Edición N° 408 - Abril 2017

RCR, un trío para el Pritzker

 
  • Bodegas Bell-Lloc. Una hacienda vitivinícola ubicada en Palamós, Gerona. Gracias al acero y las piedras se logra un aspecto subterráneo.

  • Vista al río del pabellón de baño del Estadio de Atletismo Tussols-Basil en Olot

  • Pabellón de baño del Estadio de Atletismo Tussols-Basil en Olot

  • Pista del Estadio de Atletismo

  • La pista del Estadio se implanta en un claro de bosque de roble albar.

  • Exterior del restaurante Enigma, en Barcelona.

  • Interior de la cocina del restaurante Enigma.

  • Carpa Les Cols, donde según sus autores “se evocará la vida al aire libre, la comida campestre con la familia y los amigos”.

  • Fachada del restaurante Les Cols, en Girona.

  • Mediateca Waalse Krok en Gante, Bélgica.

  • Fachada del Crematorio de Hofheide en Bélgica.

  • El Petit Comte Kindergarten en Besalú, Girona.

  • Interior de la guardería Els Colors en Manlleu, Barcelona

  • Museo de Soulages, consagrado al artista Pierre Soulages en Rodez, Francia

  • Facultad de Ciencias Jurídicas de Girona.

  • Biblioteca Sant Antoni-Juan Oliver en Barcelona.

  • Edificio Plaza Europa en Hospitalet de Llobregat.

  • Cocina del centro de arte y diseño La Cuisine, situado en el castillo de Nègrepelisse, una fortaleza del siglo XIII rehabilitada por RCR.

  • La rehabilitada fortaleza donde se ubica el centro de arte y diseño La Cuisine, en Francia.

  • Interior de la Casa entremuros en Olot.

  • La Casa entremuros es el hogar del arquitecto Ramón Vilalta y su hija.

  • Casa Mirador en Olot, inspirada en el proyecto de la Casa Resor de Mies van der Rohe.

  • Centro cultural en Riudaura, Girona

  • Casa M-Lidia en Montagut, Girona, una de sus primeras obras.

  • Espacio público Teatro La Lira en Ripoll, Girona.

  • Parque de La Arboleda

  • Parque de La Arboleda, espacio público equipado, en un punto estratégico de acceso a la ciudad de Begur, Girona.

 

Para quedarse en Olot, de donde son originarios Rafael Aranda, Carme Pigem y Ramón Villalta, el trío de arquitectos españoles comprometidos con el lugar y su narrativa y quienes enfatizan en sus proyectos el uso del color, la transparencia y la luz, ganadores del prestigioso galardón al que se equipara con el Nobel del mundo de la Arquitectura

Lo anunció en Chicago en marzo pasado el presidente de la Fundación Hyatt, Tom Pritzker, patrocinadora del preciado galardón.

“Ya está, ya está, ya está...”. (1962) está eufórica. Pero se expresa con contención.

Fue ella la que respondió al teléfono que anunciaba el premio. “Lo creí, porque con estas cosas no se bromea”, dice, pero desde entonces ha vivido con miedo a que se le escapase.

Reporteros de The New York Times o la CNN han llegado hasta Olot (Girona), donde ella y sus dos socios -su marido,  Ramón Vilalta (1960) y Rafael Aranda (1961)- llevan casi tres décadas dedicándose a la arquitectura con una devoción casi religiosa.

Por eso la celebración del Pritzker con sus 30 empleados en la antigua fundición que es hoy su estudio tiene algo de liturgia.

“Es una gran alegría y una gran responsabilidad. “Estamos encantados que este año tres profesionales, que trabajamos cercanamente juntos en todo lo que hacemos, seamos reconocidos”, expresó Carme Pigem.

Es la primera vez que el premio lo obtiene un estudio catalán y que lo reciben, al tiempo, tres personas. Y es la segunda vez que recae en una firma española, después de que Rafael Moneo lo conquistara en 1996. RCR, despacho fundado en 1988, ve reconocida así su labor, con todos los honores, en el olimpo de la arquitectura contemporánea.

“El respeto por lo existente y la proyección de futuro, la convivencia entre lo local y lo universal” es lo que ha visto en sus trabajos un jurado preocupado por un mundo en el que lo genérico está arrasando lo particular.

La estrecha colaboración entre los tres proyectistas, la importancia de la artesanía frente a la industria y la búsqueda de la universalidad desde el cuidado de las raíces es lo que premia el Pritzker 2017 al reconocer a este trío cosmopolita y de pueblo que desde que coincidiera en la Escuela de Arquitectura de Barcelona, apostó por diseñar a seis manos.

Los nuevos ganadores tienen claro qué otro arquitecto lo merecería: “Sin duda Enric Miralles“, contestan sin pestañear.

El jurado apreció en RCR, su “compromiso con el lugar y su narrativa”. También la manera en que su obra “armoniza la materialidad con la transparencia, entre el exterior y el interior”, logrando “una arquitectura emotiva y experimental”.

Según Glenn Murcutt, presidente del jurado de este año, los arquitectos “Han demostrado que la unidad de un material puede otorgarle increíble fuerza y simplicidad a un edificio”.

Aunque varios dúos se han hecho con el premio -Herzog & de Meuron o Sejima y Nishizawa- esta es la primera vez que el galardón reconoce a tres arquitectos, subrayando así el componente colectivo de la disciplina. También es la primera vez que Rafael, Carme y Ramón son distinguidos en conjunto y la segunda vez -después de Rafael Moneo en 1996- que se honra a arquitectos provenientes desde España.

La decisión de sentarse juntos llegó cuando, con 24 años, regresaban de su primer viaje a Japón. “En el avión dibujamos la mesa de cerezo que hemos compartido durante 30 años”, señala Aranda. Si el trabajo en equipo salió de la escuela y el paisaje de su infancia en la comarca de La Garrotxa, lo que les descubrió su senda arquitectónica fue ese viaje.

En Japón aprendieron la importancia de diseñar el camino para llegar a los sitios. “Es fundamental ir encontrando la arquitectura, evitar que te asalte. Retrasar el encuentro multiplica las sensaciones y convierte un edificio en un descubrimiento”, explica de nuevo Vilalta.

 

Naturaleza

En ese camino -hasta el edificio- radica la importancia que este estudio ha concedido siempre al paisaje. Tal vez por eso una de sus primeras obras, el Estadio Tussols-Basil de Olot sea una pista de atletismo singular salpicada por los árboles que llegaron antes que la pista.

Más allá de la tierra y la vegetación, también las personas han definido la arquitectura de RCR. “Las casas han sido nuestro laboratorio”, admite Carme Pigem. Sus primeros logros fueron casas extraordinarias para gente corriente, viviendas de vanguardia para un herrero, un carpintero o una peluquera del pueblo. Su vocación perfeccionista ha hecho que les persiguiera la leyenda de que obligaban a firmar contratos que impedían modificar sus obras. Ellos lo desmienten: “A lo que obligamos es a construir bien, luego el tiempo puede intervenir. No para tapar, para sumar. Cuando la arquitectura tiene consistencia, lo admite todo”, indica Vilalta.

Habían rediseñado medio Olot cuando, con mucha cautela, decidieron comenzar a trabajar fuera de su comarca. En el parvulario El Petit Comte de Besalú ensayaron una arquitectura más industrializada que también desarrollaron en las escuelas francesas de Font Romeu. En las Bodegas Bell-Loc de Palamós enterraron el edificio y en la plaza-puente-teatro de Ripoll urdieron una tipología triple que parece que siempre estuvo allí.

En el 2009, la muestra del pintor francés vivo más cotizado se convirtió en la más vista en la historia del Pompidou. Para entonces, el propio Pierre Soulages ya había encargado a RCR el diseño del Museo al que dejará su legado en Rodez, no lejos de Olot, pero al otro lado de los Pirineos. RCR exporta su idea de una arquitectura arraigada y cuidada, lista para ser devorada por el mundo con proyectos como el Centro de Arte La Cuisine en Nègrepelisse o el edificio de apartamentos que acaban de concluir en Dubái, “tomándonos todo el tiempo que precisa construirlo bien”, puntualiza Pigem.

Los autores del flamante y rompedor restaurante Enigma de Albert Adrià en Barcelona fueron, mucho antes, los diseñadores del Les Cols, de nuevo en Olot: “Entre huertos y gallinas por primera vez tuvimos que plantearnos cómo hablar a lo que ya existía”. Decidieron hacerlo de tú a tú: sin alterar el lugar pero dirigiéndose a él con voz propia.

El nombre de la chef Fina Puigdevall va asociado desde entonces al de estos tres arquitectos. Juntos dejaron claro cómo la vanguardia y la alta cocina deben convivir con la agricultura y el kilómetro cero. Algunos maestros modernos descubrieron cómo viajar por el mundo lleva a recuperar las raíces.

RCR defiende lo contrario: son las raíces lo esencial para poder volar. En la otra parte del planeta, precisamente en Japón, en el Palacio Akasaka de Tokio, será donde el próximo 20 de mayo Carme Pigem, Ramón Vilalta y Rafael Aranda recojan, finalmente, su Premio Pritzker.

 

Materiales

“La clave de la arquitectura -dice Ramón Vilalta- es que dé algo positivo a las personas. No nos interesan los problemas de la forma. Preferimos hablar de la arquitectura como de una experiencia espacial. Al proyectar intentamos atender no sólo las necesidades de cobijo, sino poder dar también una parte espiritual, que va más allá”.

De acuerdo con el jurado calificador, “sus obras cumplen admirable y poéticamente con las exigencias tradicionales de la arquitectura; la belleza física y espacial, la funcionalidad y la artesanía, pero lo que las distingue es el enfoque que crea edificios y lugares que son locales y universales al mismo tiempo”.

Su estilo se caracteriza por enfatizar “la materialidad y las técnicas constructivas, haciendo uso del color, la transparencia y la luz”.

Las oficinas de RCR Arquitectes se ubican en Olot, Girona, al noreste de España, ciudad en la que nacieron los tres arquitectos ganadores.

De ellos también destacan su “resistencia al llamado de la metrópoli en favor de permanecer estrechamente conectado a sus raíces”.

Tom Pritzker, declaró: “El jurado ha seleccionado tres arquitectos que han trabajado colaborativamente por casi tres décadas, Aranda, Pigem y Vilalta han creado un impacto en la disciplina que va más allá de su área inmediata. Su trabajo va del espacio público al privado, a espacios para la cultura e instituciones educativas, y su habilidad para relacionar intensamente el medioambiental especifico a cada localización es el testamento a su proceso y su profunda integridad”.

El trío de arquitectos han trabajado en conjunto como RCR Arquitectes desde 1988; un año antes se graduaron simultáneamente de la carrera de arquitectura en la Etsav, la Escuela de Arquitectura en Valles (EscolaTècnica Superior d’Arquitectura del Vallès).

Aranda, Pigem, y Vilalta han pasado sus respectivas carreras desarrollando proyectos con un profundo enfoque e influencia local; la gran mayoría de su obra construida se encuentra en Europa, en particular en la península ibérica y España. En ese contexto, han buscado evocar una identidad universal empleando una paleta de materiales que incluye el acero y el plástico reciclado.

El jurado cree que los arquitectos premiados “nos ayudan a ver, de una manera bella y poética, que la respuesta a la pregunta no es ‘una u otra’ y que podemos, al menos en la arquitectura, aspirar a tener ambas cosas: nuestras raíces firmemente en el lugar y nuestros brazos extendidos hacia el resto del mundo”.

En una conversación exclusiva con ArchDaily, Aranda, Pigem y Vilalta afirmaron que “al estar aislados no nos hemos distraído con los problemas profesionales, con envidias. No hemos perdido el tiempo en críticas. Desde ese punto de vista ha sido muy bueno estar aislados. Cuando te distraes menos puedes profundizar con mayor tranquilidad”.

En el 2013 crearon la Fundación RCR Bunka, con el fin de “apoyar la arquitectura, el paisaje, las artes, y la cultura en la sociedad”.

Entre otras, han participado en exhibiciones incluyendo el III Salon International de l’Architecture de Paris, en 1990, y en la Bienal de Venecia de Arquitectura (en los años 2000, 2002, 2006, 2008, 2012, 2014, 2016). Recibieron el Premio Nacional de Cultura en Arquitectura, otorgado por el gobierno catalán; el Chevalier de l’Ordre des Arts et des Lettres en Francia, en dos ocasiones; Han sido nombrados miembros de honor del Instituto Americano de Arquitectura (AIA) “por su significante contribución en la arquitectura y la sociedad”; se les otorgó el International Fellowship del Royal Institute of British Architects (RIBA); y fueron premiados con la Medalla de Oro por la Académie d’Architecture francesa.

 

Las razones del premio

El proceso que han desarrollado es una verdadera colaboración en la que ninguna parte ni la totalidad de un proyecto pueden atribuirse a un solo socio. Su enfoque creativo es una mezcla constante de ideas y un diálogo continuo.

Todas sus obras tienen un fuerte sentido del lugar y están fuertemente conectadas con el paisaje circundante. Esta conexión proviene de la comprensión -de la historia, la topografía natural, las costumbres y las culturas, entre otras cosas- y de la observación y la experimentación de la luz, la sombra, los colores y las estaciones. La ubicación de los edificios, la elección de los materiales y las geometrías utilizadas siempre tienen por objeto resaltar las condiciones naturales para llevarlas al edificio.

La Bodega Bell-Lloc se trata sobre la tierra donde crece la uva, las frescas bodegas oscuras necesarias para el envejecimiento del vino, y el color y el peso de la tierra. El uso extensivo del acero reciclado fusiona el edificio con la tierra y las aberturas entre los listones de acero permiten el ingreso indirecto de la luz.

El proyecto La Marquesina, un comedor al aire libre y espacio para eventos en el restaurante Les Cols en Olot, es otro ejemplo de la fusión entre el paisaje y los materiales modernos mínimos, logrando crear un lugar útil y popular. Algunos han dicho que les recuerda aquellos lugares para comidas campestres con familiares y amigos. El espacio encaja en un valle esculpido en el paisaje por los arquitectos. Las fuertes paredes de piedra volcánica soportan un techo de polímero ligero y transparente, para protegerlo de la lluvia y el sol. Los muebles y las persianas verticales que pueden subdividir el espacio, son también de plástico transparente, lo que pone el énfasis en la comida, las fiestas y el entorno natural.

En otras obras, como su propia oficina -una antigua fundición construida a principios del siglo XX-, la yuxtaposición entre el pasado y el presente se realiza de manera más reflexiva, clara y respetuosa. Así como el exterior y el interior están estrechamente entrelazados en sus obras, también lo están lo nuevo y lo viejo. Todo el edificio industrial original que podía mantenerse, se dejó tal cual cómo estaba. Al agregar nuevos elementos sólo cuando es necesario, y al utilizar materiales contrastantes, los arquitectos demuestran su amor por la tradición y la innovación. El edificio resultante, denominado Laboratorio Barberí, se compone de espacios variados, flexibles y altamente funcionales. A pesar de que Rafael Aranda, Carme Pigem y Ramón Vilalta tienen un profundo sentido y conocimiento de la historia, utilizan materiales y técnicas modernas para crear espacios que no podrían haber sido creados antes.

Comunidad es otra palabra que viene a la mente al hablar de la obra de Aranda, Pigem y Vilalta. Tanto en el luminoso y colorido jardín infantil El Petit Comte, en Besalú, Girona, y la Biblioteca Sant Antoni-Joan Oliver, Centro de Ancianos y Jardines Cándida Pérez en Barcelona, las personas que habitarán los espacios están en la primera línea de sus preocupaciones. Es obvio al ver los colores de los tubos que definen el exterior de la que está es para el disfrute de los niños, la creatividad y la fantasía. La biblioteca -un encargo ganado a través de un concurso, al igual que muchos de los proyectos de RCR-, se sitúa en medio del tejido de la ciudad, y es un equipamiento necesario para esta parte de Barcelona. Los visitantes son bienvenidos a la biblioteca. La riqueza y la variedad de espacios invitan a la exploración y son bastante cotidianos, creando un ambiente relajado y amistoso. La biblioteca también actúa como un acceso a un patio interior. El centro de ancianos mira hacia este espacio donde los niños, los asistentes a la biblioteca, los vecinos y las personas mayores pueden mezclarse.

Los arquitectos también han abordado importantes obras fuera de Cataluña. Han construido en Bélgica y Francia. El Museo Soulages (Rodez, Francia), alberga las obras del pintor abstracto Pierre Soulages y forma una simbiosis con el artista que parece pintar a través de la luz. Este edificio de acero y fuertes formas geométricas vuela sobre el terreno, desafiando aparentemente la gravedad y entrando en pleno diálogo con el paisaje, como la mayoría de sus obras. Los arquitectos han tratado de crear un espacio lo más cercano posible a la naturaleza, mejorando nuestra sensación de que somos parte de ella.

En este momento de nuestra historia, existe una importante pregunta que todos se están haciendo alrededor del mundo, y no se trata sólo de arquitectura; se trata de la ley, la política y el gobierno. Vivimos en un mundo globalizado donde debemos confiar en las influencias internacionales, el comercio, la discusión, las transacciones, etc. Pero cada vez más personas temen que, debido a esta influencia internacional, perdamos nuestros valores locales, nuestro arte local y nuestras costumbres locales. Están preocupados y a veces asustados. Rafael Aranda, Carme Pigem y Ramón Vilalta nos recuerdan que es posible tener ambos. Nos ayudan a ver, de una manera bella y poética, que la respuesta a la pregunta no es “una o la otra” y que podemos, al menos en la arquitectura, aspirar a tener ambas cosas: nuestras raíces firmemente en el lugar y nuestros brazos extendidos hacia el resto del mundo. Y esa es una respuesta maravillosamente tranquilizadora, sobre todo si se aplica también en otras áreas de la vida humana moderna.

Cada edificio diseñado por estos arquitectos es especial y es intransigente de su tiempo y lugar. Sus obras son siempre fruto de una verdadera colaboración y el servicio de la comunidad. Ellos entienden que la arquitectura y sus alrededores están íntimamente entrelazados y saben que la elección de los materiales y el arte de la construcción son herramientas poderosas para crear espacios duraderos y significativos. Rafael Aranda, Carme Pigem y Ramón Vilalta son galardonados con el Premio Pritzker de Arquitectura 2017, por las razones ejemplificadas en toda su obra construida y por su capacidad de expresar lo local, pero también lo universal, uniéndonos a través de la arquitectura.

 

Premios

El trío ganador del Pritzker obtuvo numerosas distinciones, entre las que se mencionan la Mención Especial The European Competition for Architectural Realizations, Bruselas, por Casa Margarida en Olot; el Premio Delta de Plata ADI FAD, Barcelona por Lavabo Pla 1; Premio Comercial y de Diseño IssfaDesign, Las Vegas,  por Plato de Ducha NET; Medalla de Oro, Salón Internacional de Invenciones, Ginebra por Plato de ducha NET; Premio Coac, Girona por Casa Mirador; Premio Delta de Plata ADI FAD por Plato de Ducha NET; finalista en el Mies Van der Rohe por el Centro para el Ocio y la Cultura en Riudaura;

Premio FAD y Premio FAD de Opinión por el Estadio de Atletismo Tussols-Basil en Olot; Premio Coac, Girona por el Estadio de Atletismo Tussols-Basil; seleccionado en el Mies Van der Rohe por el Estadio de Atletismo Tussols-Basil, Olot; Premio FAD de Opinión por el Restaurante Les Cols; Premio Coac, Girona por el Restaurante Les Cols; Premio Coac, Girona por Alberca y exteriores en La Vila de Trincheria; Premio FAD y Premio FAD de Opinión por Alberca y exteriores en La Vila de Trincheria; Premio Internacional Contract world Award por el restaurante Les Cols; Premio Nacional de Cultura de la Generalitat de Catalunya por la jardín infantil Els Colors; Premio Internacional Contract world Award por el jardín infantil Els Colors; Premio Exaequo IV Premio Europeo de Paisaje Rosa Barba por el Parque de Pedra Tosca; Premio FAD Exaequo por Pabellones en el restaurante Les Cols; Premio Coac, Girona por Pabellones en el restaurante Les Cols); Premio Coac, Girona por el Parque de Pedra Tosca; finalistas en el Premio Mies van der Rohe por la biblioteca San Antoni; 2009 Seleccionados en el Premio Mies van der Rohe por las bodegas Belloc, y ahora el Pritzker.

 

Concursos

Asimismo, el estudio RCR Arquitectes de los galardonados ha participado en diferentes concursos y realizado proyectos que se han materializado en obras.

Algunos son, Faro en Punta Aldea, Las Palmas (primer premio), Hotel Albons, Albons, Girona (primer premio), Viviendas para la Villa Olímpica de Banyoles, Barcelona 92 (primer premio), Restaurante y zona comercial Saikaibashi, Japón (primer premio), Plan Parque Nacional de Aigüestortes-Estany de Sant Maurici, Lérida (primer premio), Baliza en el Puerto de Palamós, Girona (primer premio), Edificio Judicial, Tarragona (primer premio), Forum de las Culturas 2004, Centro de Vela y Submarinismo, Barcelona (primer premio), Biblioteca, Hogar de jubilados e Interior de manzana, Barcelona (primer premio), Espacio público central, Olot (primer premio), Espacio Público Teatro La Lira, Ripoll (primer premio), Punto de encuentro en Mas El Vent, Palamós (primer premio), Bodegas Bell-lloc, Palamós (primer premio), Nuevo complejo de la Estación de Sants y su entorno, Barcelona (primer premio), Centro Termal y Hotel Balneario, Caldas de Reis (primer premio), Centro de Creatividad y Residencia Club de Esade, Sant Cugat del Vallès (primer premio), Sede Corporativa Laboratorios Esteve, Sant Cugat del Vallès (primer premio), Guardería El Petit Comte, Besalú (primer premio), Viviendas PGA Golf de Catalunya, Caldes de Malavella (primer premio), Crematorio de Hofheide, Bélgica (primer premio), Sede Meditel, Casablanca, Centro Cultural y recreativo de Zwevegem, Bélgica (primer premio), Pabellón de acceso en el Conjunto Monumental de Ullastret (primer premio), The Edge, Dubai.

 

Obras representativas

Bélgica: Crematorium Hofheide (Flandes, Nieuwrode) y Mediateca Waalse Krook (Región Flamenca, Gent). En los Emiratos Árabes Unidos: Residencia Muraba (Dubai, Palma Jumeirah). En España: Espai per l’Oci i la Cultura (Cataluña, Riudaura); Facultad de Ciencias Jurídicas de la Universidad de Gerona (Cataluña, Gerona); Estadio de Atletismo y Pabellón 2x1 (Cataluña, Olot); Guardería Els Colors (Cataluña, Manlleu); Piscina cubierta de Manlleu (Cataluña, Manlleu);  Alberca y exteriores en La Vila de Trincheria (Cataluña, Vall de Bianya);  Restaurante Les Cols (Cataluña, Olot); Teatro La Lira (Cataluña, Ripoll); Parque de Piedra Tosca (Cataluña, Les Preses); Pabellones en el Restaurante Les Cols (Cataluña, Olot); Piscina Cubierta de Taradell (Cataluña, Taradell); Guardería El Petit Comte (Cataluña, Besalú); Edificio Plaça Europa 31 (Cataluña, Hospitalet de Llobregat); y Espai Enigma (Cataluña, Barcelona). En Francia: MuséeSoulages (Mediodía-Pirineos, Rodez); La Cuisine (Mediodía-Pirineos, Nègrepelisse); Casa Malecaze (Mediodía-Pirineos, Vieille-Toulouse); École du Soleil (Languedoc-Rosellón, Font Romeu); y Restaurante Michael Bras (Mediodía-Pirineos, Rodez).

 

Jurado

Arquitecto Glenn Murcutt, presidente y Pritzker 2002; Stephen Breyer, juez del Tribunal Supremo de Estados Unidos; Yung Ho Chang, arquitecto y educador; Kristin Feireiss, curadora de arquitectura, escritora, y editora; Lord Peter Palumbo, coleccionista de arte, expresidente del Consejo de las Artes de Gran Bretaña; Richard Rogers, arquitecto y Pritzker 2007; BenedettaTagliabue, arquitecta y educadora; Ratan N. Tata, arquitecto e ingeniero; Martha Thorne, directora ejecutiva del Pritzker.

La ceremonia de entrega del Premio Pritzker se llevará a cabo en la Casa de Huéspedes del Estado del Palacio Akasaka en Tokio, Japón, el 20 de mayo del 2017.

 

El premio

El Pritzker de arquitectura es un reconocimiento concedido anualmente y patrocinado por la fundación estadounidense Hyatt. Es el premio de mayor prestigio internacional y el principal galardón concedido para honrar a un arquitecto en el mundo, mencionado comúnmente como el Nobel de arquitectura.

Creado en 1979 por Jay A. Pritzker, nacido en Chicago, e impulsado por su familia, se entrega a un arquitecto en vida, de cualquier país, que haya mostrado a través de sus proyectos y obras construidas las diferentes facetas de su talento como profesional, contribuyendo con ellas al enriquecimiento de la humanidad. Una de las cualidades que constituye el requisito principal para obtenerlo es la demostración de un alto nivel de creatividad en el diseño de las obras que, además, deben ser funcionales y de buena calidad en la construcción. Desde hace unos años, la relevancia del aspecto social para obtener el premio ha sido un fuerte contrapeso en la elección de los laureados.  El premio es de cien mil dólares.

El primer arquitecto latinoamericano en ganarlo fue Luis Barragán, de Guadalajara, México. Años más tarde, en 1988, fueron galardonados los brasileños Oscar Niemeyer y Paulo Mendes da Rocha, y el chileno Alejandro Aravena.

La primera mujer que lo obtuvo fue Zaha Hadid. Solo se ha reconocido con este premio a tres mujeres desde 1979: además de Hadid, Kazuyo Sejima (junto a Ryūe Nishizawa) y ahora a Carme Pigem (junto a Rafael Aranda y Ramón Villalta). En el 2013 se inició una petición de firmas en internet promovida por estudiantes graduadas de la Universidad de Harvard en la que se solicita su concesión de manera retroactiva para Denise Scott, coautora de los trabajos por los que en 1991 se premió en solitario al arquitecto Robert Venturi, su esposo, a pesar de que desde hacía 26 años firmaban conjuntamente sus obras. Igualmente, en 1986 se premió a Gottfried Böhm y no a su socia y esposa Elisabeth Haggenmüller, y en el 2012 a Wang Shu y no a Lu Wenyu socia de Amateur Architecture Studio.

 

Fuentes

www.plataformaarquitectura.cl

www.arquitecturaviva.com

http://noticias.arq.com.mx

http://latempestad.mx

http://elcomercio.pe   

www.elmundo.es

 

“Los arquitectos somos constructores de sueños”

La obra de RCR Arquitectes es una síntesis de naturaleza, tiempo y belleza. Desde Olot, donde han impulsado un “workshop” internacional de paisaje y arquitectura, crean una obra universal que en el 2015 protagonizó una magna exposición en el Palau Robert denominada “RCR Arquitectes. Creatividad compartida”. Fue la primera muestra retrospectiva del trabajo de los arquitectos Rafael Aranda, Carme Pigem y Ramón Vilalta, con motivo de los 25 años de su trayectoria y que hoy alcanzaron el premio mayor de arquitectura: el Pritzker.

El paisaje de la Garrotxa, las piedras volcánicas, los bosques otoñales... Olot tiene una nueva marca: la de RCR Arquitectes. Desde que salieron de la facultad, Rafael Aranda, Carme Pigem y Ramón Vilalta trabajan juntos en un estudio que ha cruzado fronteras. Ellos han crecido entre los volcanes de la Garrotxa, en un paisaje salvaje que, en sí mismo, ya es arquitectura: las texturas de las piedras fosilizadas, las rocas estratificadas en láminas, los colores agrestes de La Fageda d’en Jordà* en otoño... RCR Arquitectes no se entiende sin el paisaje de Olot. “Los arquitectos somos constructores de sueños”, suelen decir los distinguidos con el Pritzker. Para ellos, la arquitectura es una práctica poética, estética y filosófica. Y esta concepción les ha valido el Premio Pritzker, al que lo califican unos como el Nobel y otros como el Oscar de la arquitectura.

“Olot nos ha dado un cierto aislamiento. Nos hemos dedicado a trabajar con mucha ilusión y nuestra voz ha sido nuestra obra. Lo que nos interesa es imaginar y construir”, reivindicaba Rafael Aranda un día cualquiera en su estudio de Olot, una antigua fundición que ellos mismos transformaron. Pero ese aislamiento, esa arquitectura local, ha devenido universal. En RCR proyectan sueños. Y los construyen.

- ¿Hasta qué punto el paisaje de Olot influencia su arquitectura?

Ramón Vilalta: Estar aquí y sentir todo lo que nos rodea, nos hace entender, ser y ver de una manera. Tenemos una relación más directa con la topografía, la vegetación, la construcción más básica de la materialidad.

Rafael Aranda: Además, nos ha ayudado a tener mayor proximidad con el artesano, con el industrial, a estar más cerca de la materia. En una ciudad es más difícil. Olot nos ha dado un cierto aislamiento. Nos hemos dedicado a trabajar con mucha ilusión y nuestra voz ha sido nuestra obra. Lo que nos interesa es imaginar y construir. Los arquitectos somos constructores de sueños.

- A finales de los ochenta, con la fiebre preolímpica y el boom de la construcción en Barcelona, ¿fueron a contracorriente al quedarse en Olot y abrir su propio estudio?

Vilalta: La tradición era formarse en despachos de arquitectura. En unos años en que era bastante impensable, nosotros empezamos a compartir un camino de crecimiento entre los tres, sin pasar por ningún estudio. Venir a Olot tenía su problemática, no había precedentes. La gente que quería crecer se desplazaba a grandes capitales: Madrid, Barcelona, Valencia...

- Materia, tiempo, naturaleza, belleza... ¿Cómo se integran estos conceptos en su arquitectura?

Carme Pigem: En un entorno pequeño, la presencia de la naturaleza se hace más importante. Y lo incorporamos a nuestra arquitectura. Para nosotros buscar la esencia de las cosas tiene que ver con el cielo, el paisaje, las piedras y, sobre todo, con el tiempo... El tiempo hace que por la mañana la luz sea muy diferente a la del atardecer. Y luego está el tiempo estacional, el verano, la primavera... La arquitectura no puede ser un elemento ajeno, tiene que participar de manera activa en este proceso.

Aranda: Entendemos nuestros proyectos como un refugio ante todo lo que nos envuelve, ante la uniformidad. Son espacios en diálogo con la naturaleza, que te hacen sentir los valores esenciales. Continuamente nos preguntamos cómo queremos que sienta la persona. Muchas obras nuestras no tienen fachadas exteriores. Siempre ha sido más importante la vivencia, la atmósfera, que no la imagen.

Vilalta: Como arquitectos nos interesa la totalidad. Al proyectar pensamos en la pregunta que nos formulan, pero si la respuesta no es bella, seguimos buscando.

- En los últimos lustros se ha tendido a un tipo de arquitectura que uniformiza las ciudades...

Vilalta: ¡Y a las personas! El sistema, el capital, intenta que todo sea muy homogéneo. En nuestras obras procuramos que, en cierta medida, la gente se reencuentre. La arquitectura tiene que aportar algo positivo, no edificios que simplemente son funcionales.

Pigem: Se ha tendido a un mundo muy global. Y la red parece que lo globaliza más, pero en realidad es al contrario: lo está descentralizando. Los fenómenos pueden darse en cualquier parte. Desde cada punto concreto se puede intentar dar una respuesta única, diferente, que no hace falta que sea local. De alguna manera, la localización rompe la uniformización.

Vilalta: Y en lo particular está lo universal.

- ¿Ha acabado la moda de los starchitects y de la arquitectura en vertical, icónica?

Pigem: En los países viejos, como en Europa, se ha diluido, pero los emergentes no creo que se escapen.

Vilalta: Pero en general, sí, ha acabado. Los iconos que aparentemente parecen únicos no pertenecen a ningún lugar, son del arquitecto que los pone en diferentes sitios.

Pigem: Estos skylines de las grandes ciudades... Al final los confundirías todos...

- ¿La comunicación sigue siendo la asignatura pendiente de la arquitectura?

Vilalta: Es la gran lacra de los arquitectos: no sabemos extrapolar a la sociedad el verdadero valor que tiene la arquitectura.

Pigem: La arquitectura está en todas partes y no somos conscientes: donde vives, trabajas, paseas... Todos los espacios en los que desarrollamos nuestra vida son espacios de arquitectura.

(*) El hayedo de Jordá (en catalán como Fageda d’en Jordà) es una reserva natural que comprende un bosque de hayas de características únicas en España. El hayedo es famoso porque el poeta Joan Maragall escribió un conocido poema en su honor (La fageda d’en Jordà). Se encuentra en la comarca de La Garrocha (en catalán y oficialmente Garrotxa)

Fuente

www.elmundo.es

 

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