioneros del diseño funcional. Su estilo se caracterizaba por el afecto a los diseños geométricos y el uso incesante del cuadrado lo que encaminó su obra hacia la depuración formal de los racionalistas. Al igual que Adolf Loas y Otto Wagner diseñó mobiliario para Thonet.

Gerrit Rietveld, carpintero, diseñador y arquitecto nacido en Holanda, cuya obra  estuvo asociada con la corriente neoplasticista De Stijl fundada en 1917. En 1918 diseñó la Red & Blue influenciado por el movimiento De Stijl, al que entró a formar parte en 1919. En cada uno de sus muebles, expresa una declaración de intenciones, transmitiendo al mismo tiempo una de las evidencias más significativas del nuevo concepto de espacio arquitectónico. Líneas y superficies se encuentran en cada ángulo, sin junturas. El resultado es la creación de una síntesis mágica entre el diseño del objeto y el propio espacio.

La Colección Silla&Oficio, que nos acerca a través de la silla a los antiguos oficios y al mobiliario de almacenes y despachos que por el avance de las tecnologías han caído en desuso. Entre las piezas más interesantes de esta colección tenemos la silla del barbero característica de finales de siglo XIX, la del médico para examinar, de la segunda posguerra, la del odontólogo, de la década del cuarenta, junto con las primeras sillas giratorias de los antiguos despachos y grandes almacenes surgidos después de la segunda revolución industrial.

La Colección Sillas de la Corte. Recién en el siglo XVI Europa marcaría las directrices en la evolución de las artes decorativas en general y en el diseño de la silla en particular, objeto que incorporó las principales características de cada periodo. Francia e Inglaterra son los países que ejercen mayor influencia en el diseño de mobiliario. Algunos de los ejemplos más significativos que ejercieron los gobernantes en Francia fue el reinado de los “Luises” y posteriormente con el estilo imperio, bajo la figura de Napoleón Bonaparte. Durante el mandato de Luis XV, al irrumpir el estilo Rococó francés, se recuperó la noción de silla como soporte para el cuerpo que permitía mantener una postura relajada. En Inglaterra surge el primer estilo decorativo que se conoce bajo el nombre “Chippendale”, el artista que lo creó. Su innovación fue la introducción de un nuevo concepto que consideraba las estancias de la casa como un todo donde todos los elementos debían que relacionarse y complementarse, concepto que adoptaría la Bauhaus como signo de modernidad.

La Colección Paraguay Siglos XX & XXI que pretende reunir piezas de diversos diseñadores del país y hoy se compone de piezas realizadas en Silday-espacio de diseño, por encargo de sus clientes o como resultado de búsquedas de un diseño con connotaciones locales. Sin embargo el objetivo principal de esta colección es nuclear a los diseñadores locales a fin de potenciar o fortalecer el diseño nacional a nivel regional e internacional. En este sentido el Musa está abierto a  recibir en esta colección a todos los diseñadores reconocidos y emergentes en nuestro medio.

 

Segundo piso

Aquí se encuentran la Colección Arquitectos del Movimiento Moderno 1920/1930.

Esa década supone la eclosión de la tendencia iniciada a principios de siglo: los arquitectos se convierten en los principales renovadores del diseño de mobiliario, utilizando las sillas como campo de experimentación donde plasmar en pequeña escala sus ideales arquitectónicos. Destaca especialmente en estos años la ideología establecida por la Bauhaus, impulsora del Movimiento Moderno, cuya influencia en el diseño ha perdurado hasta a actualidad.

Sus exponentes son Le Corbusier, reconocido internacionalmente como uno de los arquitectos más influyentes del siglo XX y cuya concepción de una es la de “una máquina para vivir”, un producto industrial que debe incluir mobiliario funcional. Siguiendo estos postulados diseñó en colaboración con su primo Pierre Jeanneret y la arquitecta y diseñadora francesa Charlotte Perriand, una serie de piezas de mobiliario basada en el acero tubular, que proyectaban una estética racionalista.

Eileen Gray Moray, nacida en Irlanda, fue una diseñadora de muebles, arquitecta y una de las figuras más relevantes del movimiento moderno en Francia. Entró en el mundo del diseño de mobiliario e interiores a partir de su estudio de la técnica del lacado en la que alcanzó un dominio que la dio a conocer, en los círculos artísticos del París de principios de siglo.

Marcel Breuer, arquitecto y diseñador industrial húngaro, estudió en la Bauhaus, donde catalizaron las ideas estéticas más importantes del movimiento moderno. En 1925, cuando la Bauhaus se trasladó a Dessau (originalmente estuvo en Weimar, Alemania),  Breuer diseñó su primera silla de metal tubular, la B3 o “Wassily”. El uso de este innovador material le vino inspirado por una bicicleta Adler (fábrica alemana que entre 1900 y 1941, construyó maquinas de escribir, bicicletas, motocicletas y automóviles) que había adquirido.

Mies van der Rohe, arquitecto y diseñador industrial nacido en Alemania, dirigió la escuela Bauhaus entre 1930 y 1933, año en que fue cerrada. Una de sus obras más emblemáticas es el Pabellón Alemán en la Exposición Universal de Barcelona en 1929, considerado como la quinta esencia de la abstracción espacial en arquitectura y que dio lugar a la silla Barcelona, una de las más famosas del siglo. Tan sencilla en apariencia como opulenta en realidad, moderna pese a inspirarse en la sella curulis de los antiguos magistrados romanos, la Barcelona es un objeto muy refinado, fue concebida para el trono temporal de Alfonso XIII durante la ceremonia inaugural de la exposición. Mies van der Rohe también investigó las posibilidades que ofrecían las estructuras de las sillas en voladizo. La creación de la silla Brno, en 1930, lo acredita como el primero en desarrollar una versión verdaderamente funcional de la silla en voladizo con estructura de acero.

Charlotte Perriand, diseñadora, fotógrafa y activista francesa, quien pugnaba no sólo por cambiar el mundo a través de las formas, sino también por mejorar sus condiciones sociales de vida. Egresada de la Escuela de Artes decorativas de París, a los 24 años ya formaba parte del reconocido estudio parisino de Le Corbusier y Pierre Jeanneret con quienes colaboró durante diez años en el diseño de muebles hechos de metal o muebles tubulares.

El Grupo Austral, un colectivo de arquitectos argentinos que ejerció una gran influencia en el panorama de la arquitectura y el diseño latinoamericanos a partir de los años 30, tanto a través de sus obras y diseños como por sus publicaciones. La butaca BKF-Butterfly, obra de Antonio Bonet,  Juan Kurchan y Jorge Ferrari Hardoy (cuyas iniciales dieron el nombre a este diseño), colaboradores ocasionales de Le Corbusier durante su estancia en la Argentina, es todo un teorema del proyecto modernista. Condensaron en una simple silla todas las teorías que los europeos se afanaban en formalizar en un intrincado axioma intelectual. Sin duda inspirados por la Tripolina, asiento plegable de campaña con estructura de madera y cubierta de lona que utilizaba el ejército inglés, la interpretan a su manera alcanzando un perfecto equilibrio entre acero y piel. Es considerada una de las piezas del diseño industrial modernista más destacadas, principalmente por su síntesis constructiva, libertad funcional, forma contemporánea y atemporal, además de ser el producto de diseño argentino más conocido en el mundo y un ícono de la modernidad.

La Colección Diseño Orgánico / 1930 – 1950.

Surgió en los años 30 una nueva sensibilidad defendida por un grupo de diseñadores  y arquitectos escandinavos, que lanzaron un reto a las formas severas e impersonales del Movimiento Moderno, sustituyéndolas por otras más suaves y poniendo una atención especial a los materiales naturales y a las formas orgánicas.

El nombre más influyente de esta nueva corriente estética, conocida como Diseño Orgánico Escandinavo es el arquitecto y diseñador finlandés Alvar Aalto, uno de los máximos impulsores de la utilización de la madera contrachapada en la fabricación de muebles, reconocido por sus diseños de sillas pensadas para adaptarse al cuerpo humano.

Siguiendo los pasos del diseño escandinavo, y especialmente de Alvar Aalto, el matrimonio Charles y Ray Eames trabajó en los Estados Unidos con nuevas técnicas para moldear la madera contrachapada, que suponen un antes y un después en la historia del diseño americano.

Charles Eames colaboró en numerosos proyectos, junto con Saarinen y George Nelson, estableciendo las bases de un lenguaje genuinamente americano. Así, finalizada la Segunda Guerra Mundial los diseñadores americanos empezaron a crear una estética propia, alejándose de la enorme influencia que Europa había ejercido hasta ese momento.

Eero Saarinen, Finlandia 1910-Estados Unidos 1961. Nació en Helsinki, su pasión por la escultura marcó su carrera corno arquitecto y diseñador de muebles. Su faceta de diseñador de muebles está íntimamente ligada con Charles Eames, con quien colaboró en varios proyectos de sillas. Compartían su pasión por la ergonomía y una inclinación por la utilización de los nuevos metales como la madera contrachapada y el plástico. A principios de los años cincuenta, rehace el concepto de silla apoyando la misma sobre un pedestal. Encontró la solución con una silla que semejaba una copa de vino de tallo alto: la famosa tulip chair que además de aportar una sensación de ligereza, muestra una ingeniosa estructura formal. Una “escultura” que refleja su empeño por alejarse de las ideas preconcebidas.

Ricardo Blanco,  Argentina, 1940. Doctor de la UBA, área Diseño industrial, presidente de la Academia Nacional de Bellas Artes y profesor emérito en la Fadu/UBA. Se destaca la participación en la creación de la carrera de Diseño Industrial y su dirección durante 20 años, así como la creación de las carreras de posgrado Diseño de Mobiliario y Diseño de Productos para la Arquitectura, siendo director de ambas. Miembro de la Comisión de doctorado en Ciencias del Diseño en la Universidad de Córdoba.  Realizó el equipamiento de la Biblioteca Nacional, de hospitales y escuelas municipales. Ha publicado “Sillopatía”, también editado en Italia, “La Silla, ese objeto del diseño”, “Cátedra Blanco, 20 años”, “Crónicas del diseño industrial argentino” y el capítulo “Diseño industrial en Argentina” para la “Historia general del Arte en Argentina”, Anba, diseño industrial argentino (2012).

Arne Jacobsen, Dinamarca 1902-1971. Fue un arquitecto y diseñador industrial reconocido especialmente por sus diseños de muebles y objetos; gran parte de su interés surgió debido a la influencia de Charles y Ray Eames, cuyo trabajo le sirvió de inspiración para la creación, en 1951, de su primer éxito: la silla apilable Ant, realizada en una sola pieza moldeada de madera contrachapada, con tres delgadas patas de acero. A ésta le siguió el modelo 3107, que se ha convertido en una de sus sillas más imitadas.

Charles & Ray Eames. Charles, Estados Unidos 1907-1978 y Ray, Estados Unidos 1912-1988.  Charles Eames fue un arquitecto, diseñador industrial y director de cine estadounidense y junto con su esposa Ray Bernice Alexandra Kaiser son responsables de numerosos diseños convertidos en clásicos del siglo XX. Con su objetivo, “obtener lo máximo de lo mejor para el mayor número de personas por lo mínimo”, crearon con éxito trabajos muy innovadores que ejemplificaban los ideales imperecederos del buen diseño. En 1945 los Eames diseñaron una serie de muebles de madera contrachapada moldeada. Mediante un sistema de componentes tipificados e intercambiables. Estas revolucionarias sillas fueron los primeros muebles con elementos de vaciado compuesto que verdaderamente se fabricaron en serie.

Harry Bertoia, Italia 1915-Estados Unidos 1978. Pintor y escultor italiano,  reconocido más bien por su faceta de diseñador industrial en los Estados Unidos, carrera a la que se dedicó alentado por la confianza de la empresa Knoll en sus diseños. De esta relación surgieron las sillas realizadas en malla de acero que se han convertido en iconos del diseño Moderno.  Bertoia concebía sus sillas de acero corno si fueran esculturas. Según sus palabras “si miras esas sillas te darás cuenta de que están hechas esencialmente de aire, igual como en la escultura, el espacio pasa justo a través de ellas... una vez que te das cuenta, las sillas son como estudios de espacio, forma y metal”. Sus sillas permanecen como sus trabajos más conocidos, percibiéndose corno esculturas funcionales creadas para sostener el cuerpo confortablemente sombre el suelo.

 

Tercer piso

Aquí se puede disfrutar de la Colección Diseño Escandinavo & POP/1950 a 1970

Esos años se definen por una actividad frenética en todos los campos, impulsada por el crecimiento económico y la vertiginosa evolución de la tecnología, que revolucionará el campo del mobiliario. Los nuevos materiales, especialmente el plástico y el polipropileno, permitirán darle forma a cualquier idea. Como reacción frente a los muebles fríos e impersonales del Movimiento Moderno se van perfilando nuevas manifestaciones estéticas que supusieron una autentica renovación; desde la calidad y artesanales formas del diseño escandinavo, con diseñadores como Arne Jacobsen o Poul Kjaerholm, hasta la explosión del Pop Art cuya estética pretendía reflejar la frescura y la ironía de la cultura popular mediante una intensa paleta de colores y la utilización de nuevos materiales, especialmente el versátil plástico, convirtiéndose en símbolo del crecimiento económico en los años 60. Bajo estos postulados se produjeron mobiliarios desechables y con alto contenido lúdico, con un diseño que partía de la estética propia de las viñetas del cómic. Al mismo tiempo, la llegada del hombre a la luna supuso una notable fuente de inspiración, que generó una iconografía de estilo futurista, que aun hoy, muchos de los muebles diseñados en aquella época parecen más vanguardistas que los que se hacen actualmente.

La Colección Europa & América Siglos XX-XXI

En los setenta se recuperan formas de expresión individualistas e irracionales que muestran un cansancio respecto de la homogeneidad del funcionalismo. Se articula así el movimiento postmodernista que supone la culminación del desafío iniciado por el Pop a la austeridad y la tiranía del denominado buen diseño impuesto por el Movimiento Moderno. El posmodernismo, con epicentro en Italia, surgió como parte de un cambio general en el diseño que pasó de centrarse en la solución de problemas y la mejora de productos a basarse en la relación con el mundo de la imaginación, las ideas, del humor y del estímulo visual. Así, aparecen Archizoom y Studio Alchimia y su continuación con las propuestas del Grupo Memphis (movimiento de arquitectura y diseño industrial con mucha influencia de los años 1980) cuyo objetivo era crear interiores estimulantes, desde una perspectiva irónica y lúdica. Si bien, y aunque el grupo ejerció una gran influencia en una definición de un nuevo lenguaje en el diseño, su anarquía estilística convivió con las tendencias o estilos opuestos que le han sobrevivido, con el high-tech (alta tecnología), la geometría y la austeridad del minimalismo con una creciente preocupación por la ergonomía y la ecología, y el descubrimiento de la estética del movimiento moderno. Es así que las sillas de finales de siglo XX e inicios de siglo XXI reflejan una variedad de estilos favorecidos por la búsqueda del individualismo y la pluralidad con la experimentación de diseñadores influenciados por el posmodernismo corno Philippe Starck, Ron Arad o la reedición de los clásicos del diseño cuyos valores siguen aún vigentes.

 

Cuarto piso

Este espacio contiene la colección Histórica, que se halla conformada por sillas que hacen al quehacer histórico nacional. Constituyen parte de ésta, las sillas coloniales que son parecidas o similares a las sillas españolas características del siglo XVIII con cuatro patas rectas, chambranas sencillas, asiento rectangular y respaldo no muy grande enmarcado por montantes rectos cuyos asientos son de bastidor y se tapizan en cuero. Generalmente los montantes de los respaldos de estas sillas terminan en ménsulas invertidas, siendo así la silla colonial un mueble simple y austero teniendo corno único elemento ornamental el repujado del cuero o el calado del panel central del respaldo.

También forman parte de esta colección, las sillas enanas o de patas cortas de influencia árabe, bastante corrientes en áreas rurales, generalmente utilizadas en las cocinas, exclusivamente por mujeres.

También conforman esta colección, de forma más modesta, el apyká criollo o banqueta baja de carácter mestizo y sus variantes locales.

Finalmente hay que destacar como producto del rescate urbano y de restauraciones en esta colección se hallan una butaca del Teatro Nacional con base de hierro fundido y dos butacas del antiguo y desaparecido cine teatro Granados.

La Colección Nativa, que reúne piezas de los nativos del Paraguay llamadas apyká. Si bien hay que aclarar que muchas de ellas son expresión contemporánea de los antiguos apyká.

La Colección Anécdotas del diseño local, que reúne piezas que se realizan en nuestro medio y que generalmente no tienen autor conocido pero hacen al imaginario colectivo local. En esta colección se busca rescatar el diseño que surge de forma anónima con características artesanales ya que muchos de ellos han sido manufacturados localmente de generación en generación.

A esta colección también pertenece la “silla cable” que a nivel local ha tenido mil variantes y hoy es infaltable en los hogares paraguayos.

También es importante rescatar las experimentaciones a nivel local de materiales, y en este caso de las fibras naturales. Hay que destacar que si bien los diseños de estas sillas son riquísimos, no responden a estudios de diseño, adquieren valor al pertenecer al imaginario popular.

 

Cine Musa

Una de las actividades que desarrolla el Museo de la Silla es la exhibición de películas que hacen alusión al arte en general y al diseño en particular. 

La actividad se inició con títulos como Testa Argentino, El misterio de Picasso, Eames: El arquitecto y la pintora, Van Gogh / Mane), La Maquina de Habitar de Lecorbusier, Paris-Los Locos años 20, y Rem Koolhaas y la arquitectura moderna, exhibidos en los meses de marzo, abril y mayo.

 

El programa a partir de junio

13.06: El Manantial. Película estadounidense basada en la novela del mismo nombre, de la escritora Ayn Rand. Trata la historia de Howard Roark, un joven arquitecto que decide luchar solo contra el convencionalismo social.

27.6:  Rembrandt. Pintor y grabador neerlandés, considerado uno de los grandes maestros barrocos.

11.07: Amancio Williams (2013). Arquitecto argentino, perteneciente al Movimiento Moderno Argentino.          

25.07: Bauhaus un mito. Escuela de arte, diseño, artesanía y arquitectura, desarrollada en la primera mitad del siglo XX, fundada por Walter Gropius.   

08.08: El impacto de lo nuevo, problemas en Utopía

22.08: Salvador Dalí - Biografía              

05.09: El Hombre de al lado

19.09: Da Vinci y su código de vida                               

03.10: Luis Barragán-Retrato Intimo / Elogio a la Luz-Alvaro Siza

17.10: La verdadera historia de la Torre Eiffel                  

31.10: El arte de construir (Frank Lloyd Wright)    

14.11: Apuntes de Frank Gehry                         

28.11: El Pintor y su obra-Vasili Vasílievich Kandinsky

12.12: El viaje de un hijo