« Volver al detalle


Año XXXVI - N° 421 - Mayo 2018

Editorial

 

Ineludibles desafíos del nuevo Gobierno

La tarea esencial de todo gobierno que se precie es buscar un mayor bienestar para todos los que viven en su territorio, ceñido a sus normas y compartiendo los avatares propios de la vida de una Nación. Buscar el bien común es su tarea ineludible.

Con frecuencia suele creerse que el Gobierno es solo el Poder Ejecutivo. La Constitución, sin embargo, en su artículo 3 señala de manera inequívoca que “el Gobierno es ejercido por los poderes Legislativo, Ejecutivo y Judicial en un sistema de interdependencia, equilibrio, coordinación y recíproco control”.

Desde esa perspectiva es claro que son los tres poderes del Estado los que gobiernan la República desde sus respectivos ámbitos y con sus responsabilidades y áreas específicas.

En este periodo de gobierno hay tareas muy concretas que están en sus manos. Algunas son propias de la coyuntura que se presenta y otras forman parte de un bagaje cada vez más abultado de deuda histórica que se ha ido acumulando en casi 30 años de experiencia democrática.

La reforma de la Constitución de 1992 es una tarea pendiente que ha venido causando no pocos dolores de cabeza al país en diversos pasajes de las más de dos décadas posteriores a la caída de la dictadura. Si bien su eje más polémico y controvertido es la reelección presidencial, son varios los puntos que requieren una revisión y una reformulación atendiendo a que la experiencia acumulada en algunas áreas -lo vinculado a la administración de Justicia y su conexión directa con la clase política del Parlamento y del Poder Ejecutivo, por ejemplo- ha sido lo suficientemente aleccionadora como para ameritar un cambio de timón.

El 2019 tiene que ser el año de una Convención Nacional Constituyente que trabaje sobre propuestas que tienen que ser elaboradas desde ahora en la búsqueda del consenso, de ser posible. La responsabilidad es tan grande que no debiera dejar lugar a las improvisaciones, tratando de garantizar la mayor participación ciudadana posible.

Otro aspecto no menos relevante para el futuro de nuestro país y para la reescritura de la historia, respecto al vil pacto de la dictadura para permitir que Brasil se adueñe en la práctica de modo casi gratuito de la energía producida por la represa de la que somos copropietarios, es la renegociación del Tratado de Itaipú en el 2023.

No puede volver a repetirse la perversa entrega de soberanía sobre un bien que tuvo que haber sido el principal motor de aceleración del desarrollo nacional. Si aun siendo tan poco favorable para nosotros, desde la década de 1970, comenzó un proceso de transformación del país, sus alcances hubieran sido de proyecciones mucho más significativas si hubiera habido equidad en los beneficios recibidos por parte del Paraguay.

El nuevo Gobierno tendrá que estructurar una estrategia, conformar un equipo de trabajo compuesto por expertos paraguayos -sin importar de qué bando político sean porque el interés de la Nación está primero- y extranjeros que permitan firmar un nuevo acuerdo que salve la injusticia sobrellevada hasta hoy.

Hay otras áreas que constituyen llagas lacerantes que requieren y reclaman respuestas eficaces y urgentes. Bastará citar algunos de los problemas más críticos para tener una idea de lo que hay que enfrentar de una buena vez.

La lucha global contra la corrupción en todos los ámbitos de la Administración Pública tendrá que ser una tarea prioritaria. Es algo que la ciudadanía reclama a gritos.

La seguridad es un punto que precisa abordaje inmediato. La que atañe a la protección diaria de los ciudadanos que se mueven en la calle y la que se refiere al llamado Ejército del Pueblo Paraguayo (EPP), el narcotráfico y la narcopolítica, los asaltos, y otras formas de delincuencia, para lo cual saneamiento de la Policía Nacional no puede esperar.

El real mejoramiento de la educación y la salud públicas, así como la creación de fuentes de trabajo, son asuntos de vital trascendencia. Esto dentro de un espectro de realidad más amplio que abarca la lucha contra la pobreza. Hay que dejar de lado el asistencialismo improductivo para plantear programas que estimulen la capacitación, el trabajo y el salario digno.

Estos son unos pocos de los desafíos más relevantes que espera al nuevo Gobierno. El control y la presión de los ciudadanos serán fundamentales para que los gobernantes se vean obligados a dar respuestas a las necesidades de nuestro sufrido pueblo.

Y como esta edición entró a imprenta antes de las elecciones nacionales, esperemos que el resultado de la misma no sea, para la mayoría, como lo de la Selección Paraguaya, mera acumulación de experiencias.

 
 

Revista