Edición N° 395 - Marzo 2016

Alejandro Aravena: Cómo llegó a ser lo que es hoy

 
  • Parque Museo Humano San Borja. Iniciativa enmarcada dentro del plan de mejoramiento e integración de los espacios públicos de la Municipalidad de Santiago.

  • Casa Ocho quebradas. El diseño está inspirado en el agreste paisaje del sitio en que se emplaza; un acantilado en la costa de los Vilos, en la región de Coquimbo, Chile.

  • Casa Ocho quebradas: La casa posee una composición simple e incorpora características como una chimenea central y una sala principal que se puede abrir hacia el exterior.

  • Plan de Reconstrucción sostenible pos tsunami, de Constitución. Elemental propuso la estrategia de dar “respuestas geográficas” a las “amenazas geográficas” que representan los terremotos y tsunamis.

  • Plan de Reconstrucción sostenible pos tsunami, de Constitución. En lugar de prohibir todo tipo de construcción o instalar una barrera en todas las zonas de riesgo, plantearon la plantación de las zonas inundables con el propósito de romper las olas.

  • Arauco Vivero. Nuevo Horcones, Chile. Obra del 2015

  • Cabaña para el escritor. Culminada en el 2015, esta obra fue un diseño para la Fundación Jan Michalski y se ubica en la comuna suiza de Montricher.

 

Alejandro Gastón Aravena Mori, nació en Santiago de Chile el 22 de junio de 1967. Es casado y tiene tres hijos. A los  17 años egresó del colegio Alemán y se encontró con el momento de decidir sus estudios. Era bueno dibujando y también para las matemáticas, por lo que supuso que arquitectura era una buena opción. Escogió la Pontificia Universidad Católica de Chile:”Mi paso por la universidad fue una mezcla de rebeldía con disciplina. Ahí te encuentras con buenos profesores, los que te enseñan a pensar, y también con los malos, esos a quienes les quieres probar que lo que están diciendo está mal. Ahí empecé a desarrollar una cierta independencia intelectual. En segundo año me fue tan mal que me dieron ganas de mandar todo a la cresta”;  pero en tercero hizo un trabajo que todavía recuerda y que sintetiza lo que es como arquitecto hasta hoy. “Teníamos que hacerle la casa a un personaje que escogiéramos. Algunos de mis compañeros se la hicieron a escultores, cineastas o filósofos, arriba de cerros o alejados de la ciudad. Yo se la hice a Morales, un taxista amigo de mi viejo, en un lote en Santiago Centro”. Tenía que poder guardar su taxi dentro de la casa, porque era su herramienta de trabajo, y lo ubicó en el centro, de modo de optimizar sus tiempos con su tarea como taxista. “Menos mal me saqué una buena nota, si no quizás en qué estaría”. Así, su modo de ver la arquitectura es “construir pensando y sintetizando el problema”, adecuándolo a las distintas realidades.

Una vez graduado, viajó a Venecia para conocer los edificios que estudiaba desde los libros. “Esos eran los verdaderos profesores”.

Se sentaba durante una semana al frente de cada edificio, para dibujarlo y medirlo.”Tenía que tragarme el cuerpo de conocimiento de la disciplina. Así estás, de una u otra manera, recorriendo el mismo camino que hicieron los arquitectos originales”. Allí estudió historia y teoría en la Università Iuav di Venezia (universidad pública de arquitectura, diseño, teatro, moda, artes visuales, urbanística y planificación territorial) y grabado en la Accademia di Belle Arti di Venezia.

Volvió a Chile entusiasmado. “Volví con esa ansiedad por demostrar todo lo que quería hacer. Pero tuve malos proyectos. Pensaba, la arquitectura ha hecho esto, y yo estas mugres… por suerte eran proyectos perecibles, destinados a desaparecer. Decidí que no había estudiado arquitectura para eso, así que me retiré”.

Abrió un bar. En 1997 decidió volver y participó del concurso para construir la iglesia del campus San Joaquín de la Universidad Católica, pero lo descalificaron por presentar su proyecto en una hoja que no correspondía. “Ya van a ver”, pensó.

Un año más tarde le encargaron la Facultad de matemáticas de esa Universidad, edificio que terminaría siendo finalista de un concurso de arquitectura latinoamericana, y que le valdría una invitación para ser profesor visitante en Harvard, en el 2000. “La invitación era por un semestre, pero me quedé cinco años”. Su taller en Harvard trataba sobre la política habitacional chilena y el rol que podía jugar la planificación de la ciudad en el combate a la desigualdad. Con lo que aprendió y vivió, tomó la decisión de hacer algo importante.

“Vi a gente que no tenía vida por su carrera, y yo buscaba algo más equilibrado e impactar en la sociedad. Pensaba, ‘en qué me voy a gastar mis latidos’, y ahí surgió la idea de hacer vivienda social”. Pero no cualquiera. En su ir y venir de Chile a Estados Unidos, en el 2001, con Andrés Iacobelli y Pablo Allard fundaron Elemental SA, iniciativa internacional creada para innovar y construir conjuntos ejemplares de vivienda de muy bajo costo. Hasta la fecha, ha realizado más de 2500 viviendas de este tipo. “Se podría decir que el inicio de Elemental fue durante una comida en Cambridge, cuando (Andrés) Iacobelli preguntó: ‘Parece que la arquitectura chilena está pasando por un muy buen momento, con mucho reconocimiento internacional. Si es cierto que la arquitectura chilena es tan buena, ¿por qué la vivienda social es tan mala?”.

En sociedad con Gonzalo Arteaga, Diego Torres, Víctor Oddó y Juan Ignacio Cerda, además de un equipo que otros seis arquitectos, la empresa que encabeza Aravena desde el 2006, en cooperación con la Universidad Católica de Chile y Copec, diseña proyectos de interés e impacto social, y a la que llegan arquitectos de todas partes del mundo. Un “do tank más que un think tank” (es decir un laboratorio de acciones en vez de ideas), explica. La iniciativa que tuvo como punto de partida el responder la pregunta sobre cómo crear vivienda social de calidad y que además ganara valor en el tiempo. El presupuesto está concentrado en los primeros 35 metros y se construye la estructura para dejar abierta la posibilidad de agrandarla o modificarla si es que la familia incrementa sus posibilidades económicas.

Partieron con siete prototipos que se construyeron a lo largo de Chile, pero lo más importante fue el concebir una tipología de vivienda social progresiva por un lado, y el entender  “la ciudad como un atajo hacia la igualdad” por el otro. Bajo este sistema, cambia la visión de la vivienda social como un gasto público, convirtiéndola en una solución que genera no sólo rentabilidad social, sino que también económica. La implementación de este innovador modelo se puede ver en proyectos como Quinta Monroy en Iquique y Villa Verde en Constitución, e incluso fue a exportado a Monterrey, México.

“Nos pusimos como meta que las casas aumentaran su valor en el tiempo. Si uno recibe un subsidio una vez en la vida, uno querría que ese patrimonio familiar creciera en valor. Las casas le permiten a la gente cambiarlas en la medida que van queriendo o pudiendo. Ese cambio se da gracias al diseño, no a pesar de él. Si las casas aumentan en su valor, el presupuesto del Ministerio de Vivienda, que es de 2 billones de dólares al año, podría verse como una inversión más que como un gasto social”, dice.

Pero la manera en cómo están construidas no es lo único que está pensado. Su ubicación también es crucial. Los lotes de casas se construyen insertos en las redes de oportunidades que las ciudades concentran, de modo de no erradicar la pobreza a la periferia, de acercarle los beneficios de la ciudad a todos y que, con el tiempo, alcancen estándares de clase media. “La redistribución del ingreso no es la única manera de combatir la desigualdad. La ciudad entera es un atajo hacia la equidad. Al estar insertos en las mismas redes de oportunidades, esas viviendas alcanzan mejores estándares con el tiempo”.

En el 2009, y con sólo 41 años, Aravena se metió en las grandes ligas de la arquitectura y dio un paso hacia donde ningún otro chileno había llegado en esta disciplina. Todos los años, miembros del jurado Pritzker, la máxima distinción que puede tener un arquitecto en vida, recorren ciudades en busca de obras “que combinen talento, visión y compromiso, y que produzcan significativas contribuciones a la humanidad”.

En el 2006 fueron a Chile. “Me pidieron que les mostrara las facultades de matemáticas, de medicina, de arquitectura, las torres siamesas y otros proyectos de vivienda social de Elemental”. Más tarde recibiría una llamada invitándolo a ser parte del jurado. Ser miembro dura mínimo tres años y es extensible indefinidamente. Él estuvo seis años, del 2009 al 2015, como único miembro latinoamericano.  “Ser Pritzker es una mezcla de bendición y maldición. Bendición, porque uno está expuesto al trabajo de los mejores y te abre las puertas del mundo. Pero es una maldición porque al final del día uno se va a acostar y piensa ‘cómo puedo yo juzgar esto, igualar ese nivel’. Es envidia y admiración”, señaló al respecto. 

Se define a sí mismo como “Sintético. Si hay un poder en el diseño es el de síntesis. Formular la pregunta y que la respuesta sea lo suficientemente sintética sin reducir la complejidad de la pregunta. Buscamos también una cierta austeridad y atemporalidad. Pensamos en mil años desde que se construye el edificio. No se puede estar muy a la moda porque queda obsoleto muy rápido”.

Las últimas exploraciones formales de Aravena, han estado dirigidas hacia diseños cuyo principio de composición parece determinarse por el apilamiento y el peso, como en el proyecto de Elemental para la casa Ocho quebradas. Esta línea de diseño se acerca también a las formas robustas y primitivas en el recientemente inaugurado Centro de Innovación Anacleto Angelini, seleccionado entre los 36 mejores proyectos del continente americano construidos en los últimos años y recientemente ganador del Premio Design of the Year que entrega el Design Museum de Londres, y elegido entre quince finalistas cuya lista incluía a grandes edificios diseñados por Jean Nouvel, Frank Gehry, Barozzi Veiga, Mvrdv, entre otros.

A partir de 1994, ha ejercido su profesión de manera independiente. Desde ese mismo año se desempeña como profesor de la Escuela de Arquitectura en la Universidad Católica de Chile.

 

Reconocimientos

Es invitado con frecuencia a impartir cursos y dar conferencias en distintos lugares del mundo, entre otros, en el Colegio de Arquitectos de Cataluña, Archilab 2001 en Orleans, el Iuav de Venecia, el World Bank y el Banco Iberamericano de Desarrollo en Washington.

En el 2010 el  Royal Institute of British Architects, RIBA, lo nombró International Fellow, integró el jurado del Pritzker y fue miembro de los consejos asesores del David Rockefeller Center for Latin American Studies y del Cities Program of the London School of Economics.

Fue distinguido con premios como el Marcus Prize (2010) y la Medalla Erich Schelling (2006), el León de Plata 2008 en la Bienal de Arquitectura de Venecia, y el Premio Avonni a la Innovación 2009. El Colegio de Arquitectos de Chile, en el año 2000 lo eligió el “mejor arquitecto menor de 35 años”. Internacionalmente, la Fundación Rolex de Suiza lo nominó entre los 25 arquitectos más promisorios del mundo. También los estudiantes de Arquitectura lo eligieron como el “mejor arquitecto menor de 45 años”.

 

Obras

Su obra arquitectónica incluye el diseño y construcción de centros de enseñanza, edificios institucionales, oficinas, plantas de empresas, sedes de servicios públicos, museos, bibliotecas y viviendas. Entre las últimas destacan tanto proyectos de vivienda social de bajo presupuesto, como amplias y cómodas residencias en la ciudad o casas de veraneo en sectores campestres y en balnearios.

El enfoque más novedoso de su trabajo en el área pública es la idea de viviendas sociales con posibilidad de crecer, las viviendas “expansibles”. Si el presupuesto es estrecho, la idea de Aravena es construir “media casa grande” en lugar de una casa pequeña y apostar a la capacidad que tendrán las familias para ir realizando mejoras sucesivas. De esta manera procedió, por ejemplo, cuando el gobierno de Chile le encargó en 2003 que propusiera una solución habitacional para albergar a 100 familias de la ciudad de Iquique que llevaban tres décadas sin casa, ocupando ilegalmente terrenos con sus campamentos y construcciones improvisadas o precarias. Pero el presupuesto para realizar la misión era bajísimo: solo 7500 dólares por familia y dentro de los marcos de un programa del Ministerio de Vivienda cuya exigencia adicional era que no existiera ningún endeudamiento posterior. Con ese escaso monto tenían que cubrirse todos los gastos: terreno, diseño arquitectónico, urbanización, materiales y construcción. Una de las claves para la solución del dilema fue pensar un edificio de 750 mil dólares que albergara 100 familias, en lugar de diseñar 100 unidades precarias de 7500 y multiplicarlas por 100. La segunda, y más importante, fue establecer el principio de que cada unidad de este edificio ofreciese la oportunidad de ampliación del espacio, de modo que lo más difícil de construir para las familias (cocina, baño, escaleras) estuviese bien hecho y proyectado de manera estratégica en cuanto a su ubicación en el plano, de modo que pudiesen, de a poco y con medios propios,ampliar los espacios habitacionales. Lo central del concepto fue visualizar “la vivienda no sólo como un fin en sí mismo, sino como un vehículo para superar la pobreza” y esto implicaba además una preocupación especial por la ubicación de los terrenos, que permitiera una buena conexión con los espacios de trabajo, recreación, educación, redes comunitarias. Este proyecto se construyó en 2004, la superficie total construida fue de 35000 m.

El jurado destacó, entre otras obras, los edificios en la Pontifica Universidad Católica de Chile en Santiago, incluyendo el Centro de Innovación UC - Anacleto Angelini (2014), las Torres Siamesas (2005), la Facultad de Medicina (2004), la Escuela de Arquitectura (2004), y la Escuela  de Matemática (1999). Estos edificios energéticamente eficientes responden al clima local, con, fachadas y plantas eficientes e innovadoras y ofrecen a los usuarios luz natural y lugares de reunión de convivencia. También un edificio de oficinas para la compañía de salud Novartis, los dormitorios de la St. Edward’s University (2008) en Austin, Texas, la Metropolitan Promenade (1997-en curso) y el Parque de Niños del Bicentenario (2012), ambos en Santiago. Después del terremoto y el tsunami que afectó a Chile 2010, Elemental fue llamado a trabajar en la reconstrucción de la ciudad de Constitución; su trabajo incluye la labor de socorro de emergencia, un plan maestro, Villa Verde (vivienda incrementales, 2013), y el Centro Cultural Constitución (2014).Otros trabajos incluyen la Escuela Montessori (2001) en Santiago, Chile; Muebles “Chairless” (2010) para Vitra en Weil am Rhein, Alemania; Vivienda Monterrey (viviendas incrementales, 2010) en Monterrey, México; Las Cruces Pilgrim Lookout Point (2010) en Jalisco, México;  el Plan Maestro Calama PLUS (2012 - en curso) en Calama, Chile; La cabaña del escritor para la Fundación Jan Michalski (2015) en Montricher, Suiza; y la Escuela Ayelén (2015) en Rancagua, Chile.

 

Publicaciones

Además de muchos artículos en revistas especializadas, Aravena es autor de varios libros. Se han presentado exhibiciones sobre su obra en Harvard GSD (2004), la Bienal de San Pablo (2007), la Bienal de Arquitectura de Venecia y la Trienal de Milán (2008), entre otras.

 


Fuentes

www.caras.cl

www.latercera.com     

www.cooperativa.cl

https://es.wikipedia.org

 

 

 

 

 

Revista

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