Edición N° 394 - Febrero 2016

Andrés Gill, la calle robada, existente desde tiempos inmemoriales

 

Unicentro SA niega la existencia de la calle Andrés  Gill. Mandu’a investigó este tema por lo que tuvo acceso a documentos que evidencian, en nuestra opinión suficientemente, la preexistencia de esta calle.

Exponemos aquí los argumentos que avalan la existencia de la arteria, los que consideramos difíciles de rebatir porque, como se suele decir, “a las pruebas nos remitimos”.

 

Las evidencias

La calle Andrés Gill existió desde tiempos inmemoriales hasta que el coronel Magno Brítez Borges, hermano de los jerarcas de la dictadura stronista generales Manuel y Alcibíades Brítez Borges -ex intendente municipal de Asunción, uno, y ex jefe de policía hasta el 3 de febrero de 1989, el otro-, amparado en la prepotencia e impunidad de la época se apropió de la vía, anexándola a su extensa propiedad. 

Antiguos moradores del lugar testimonian que la arteria era paso de carretas cuando las riberas del arroyo y su lecho así lo permitían, y su trazo se extendía hacia Asunción. Hoy, de sus más de 200 metros de extensión, hasta el arroyo Lambaré, solo subsiste un tramo de 50 metros hasta su intersección con Ramón I. Cardozo, a la vera del cauce hídrico.

En carácter de calle figura en el los catastros Nacional y Municipal de Lambaré, así como en diversos planos, entre ellos los del Instituto Geográfico Militar y el Touring y Automóvil Club Paraguayo. Las calles deben inscribirse en primer lugar en el Registro Público Nacional y luego en el Distrital. Nos preguntamos ¿cómo podría justificarse la inscripción en esos catastros si la calle no existe, tal como alegan?

Figura en el plano de fraccionamiento, del plano de catastro de la Municipalidad de Lambaré, aprobado por Resolución N° 37 del 17 de julio de 1978, realizado en la época en que se diseñó y construyó la avenida Cacique Lambaré, donde inclusive aparece el terreno cedido por el propietario para su construcción. En dicho plano, denominado “Ensanche calle Cacique Lambaré y ensanche calle vecinal”, se observa a la arteria como “camino vecinal”, el cual se extiende más allá de los planos del loteo solicitado.

Su preexistencia es tan comprobable que incluso figura en los últimos adelantos tecnológicos de los vehículos como es el Sistema de Posicionamiento Global (GPS por sus siglas en inglés). Cuando un automovilista que transita por la avenida Cacique Lambaré hacia la calle Guaraníes y marca como destino la intersección de ésta con Ramón I. Cardozo, el GPS le indica que debe girar al llegar a la altura de Andrés Gill, por lo cual se infiere que el Sistema desconoce que esta vía ha sido usurpada.

El “acuerdo” firmado entre Unicentro SA y el entonces intendente municipal Roberto

Cárdenas el 6 de julio de 2015, pocos días antes de iniciarse la construcción del shopping de Unicentro, no  tiene sentido porque la empresa comercial no puede probar la inexistencia de la calle y que por tanto el espacio le pertenece.

Por este “acuerdo”, la firma comercial, atendiendo a “la intención del municipio de construir una calle pública cede, “generosamente”, una “franja a ser transferida” de 72,5 metros de largo por 3 de ancho, es decir 217,50 m2,  cuando se apropia  de, aproximadamente, 1500 a 2000 m2.

El valor estimado de los terrenos -para un predio como el de Unicentro- sobre la avenida Cacique fluctúa entre 400 a 600 dólares el m2, y el de las calles perpendiculares adyacentes, estarían en la mitad. Por tanto  podríamos concluir que el valor promedio del terreno usurpado, estaría entre los 300 y 500 mil dólares.

Además, Unicentro no puede ceder, por más “altruista” que sea, lo que no es suyo. La calle Andrés Gill es un bien municipal y, según lo que establece la Ley Orgánica Municipal en su Artículo135 (que es copia de las legislaciones anteriores), así como lo instituye el mismo Código Civil, las calles, en su carácter de bienes de dominio público, son inalienables, inembargables e imprescriptibles.

Por lo tanto, estamos persuadidos de que corresponde que la Junta Municipal ponga las cosas en su lugar; que vuelva a analizar esta cuestión, que investiguen los antecedentes en el Registro Público Nacional, que realice una pericia, incluso una mensura judicial que abarque desde las calles Guaraníes hasta Testanova, si hace falta; y todo ello, salvo que “generosamente”, valga aquí la expresión, Unicentro SA reconozca la preexistencia de la calle, merced a los documentos ya obrantes que consideramos suficientes, y devuelva esta calle al dominio municipal ¡Más le vale!

En contrapartida, por los daños y perjuicios que se pretendió causar a la ciudadanía lambareña, corresponde que  todos los gastos de construcción de la calle corran por cuenta de la poderosa firma comercial, con las mismas características con las que se firmó el acuerdo con Cárdenas.

Todos los argumentos expuestos son más que suficientes para que así sea.

 

 


Facsímil del contrato firmado entre la empresa Unicentro y el entonces intendente Roberto Cárdenas.

 

 

Proyecto de loteamiento del año 1978 donde la propietaria cede terreno para la construcción de la futura avenida Cacique Lambaré y parte de la calle Andrés Gill.

 

 

Plano del catastro nacional.

 

Quién fue Andrés Gill

Este patricio de actuación pública descollante durante el gobierno de don Carlos Antonio López, nació en Asunción en el año 1796. Le sorprendió la muerte el 23 de setiembre de 1865.

Hombre rico y de bastante cultura para el medio y la época, Andrés Gill sorteó el riesgo de persecuciones francistas haciendo vida retirada de simple ganadero en su establecimiento de Villa Oliva. Muerto el dictador, comenzó su actividad política.

Fue secretario en el Congreso de noviembre de 1842, que ratificó nuestra Independencia y ocupó igual cargo en la asamblea de marzo de 1844, donde se promulgó la carta constitucional de ese año.

En 1843, fue enviado por los cónsules en misión especial ante el gobierno de Juan Manuel de Rosas para gestionar el reconocimiento de la Independencia del Paraguay. Llevaba también instrucciones para igual cometido ante los gobiernos de los Estados Unidos, del Imperio del Brasil, de Chile, Bolivia, Perú y la Santa Sede.

Desempeñó los cargos de secretario de Gobierno y encargado de las relaciones exteriores en la administración de don Carlos Antonio López, hasta ser sustituido por José Berges.

Juan Andrés Gill puede ser considerado el primer diplomático paraguayo y el primer canciller de la nación.

Durante ese tiempo colaboraba asiduamente en El Paraguayo Independiente y, más tarde, en El Semanario. Era uno de los mejores escritores de su época.

El gobierno del mariscal Francisco Solano López utilizó también sus eficientes servicios nombrándolo presidente del Tribunal Superior y otorgándole la Orden Nacional del Mérito.

 

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