Edición N° 404 - Diciembre 2016

Seis historias detrás de las obras que lograron el último Aga Khan

 

Un refugio para la espiritualidad, un centro comunitario, una biblioteca infantil, un espacio público que promueve  la integración, un puente peatonal de varios niveles  y un edificio universitario se alzaron con este premio en la categoría arquitectura que se otorga cada tres años.

El premio Aga Khan de Arquitectura 2016 fue otorgado a seis proyectos ejemplares ubicados en distintos países de gran representación musulmana. Ellos son: la mezquita Bait Ur Rouf y el centro de la amistad, o centro comunitario, en Bangladesh; Micro Yuan’er, biblioteca y centro de arte para niños en un antiguo hutong, en China; Superkilen, un parque urbano que promueve la integración cultural, en Dinamarca; Tabiat, el puente peatonal de varios niveles en Irán: y el instituto  Issam Fares en el Líbano.

Seleccionados de una lista de 19 finalistas, los seis proyectos ganadores recibieron un premio de un millón de dólares, uniéndose a una aclamada lista de ganadores anteriores que incluye obras de, entre otros, Zaha Hadid, Norman Foster, Charles Correa, Frank Gehry, Jean Nouvel, Nieto-Sobejano, y Hassan Fathy, ubicadas en distintas partes del mundo.

Una monografía de esta edición será publicada por Lars Müller Publishers  y se dará a conocer este mes. Incluirá las descripciones e ilustraciones de los seis proyectos ganadores.

El galardón, uno de los más importantes de la profesión a nivel internacional, especialmente en los países musulmanes, fue establecido por el Aga Khan en 1977 para identificar y alentar conceptos de construcción que abordan con éxito las necesidades y aspiraciones de las comunidades en las que los musulmanes tienen una presencia significativa”, en lo que respecta a  arquitectura, urbanismo, rehabilitación y paisajismo, con especial atención a la utilización de recursos y técnicas locales.

Cabe señalar que la dotación económica del premio -antes de 500 mil dólares- se ha duplicado a partir de la edición 2013 “con el deseo de que el premio contribuya al desarrollo de la carrera profesional de los destinatarios”, según señalaron desde la organización Aga Khan Trust for Culture (AKTC), que otorga el premio.

Para ser incluidos en la lista de posibles elegidos, los proyectos deben exhibir no sólo excelencia arquitectónica, sino también la capacidad de mejorar la calidad de vida en general de los usuarios.

Las obras finalistas y ganadoras fueron seleccionadas por un jurado presidido por el arquitecto español Luis Fernández-Galiano, editor de Arquitectura Viva e integrado por Suad Amiry, fundador del Riwaq Centre for Architectural Conservation en Ramala; Emre Arolat, fundador del estudio EAA-Emre Arolat Architecture; Akeel Bilgrami, profesor de filosofía en la Universidad Columbia de Nueva York; Hameed Haroon, CEO de Herald Publications; Lesley Lokko, director de la Facultad de arquitectura de la Universidad de Johannesburgo; Mohsen Mostafavi, decano de la Facultad de diseño de la Universidad de Harvard; Dominique Perrault, fundador del estudio Dominique Perrault Architecture; y Hossein Rezai, director de la empresa de ingeniería estructura Web Structures de Singapur.

El premio también se rige por un comité directivo presidido por su alteza el Aga Khan. Si bien el comité directivo puede sugerir áreas de interés, no tiene relación con la selección final del jurado independiente.

 

Fuentes

www.plataformaarquitectura.cl

http://archinew.altervista.org 

 

 

La mezquita Bait Ur Rouf, un refugio para la espiritualidad

Con juegos de luz y ventilación natural, la arquitecta Marina Tabassum traslada a los volúmenes del lugar, esa esencia necesaria en los sitios de culto, interpretándolos ante todo como refugios para el alma.

 

Después de una vida difícil y la pérdida de su esposo y de parientes cercanos, la clienta, Sufia Khatun, donó una parte de su tierra para que se construyera una mezquita. Fue erigida una estructura temporal. Tras su muerte, su nieta, la arquitecta Marina Tabassum, recaudó donativos durante años para finalizar el encargo, viéndose obligada a detener la construcción en varias ocasiones por la escasez de fondos. Pero se convirtió no solo en la recaudadora del capital necesario,  sino en la diseñadora, cliente y constructora, que llevaría  el proyecto a su culminación.

Así surge la mezquita Bait Ur Rouf en un barrio de Daca, capital de Bangladés, con gran densidad de población, financiada y utilizada por los lugareños e inspirada en la arquitectura de la mezquita del Sultanato.

El edificio se ha realizado sobre un basamento en posición elevada respecto a la calle.

La calidad del espacio y la arquitectura en este proyecto demuestra que con el uso de materiales locales y artesanos dedicados, y un intento hacia la espiritualidad a través de la luz, se puede cubrir la distancia entre el aquí y el infinito.

Sobre un zócalo, el templo de 754 metros cuadrados emerge sin cúpula, sin minarete y sin mihrab, lugar que indica la orientación de la quibla, combinando la tradición constructiva local, con muros de ladrillo, y un diseño contemporáneo que deja vistos los materiales. Un volumen cilíndrico se inserta en un cuadrado generando cuatro patios, que junto a los muros calados permiten la ventilación natural.

Con huecos cenitales por los que penetra luz, la sala de rezo, diáfana, está definida por ocho columnas perimetrales y la abertura vertical y estrecha que indica la qibla (dirección hacia la que se colocan los orantes al rezar) orientada a La Meca. Las funciones auxiliares están ubicadas en espacios intermedios creados entre el cilindro y el cuadrado, en un edificio que además de lugar de culto sirve de centro comunitario.

Libre de columnas, las aberturas circulares del techo permiten que la luz del día penetre a la sala de oración creando un patrón ornamentado en el piso para elevar la espiritualidad a través de la luz.

En concreto, los cuatro rincones se convierten en pozos luminosos que, gracias a juegos de luz estudiados, contribuyen a otorgar al ambiente un aura de misticismo y espiritualidad.

En el exterior, el basamento forma parte de la vida urbana del barrio, como lugar de juego para los niños y de encuentro para los ancianos, que conversan en espera de los ritos del día.

La Mezquita respira a través de paredes de ladrillo poroso, manteniendo la sala de oración ventilada y fresca. La luz natural traída a través de una claraboya es suficiente para el día.

Galería situada en los laterales del patio central de la mezquita que permite circulación del aire y una buena iluminación.

Su autora, Marina Tabassum, es una joven arquitecta de Bangladés, formada también en el conocimiento de la arquitectura moderna occidental y que ya es una de las primeras mujeres arquitectas de ese país reconocidas internacionalmente por su delicada obra llena de naturaleza, espiritualidad y recuperación artesanal

 

Fuentes

www.arquitecturaviva.com

www.floornature.es

www.metalocus.es

www.akdn.org

 

Centro de la Amistad, diseño inspirado en las ruinas de los monasterios budistas

Este centro de formación rural no solo es un ejemplo vivo del buen diseño arquitectónico sino que acerca además a las poblaciones de los alrededores, uniéndolas bajo un objetivo común: avanzar. La simplicidad es la intención, lo monástico es el sentimiento.

Cerca de la ciudad de Gaibandha, en el distrito de homónimo, al norte de Bangladés, un laberinto de muros en ladrillo, arquerías y patios da forma al Centro de la Amistad, un complejo construido para una oenegé que trabaja con los sectores más desprotegidos de Bangladés y que viven principalmente en islas ribereñas con acceso y oportunidades muy limitadas. El Centro también se alquila para reuniones, capacitación y conferencias para la generación de ingresos.

La construcción de ladrillos hechos a mano se ha inspirado en la estética monástica de las ruinas del siglo III a. C. Mahasthangahr, el sitio arqueológico urbano más antiguo de Bangladés. Su arquitectura es sobria e invita a la  meditación.

La cubierta verde de los tejados de barro actúa como aislante, y absorbe el agua de lluvia

Un presupuesto extremadamente restrictivo generó la necesidad de optimizar los costos relacionados con la asignación del área, los materiales, las técnicas y todos los demás aspectos

La arquitectura de pabellón abierto, los jardines y pozos de luz, las piscinas, plantaciones y capas de tierra sobre los techos contribuyen a un esquema de ventilación natural. Un enfoque de “no-edificio” ayuda a integrar el ambiente construido con el paisaje rural de los alrededores.

La única manera posible de ajustarse a un presupuesto extremadamente limitado consistió en ir en contra de la opción tradicional y antigua de construir sobre un terraplén y, en cambio, construir directamente sobre el suelo bajo existente. El uso de este enfoque basado en la protección de un dique, especificaciones de acabado muy básicas, un proyecto y gestión de obra propios  y la compra de materiales directamente por parte del cliente con el asesoramiento constante de los arquitectos fue la única manera de asegurar que el proyecto estuviera completo con menos del 50 por ciento de lo que hubiese sido el costo regular de construir tales instalaciones.

El material predominante es el ladrillo local hecho a mano, tanto para la construcción como para las terminaciones, elegido por las limitaciones presupuestarias y a referencias históricas y tradicionales. Los otros dos materiales predominantes son la madera -caoba local- sin pulir ni barnizar y piedra -adecuada térmicamente- en los pisos de las habitaciones, salas de reuniones, oficinas, comedor y zonas de hospedaje. En todas las otras áreas que incluyen el pabellón de recepción se colocaron pisos de ladrillo. Todas las superficies del complejo, inclusive las paredes y techos internos, se dejaron sin enyesar ni pintar.

Construidos y acabados principalmente de ladrillos locales hechos a mano, el concepto de simplicidad refleja una sensación monástica.

 

Las tierras bajas de la zona rural de Gaibandha, donde predomina la agricultura, se encuentran bajo amenaza de inundación si se rompe el dique que rodea el pueblo y la periferia. Por tanto, se levantó un muro de contención que rodea al complejo, con la construcción apoyada directamente sobre el suelo existente, sobre mampostería portante.

Con una instalación de bombeo se recolecta el agua de lluvia y el agua superficial en una red de piscinas internas y el exceso es bombeado hacia un estanque excavado, que también se utiliza para la pesca.

Una red extensa de fosas sépticas y pozos subterráneos aseguran que las aguas residuales no se mezclen con las aguas de las inundaciones.

Tanto en la construcción como en la concepción, el complejo del centro se erige y representa un eco de las ruinas cercanas de los monasterios budistas.

El Centro de la Amistad se divide en dos secciones, el bloque Ka exterior de las oficinas, biblioteca y aulas de formación y el bloque Kha interior de la zona residencial. El cobertizo de lavandería y de secado se encuentra en el otro lado del estanque. No hay aire acondicionado y toda la iluminación es con lámparas LED.

El proyecto, que data del 2011, tiene un área construida de 2897 m² en un predio de 9210 m².

El autor del Centro de la Amistad es el arquitecto Kashef Mahboob Chowdhury, nacido en Daca y director del estudio Urbana. Se graduó en arquitectura por la Universidad de Ingeniería y Tecnología de Bangladés (Bangladesh University of Engineering and Technology/Buet) en 1995. En el 2006 asistió a la Glenn Murcutt International Architecture Master Class en Sydney, que ofrece anualmente Glenn Murcutt, arquitecto galardonado con el premio Pritzker 2002.

 

Fuentes

http://arqa.com

www.metalocus.es

www.arquitecturaviva.com

 

Micro-Yuan’er, un proyecto que revive la vida de un hutong

Consta de una biblioteca y un centro de arte para niños.  Este proyecto de pequeña escala pretende enriquecer  los vínculos entre las comunidades y revivir la vida en un  la vida de uno de los callejones del casco antiguo de Pekín

Es un reciente proyecto del estudio chino ZAO/standardarchitecture en uno de los hutongs ubicados en Dashilar, distrito que es el corazón cultural de Pekín. Es un proyecto compuesto por dos elementos arquitectónicos separados, un centro de arte y una biblioteca para niños, reconectando las formas de usar el hutong, callejones que forman el casco antiguo de la capital china.

El estudio de ZAO/standardarchitecture insertó una estructura alrededor de las partes desgastadas del hutong y del árbol de ceniza (fresno) que protege la construcción, e hizo más atractivo el lugar. La propuesta de rehabilitación de uno de los espacios culturales más importantes de un hutong finalizó en el 2014 y tiene una superficie construida de 190 m2 en un terrero de  350 m2.

 

El proyecto se compone de dos elementos arquitectónicos separados, un centro de arte y una biblioteca para niños, reconectando las formas de usar el hutong.

Cha’er Hutong (hutong de té) es un lugar tranquilo en la concurrida zona de Dashilar, a un kilómetro de la plaza de Tiananmén en el centro de la ciudad.

Cha’er Hutong es un típico Da-Za-Yuan (gran patio sucio), ocupado una vez por más de una docena de familias.

Un típico Da-Za-Yuan -patio grande desordenado- en el que los arquitectos, rediseñaron, renovaron y reutilizaron los estructuras en lugar de eliminarlas.

El patio es de hace unos 300-400 años de antigüedad y una vez albergó un templo que luego se convirtió en residencias en la década de 1950. Durante los últimos cincuenta o sesenta años, cada familia construyó una pequeña cocina auxiliar en el patio. Estas estructuras formaron una especial densidad que generalmente es considerada como desecho urbano y casi todas ellas han sido eliminadas de forma automática con las prácticas de actualización de los últimos años.

En el rediseño, la renovación y la reutilización de estructuras informales complementarias, en lugar de la eliminación, a la que estaba destinado se comienza a reconocerlos como una capa histórica importante y como una forma de realización crítica de la vida civil contemporánea de Pekín en los hutongs que tan a menudo se han descuidado.

Concreto con tinta china, ladrillo gris reciclado y madera contrachapada caliente fueron elegidos para integrarse a la perfección con el entorno urbano.

En concierto con las familias, una biblioteca para niños de 9 metros cuadrados construidos con madera contrachapada se inserta debajo de la cubierta a dos aguas de uno de los edificios existentes. Bajo un gran árbol de ceniza (fresno), una de las antiguas cocinas ha sido transformada en un espacio de arte en miniatura de 6 metros cuadrados hecha de ladrillo tradicional de color gris azulado.

A través de esta intervención a pequeña escala en el patio Cha’er Hutong, los lazos entre las comunidades se han fortalecido y la vida de los residentes locales del hutong se ha enriquecido. Un niño puede pasar después de la escuela, escoger un libro favorito y leer en su pequeño nicho antes de ser recogido por los padres. O los niños pueden subir a la azotea, sentarse a la sombra del árbol y participar en una amable conversación con las personas mayores en un espacio familiar nuevo.

 

Fuentes

www.plataformaarquitectura.cl

www.metalocus.es

 

Superkilen, un parque que apoya la diversidad

Este espacio público atraviesa uno de los barrios socialmente más desafiantes y con mayor diversidad étnica de Copenhague. Un espacio público diseñado para promover la integración a través de líneas de etnicidad, la religión y la cultura en el corazón del distrito de Nørrebro en la capital danesa.

El proyecto parque urbano Superkilen*, en Copenhague, Dinamarca, es como una exposición de muebles y objetos cotidianos de todo el mundo, incluyendo bancos, farolas, papeleras y plantas, un requisito que todos los parques contemporáneos deberían incluir y que los visitantes del parque han ayudado a seleccionar.

Sesenta son las nacionalidades diferentes de las que se rescatan los objetos de uso cotidiano  que conforman el mobiliario de Superkilen: desde máquinas de gimnasia de las playas de California, sistemas de drenaje de las aguas de Israel, palmeras de China, carteles luminosos de Qatar y Rusia, hasta el toro de Osborne, de España. Cada objeto está acompañado por una pequeña placa de acero embutida en el suelo que describe el objeto, qué es y de dónde viene, en danés y en el idioma de origen.

De la fusión entre arquitectura, paisajismo y arte nace este parque urbano situado en el corazón del barrio más diverso y complejo -étnica y socialmente- de Copenhague. Bjarke Ingels Group (BIG), en estrecha colaboración con el estudio Topoket 1 y el colectivo Superflex, concibe una exposición universal de una colección heterogénea de objetos procedentes de los lugares de origen de los habitantes del barrio de Nørrebro, reflejo directo de su naturaleza global, en contraposición con la imagen extendida de una Dinamarca fría y homogénea.

Este proyecto no es una obra de arte terminada, sino una creación libre que recibió su contenido y su forma a través del diálogo con los usuarios. Nørrebro es uno de los barrios con mayor diversidad étnica de Copenhague. Su carácter cosmopolita es una de sus mayores señas de identidad muchas de sus áreas han ido desarrollando en los últimos años (sobre todo desde el año 2000) un fuerte carácter cultural.

El parque se estructura mediante tres zonas diferenciadas por colores: en la primera, varios tonos de rosa cubren el suelo y la parte inferior de edificios cercanos, que alberga un mercado local; en el segundo espacio predomina el negro con líneas blancas que abraza una pista de patineta; y en la tercera zona, verdes explanadas y colinas ofrecen áreas para practicar deporte y disfrutar del aire libre.

La superficie y color de los pavimentos se integran de forma que se establecen diferentes áreas de uso donde se sitúan los objetos. Además, se reorganizan y se refuerzan las vías ciclistas y, como parte de un plan infraestructural más ambicioso, se reordena todo el tráfico de modo que discurra en el exterior del barrio.

La Plaza roja se concibe como una extensión de las actividades deportivas y culturales del polideportivo Nørrembrohall. En el exterior de la gran plaza central se sitúa, de forma aparentemente dispersa, un abanico de objetos que permite a los habitantes relacionarse a través de la práctica de actividades físicas.

 

La Plaza roja recubierta con una alfombra asfáltica de tonos rojo brillante, naranja y rosa, se destaca por la abundancia de instalaciones artísticas con referencias culturales como un mural dedicado al presidente chileno Salvador Allende, un sistema de sonido con música jamaiquina, carteles de la Plaza Roja de Moscú o anuncios de neón escritos en ruso y en chino. Hay también algunos árboles aislados, como un cerezo japonés o un arce noruego.

El mosaico de diferentes materiales en tonos rojizos que se extiende desde el suelo hasta las fachadas laterales crea de esa manera una experiencia tridimensional. En uno de los externos, la plaza se muestra abierta, con el objetivo de ofrecer a los transeúntes la posibilidad de disfrutar de las imponentes puestas de sol. 

La Plaza negra -Mimmers Plads- es el verdadero corazón del Superkilen. Mesas permanentes, bancos o espacios para barbacoas hacen de ella una gran sala de estar al aire libre. Las líneas blancas sobre el pavimento oscuro desvelan la direccionalidad de la plaza y simulan ondas que se adaptan al contorno de los elementos característicos que aparecen en su recorrido.

 El Pulpo Negro de Japón atrae a las familias con niños para jugar e interactuar.

El área verde -Green park- y sus montículos y superficies blandas es un lugar de atracción para familias con niños. Su superficie de césped natural se adecúa a la perfección con actividades más reposadas: picnics, baños de sol, partidos de bádminton. Además, satisface una vieja reivindicación de los vecinos, que demandaban más espacios naturales en la zona.

El Parque verde se expresa como zona que genera conexión con el contexto inmediato, mejorando el espacio público y produciendo una interacción con las zonas residenciales.

Superkilen es, por tanto, un espacio pensado por y para los vecinos que de manera indirecta participan en la toma de decisiones durante todo el proceso de diseño. Son ellos que añaden una ulterior nota de complejidad a un equipo ya diverso formado por arquitectos, paisajistas y artistas.

Este innovador parque, que sintetiza la fusión de diversas culturas en un mismo espacio público, se habilitó oficialmente en junio de 2012.

(*) Mandu'a, 03.13, No359: Finalista del premio Mies van der Rohe. Y 03.16, No395: Martin Rein-Cano: creando espacios públicos como divanes urbanos.

 

Fuentes

http://arqa.com

www.akdn.org

www.experimenta.es

 

El puente peatonal Tabiat, nuevo icono de Teherán

Este moderno y funcional puente peatonal es el más grande construido hasta ahora en Irán

El puente peatonal Tabiat, que significa naturaleza en lengua persa, está ubicado en el centro geográfico de la ciudad y conecta dos parques públicos sobrevolando la Shahid Modarres, una de las principales,  más antiguas y concurridas autopista que conecta el norte y el sur de la capital iraní.

Concebido como un paseo entre dos de los mayores parques de Teherán se ha convertido en la atracción turística favorita y en el nuevo icono arquitectónico de la ciudad frente a las faraónicas obras que hasta ahora marcaron la nueva arquitectura en la República Islámica.

 El concepto estructural resultó en una armadura tridimensional dinámica con dos niveles continuos.

Se inauguró en octubre del 2014,  y desde entonces se ha convertido, con su estructura de acero y las luces de colores que lo iluminan al caer la noche, en el principal lugar de esparcimiento de los teheraníes. En tan poco tiempo, el puente ha eclipsado obras como la descomunal Torre Milad, construida en 2007 y que con sus 435 metros de altura se ve desde toda la ciudad, o la Torre Azadi, la estructura triangular que sirve como puerta de Teherán construida por el último sha y que protagonizaba todas las postales de la capital persa.

Los bancos de las zonas de descanso de esta estructura de alta tecnología y espectacular diseño.

Los fines de semana, miles de personas pasean sobre el puente y disfrutan de la vista de la inmensa cordillera del Alborz, que con sus 4.500 metros de altitud domina Teherán con sus cimas nevadas.

La obra está firmada por la joven arquitecta iraní Leila Araghian, que con tan solo 24 años y cuando aún era una estudiante, ganó el concurso de diseño que dio lugar a la construcción del puente, cuya obra también dirigió.

Araghian ideó un puente de alta tecnología de 270 metros de largo, inspirado en las raíces de los árboles que dan la impresión de unir de forma natural la ciudad sobre la autopista, a 40 metros sobre el suelo.

En el interior de la estructura de acero hay tres niveles repletos de zonas comerciales, restaurantes y áreas de descanso y esparcimiento.

Este moderno y funcional puente peatonal se ha convertido en la atracción turística favorita y en el nuevo icono arquitectónico de la ciudad, eclipsando obras como las impresionantes torres Milad o Azadi

“No quería que fuera tan solo un puente que la gente usara para ir de un lado al otro, sino que fuera un lugar donde se quedaran y meditaran, no solo cruzaran”, dijo Araghian.

Su diseño ha ganado varios premios internacionales, como los Architizer A+, que se falla en Nueva York, mientras que a otros no ha podido presentarse debido a las sanciones que pesan sobre su país y que impiden entre otras cosas entregar en Irán un premio internacional.

Precisamente, las sanciones también estuvieron a punto de echar por la borda el proyecto, ya que varias empresas se negaron en un principio a suministrar el software necesario para la ingeniería del puente por este motivo.

 El puente no es sólo un camino para pasar. Hay un café-galería y un restaurante en el nivel inferior. Asientos y zonas verdes en todos los niveles hacen posible que los usuarios puedan quedarse durante el tiempo que quieran y disfrutar del paisaje que no pueden ver desde ningún otro lugar.

Fue un salto imaginativo más allá del breve y básico encargo de diseñar un puente para conectar dos parques separados por una carretera en el norte de Teherán, sin bloquear la vista de las montañas de Alborz.

La autora de este proyecto,

Leila Araghian, nació en 1983. Estudió arquitectura en la Universidad Shahid Beheshti de Irán. Posee una maestría en arquitectura por la Universidad de Columbia Británica, donde ganó el premio “Henry Elder de los Alumnos de Arquitectura de UBC”. En el 2005, fundó el estudio Diba Tensile Architecture, conjuntamente con la arquitecta Alireza Behzadi, especializado en el diseño, fabricación e instalación de estructuras de membrana.

 

Fuentes

www.plataformaarquitectura.cl   

www.lavanguardia.com

www.metalocus.es

 

El Issam Fares, un nuevo edificio que “flota” por encima de un patio exterior

Radical pero respetuoso de su contexto tradicional, las nuevas instalaciones están realizadas en hormigón, como los edificios cercanos. Los muros repiten un patrón geométrico perforado por huecos alternos. La obra de ZHA data del 2014.

 

El Aga Khan de Arquitectura  ha dado a Zaha Hadid  la primera distinción póstuma al elegir al Instituto Issam Fares de Políticas Públicas y Asuntos Internacionales (IFI por sus siglas en inglés) como uno de los edificios ganadores del premio.

El diseño de Zaha Hadid Architects (ZHA) para la Universidad Americana de Beirut  (AUB) continúa la ejecución en curso del plan maestro del Campus UAB por Sasaki Associates 2002 para avanzar en la misión académica de la universidad en el siglo 21 con las instalaciones de los más altos estándares internacionales.

Siguiendo las líneas usuales a las que el estudio nos tiene acostumbrados, se propone este think-tank (laboratorio de ideas) en Beirut, que rodeado de espacio abierto supone un oasis dentro del complejo universitario en que se sitúa.

Un nuevo edificio, radical en la composición, pero respetuoso de su contexto tradicional, “flota” por encima de un patio exterior.

La Universidad Americana de Beirut (AUB) celebró un concurso por invitación para el diseño de una estructura que diera cabida a un equipamiento tan actual como un think-tank localizado en su exuberante campus medio, un espacio que se mantuviese en armonía con el resto de la universidad, y que fuese especialmente consciente de la vegetación de los alrededores, preservando, en la medida de lo posible, las líneas de visión existentes al Mediterráneo.

Las ventanas y las paredes acristaladas proporcionan suficiente luz durante todo el día.

El edificio formaba parte, como una etapa más, en la implementación de un plan maestro para la AUB, cuyo campus superior tiene vistas al agua, y el campus inferior está situado en el paseo marítimo.

El estudio ZHA respondió a la descripción del proyecto mediante la producción de un diseño que reduce significativamente la huella del edificio por la condición “flotante”, un prominente voladizo de 21 metros de longitud sobre la entrada principal da cobijo a una plaza pública de doble altura, concebida como espacio de reunión y debate, donde convergen caminos, pasarelas y rampas, a su sala de lectura, sala de conferencias talleres y espacios de investigación.

El edificio de 3.000 metros cuadrados, ubicado en un predio de 7.000 metros cuadrados, se define por las rutas y las conexiones dentro de la universidad; emerge de las geometrías de la intersección de rutas como una serie de plataformas que chocan unas con las otras, así como series de espacios para la investigación y el discurso. La distribución de su masa y volumen se ajusta muy bien con la topografía, y los ficus y cipreses cercanos (con edades comprendidas entre los 120 y 180 años)  están perfectamente integrados con el proyecto.

Una rampa entre los árboles de ficus y cipreses centenarios conectan directamente los salones de investigación, en el segundo piso, con el campus.

El edificio aprovecha al máximo la tradición y experiencia de la región de trabajar con hormigón in-situ. Medidas de diseño pasivas, sistemas activos de alto rendimiento y tecnologías de agua reciclada minimizan su impacto sobre el medio ambiente.

El diseño de IFI se basa en la misión del instituto como un catalizador y conector entre la AUB, los investigadores y la comunidad global. Rutas, vistas y enlaces dentro del campus convergen para definir al IFI como una intersección tridimensional; un espacio para que los estudiantes, becarios y visitantes se reúnan, se conecten y colaboren entre ellos y con el mundo exterior.

 

Zaha Hadid

La arquitecta anglo iraquí, fundadora de Zaha Hadid Architects (fallecida el pasado marzo), fue galardonada con el Premio Pritzker de Arquitectura (considerado el Nobel de arquitectura) en el  2004, con el Praemium Imperiale de la Japan Art Association en el 2009, y la Medalla de Oro del Real Instituto Británico de Arquitectos en 2015. Es conocida internacionalmente por su trabajo como teórica y académica. Cada uno de sus proyectos dinámicos e innovadores se basa en más de treinta años de exploración revolucionaria e investigación en los campos interrelacionados del urbanismo, la arquitectura y el diseño. Los intereses de Hadid se encuentran en la intersección rigurosa entre la arquitectura, el paisaje y la geología como realización conjunta que integra la topografía natural y los sistemas hechos por el hombre, lo que lleva a la experimentación con tecnologías de vanguardia. Este proceso a menudo se traduce en formas arquitectónicas inesperadas y dinámicas.

En el 2010 su proyecto Museo MAXXI de Roma ganó el premio Stirling Riba y en el 2011 el galardón fue para su Evelyn Grace Academy.

 

Fuentes

www.plataformaarquitectura.cl

www.metalocus.es

 

 

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