Edición N° 385 - Mayo 2015

Calidad de la educación de los profesionales

 

Faltan ingenieros para la ejecución de obras públicas

 

El ministro de Justicia y Trabajo, Guillermo Sosa, anunció que se deberá realizar la contratación de manera urgente de profesionales altamente capacitados y especializados para concretar obras viales y de construcción, dado que estos perfiles no se consiguen en el país. Se pretende contratar a profesionales españoles, unos 200 ingenieros para obras encaradas por el Ministerio de Obras Públicas y Comunicaciones, Mopc, y para tareas de la Senavitat;  y 80 instructores de formación técnica profesional como: soldadura naval, construcción civil, electromecánica y refrigeración. Al respecto, el ingeniero Gustavo Alfonso Q. envió a Mandu’a la siguiente nota -que trascribimos in extenso- con el objetivo de ayudar a comprender el porqué de la falta de ingenieros y del planteamiento de “importarlos”.

Para cubrir el déficit de profesionales ingenieros para la ejecución de obras de infraestructura, que urgen para salir del atraso y posterior acompañamiento del desarrollo del país, es importante conocer la realidad del ambiente en que se desarrollan la educación básica y universitaria de las carreras de ingeniería,  así como del ejercicio de la profesión.

Me limito a opinar sobre la Facultad de Ingeniería de la Universidad Nacional de Asunción (UNA), de la cual provengo, y del ejercicio de la profesión.

La preparación básica del ingeniero, resumiendo, requiere de basto conocimientos de matemáticas, física, mecánica, resistencia de materiales, técnicas constructivas, tecnologías, informática y otras ciencias conexas. La barrera para los futuros estudiantes es el  examen de ingreso. Para presentarse a este examen se requiere el refuerzo del aprendizaje de matemáticas y física, por deficiencias en la preparación secundaria, mediante cursos preparatorios para el examen, costosos para el estudiante. De cada seis  que disponen de recursos para pasar la primera barrera, los “cursillos de ingreso”, sólo uno aprueba el examen de admisión a la Facultad de Ingeniería.

La deficiencia empieza en la educación secundaria con escasa formación en física y matemáticas. A veces se recurre a bajar el nivel de exigencia  para el ingreso en detrimento de la calidad de la formación. Continúa con deficiencias en la educación universitaria. La mayoría de los profesores no poseen la capacidad para ejercer la docencia, lo que trae como consecuencia el alto porcentaje de estudiantes que no aprueban los exámenes de las materias fundamentales necesarios para el posterior ejercicio de la profesión, y nuevamente se suele recurrir a disminuir el nivel de exigencia, para aumentar el nivel de egresados por las exigencias del mercado.

Los cursos superiores -que requieren docentes con vasta experiencia y conocimiento de técnicas y procesos constructivos,  investigación y elaboración de proyectos-, no son cubiertos por los mejores que se dispone en el país. Se requiere mayor número de laboratorios para la docencia y la investigación. Las tesis presentadas, no reúnen la rigurosidad que precisa un proyecto ejecutivo. Las consecuencias se notan en los proyectos realizados por paraguayos en obras públicas; ya al inicio de la obra aparecen las deficiencias y los requerimientos de modificaciones de obra, las omisiones, la falta de detalles y procedimiento constructivos, las deficiencias en la planificación, entre otros, que conlleva a excesivos atrasos y sobrecostos para su culminación, construcciones de baja calidad, de escasa vida útil.

Los egresados no satisfacen la necesidad en cantidad y calidad. Existen unos pocos profesionales paraguayos que se especializaron en el exterior, (España, Estados Unidos, etc.); éstos ejercen su profesión mayormente en el sector privado. La mayoría de los profesionales ingenieros empleados en la construcción de obras de infraestructura son utilizados en los mandos medios o administrativos, por falta de técnicos en este sector, así ocurrió en Itaipú y Yacyretá, en construcciones como el aeropuerto de Asunción, en rutas importantes, puentes de envergadura, etc., los puestos directivos técnicos fueron cubiertos por italianos, franceses, argentinos (en Yacyretá), por brasileños (en Itaipú),  por argentinos o brasileños en los puentes de gran envergadura. La mayoría de los proyectos importantes fueron realizados por profesionales extranjeros, con escasa participación de paraguayos.

Pese a esta situación de deficiencias, de alguna manera se podría mejorar la calidad de obras con un buen control de su ejecución a través de  fiscalizaciones eficaces que garanticen la calidad.  El Mopc no dispone de ingenieros para las fiscalizaciones de obras importantes, se recurre a la contratación de consultoras fiscalizadoras que reclutan los profesionales ingenieros para sus fines; estos ingenieros son los mismos que estuvieron al servicio de las empresas contratistas de obra o ex funcionarios del Mopc, sin aptitudes y capacidades para fiscalizar obras importantes de ingeniería,  arrastran los mismos vicios aprendidos durante su experiencia laboral inicial, a los que recurren las empresas contratistas para obtener beneficios a consta de la calidad.

Se ajusta a la realidad cuando el Mopc afirma que se requiere recurrir a la contratación de profesionales extranjeros para cubrir los déficits de ingenieros, sobre todo cuando se requiere mejorar la calidad de las fiscalizaciones, supervisiones y elaboración de proyectos de infraestructura.

El problema no solo radica en la cantidad, también en la calidad. La mejora o reforma del sistema educativo es un proceso que puede llevar muchos años, el optimizar la calidad de los profesionales.

En épocas pasadas el Centro de Estudiantes de Ingeniería se ha caracterizado por su lucha por mejorar la calidad de la educación y por defender la soberanía en las grandes obras hidroeléctricas que se proyectaban en su momento;  en cierta forma se mantenía una cierta autonomía universitaria en la elección del Consejo directivo, decanos y profesores. Esto ha cambiado a partir de 1983, con el nombramiento como decano del ingeniero Guillermo Sánchez Guffanti, previo copa miento del Consejo directivo utilizando los mismos procedimientos de elección de candidatos del Partido Colorado. En las elecciones de consejeros no docentes, docentes y estudiantiles se empleó la estructura de la ANR para acarrear funcionarios ingenieros empleados en las hidroeléctricas y entes públicos (viático incluido) para definir las elecciones.

Con la elección del nuevo decano se selló el futuro de la Facultad de Ingeniería y futuros egresados. Su primera acción fue barrer con los profesores que no comulgaban con el nuevo orden establecido, desde entonces se logró el completo control partidista con la elección de decanos, profesores, y dirigentes estudiantiles sumisos a intereses particulares, y otros se amoldaron para no perder privilegios.

En el año 1979, a pedido del Centro de Estudiantes de Ingeniería al Consejo directivo, se creó la cátedra paralela de Mecánica I, cuyo titular era el ingeniero Guillermo Sánchez Guffanti, por las pésimas condiciones en que se desarrollaba la misma; de 40 alumnos solo asistían dos a la clase del profesor titular, el resto asistía a la clase paralela de un profesor asistente. Este señor se introduce en la política partidaria y como miembro del Círculo de Ingenieros Colorados (CIC), creado para defender las políticas de la dictadura en esa época, consigue ser nombrado decano de la Facultad de Ingeniería, posteriormente fue presidente de Corposana y luego candidato a presidente de la república por el Unace. Desde entonces, y hasta la fecha, todos los decanos fueron miembros del Círculo de Ingenieros Colorados dependiente de la ANR. Desde su creación, y durante mucho tiempo, este círculo controlaba y condicionaba la pertenencia al mismo para trabajar en el sector público y en el sector privado vinculado al sector público; solo toleraba la presencia de ingenieros no pertenecientes al CIC cuando no podían cubrir cargos con requerimientos de ingenieros especializados, exigidos por empresas extranjeras consorciadas u organismos internacionales.

Pese a las mejoras introducidas en la Facultad de Ingeniería en los últimos años, como la creación de nuevas carreras, estructura organizativa y edilicia, no será posible mejorar la calidad de la enseñanza y aprendizaje mientras la autonomía universitaria solo figure en los papeles  y no en la realidad, mediante la injerencia de políticas que solo beneficie a un grupo, con intereses particulares en las inversiones multimillonarias en obras públicas.

Del total de inversiones en obras públicas, es difícil cuantificar el daño para la economía del país como consecuencia de proyectos deficientes, obras de baja calidad, escasa vida útil, parte de obras pagadas y no ejecutadas, sobrefacturaciones, atrasos, créditos no aprovechados, etc. Sin temor a equivocarme, por lo menos, fácilmente se pudo duplicar la cantidad de rutas existentes con una gestión medianamente eficiente en la ejecución de obras públicas y la calidad de la educación universitaria.

Conseguir satisfacer las necesidades de profesionales ingenieros en cantidad y calidad solo será posible si se elimina o minimiza la injerencia de poderes fácticos en el ámbito de la educación universitaria y en el Mopc, que presionan para conseguir que todo siga igual. Los principales beneficiados de esta situación son las empresas contratistas de obras vinculadas a sectores políticos partidarios y congresistas, con la capacidad de remover fiscales, supervisores y hasta ministros, cuando no se amoldan a sus intereses particulares. El propio decano de la Facultad de Ingeniería, con su empresa constructora vial, forma parte de esta estructura de poder que tiene sometido al Centro de Estudiantes, varios gremios de la construcción y fiscales.

La vicedecana actual es presidenta del Centro Paraguayo de Ingenieros (CPI), lo que trae a colación, cómo el CPI podrá manifestarse para mejorar la calidad de la educación si forma parte de la estructura de poder mencionada.

El Articulo 79 de la Constitución establece: “La finalidad principal de las universidades… será la formación profesional superior, la investigación científica y la tecnológica… Las universidades son autónomas… elaborarán sus planes de estudios de acuerdo con la política educativa y los planes de desarrollo nacional. Se garantiza la libertad de enseñanza y la de cátedra”.

En conclusión, la Facultad de Ingeniería no cumple con la finalidad principal establecida en la Constitución por su formación superior deficiente, no desarrolla investigación científica y tecnológica, no tiene plena autonomía, sus planes de estudios no se adecuan con los planes de desarrollo nacional, no está garantizada la libertad de enseñanza y de cátedra.

El Artículo 283, de los deberes y atribuciones del Contralor General. “1. El control, la vigilancia y la fiscalización de los bienes públicos y del patrimonio del estado,..de la entidades autónomas,…”.

En la ejecución de obras públicas hay daños patrimoniales no controlados cuando se invierte en la ejecución de proyectos que no se ejecutan o tardan en demasía el inicio de su construcción, cuando existen atrasos importantes en la ejecución de obras contratadas, cuando no se utilizan oportunamente los créditos disponibles por la generación de intereses, cuando se contratan empresas sin las garantías bancarias requeridas, cuando no se rescinden contratos por incumplimiento comprobado, cuando no se cumplen con las especificaciones técnicas y los requerimientos de calidad de obra, cuando no se aplican multas y sanciones por incumplimientos previstos en los contratos, Todas estas situaciones, y otras, ocurren a diario en el desarrollo de las obras públicas, hay responsables pero no son sancionados.  El Contralor General no cumple con sus deberes cuando se trata de controlar y fiscalizar entidades como el Mopc. Esta situación de descontrol tiene sus causas y sus raíces pueden estar en el mismo poder legislativo, que controla los demás poderes del estado.

El Artículo 202, de los deberes y atribuciones del Congreso establece: “1. Velar por la observancia de esta Constitución, de las leyes…”.

El Congreso no vela por el cumplimiento de las leyes referentes a la autonomía de la universidad y de los deberes del Contralor General. Se puede suponer desconocimiento, desinterés, complicidad.

Es mi opinión, basada en 35 años de experiencia laboral. Experimenté la fuerza del poder fáctico en los primeros quince años de profesión, con varios empleos en empresas privadas vinculadas a obras del sector público, y con mayor fuerza en los años 2010-2011, en mi breve pasantía por el Mopc como jefe de una unidad de ejecución de proyectos. Hace diez años que me desempeño como profesional independiente, realizando fiscalización de obras. Observé el desempeño de los profesionales del gremio, comportamiento del gremio de estudiantes, gremios de ingenieros,  gremios de la construcción, actuaciones del Mopc y la calidad de obras ejecutadas, obviando detalles de público conocimiento referentes a la calidad de obras ejecutadas.

 

 

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