Edición N° 446 - Junio 2020

Centro Cultural y Deportivo

 

Proyecto: BRUTHER

Fotografías: Cortesía BRUTHER.

Ubicación: París.

Año: 2014.

Superficie: 1300 m²

 

Descripción elaborada por el equipo del proyecto.

La zona de Saint-Blaise tiene la mayor densidad de Europa, pero no alberga diversidad -de actividades, arquitecturas, poblaciones, usos- que pueda definirla como un barrio urbano y sostenible.

Situada cerca de la calle de los Pirineos y de la calle de los Maraîchers, claros ejes de actividad, la zona de Saint-Blaise no obedece a esta dinámica, y por lo tanto representa un enclave. Altos edificios con geometrías complejas, en su mayoría de los años 70 y 80, materializan el contorno de una zona cerrada alrededor de un gran vacío público, que idealmente sería un lugar de actividades e interacciones. En esta zona, cuya diversidad a pesar de ser sostenible resulta opresiva, este gran vacío representa un valioso recurso para unificar y revelar.

En el marco de la pauta marcada por el Grand Projet de Renouvellement Urbain (proyecto de renovación urbana), el futuro centro cultural y deportivo tiene en cuenta y reacciona a esas condicionantes específicas.

Compacto, el proyecto se convierte en un hito en este denso barrio; ahorra terreno, verdadero recurso de la zona, y se desarrolla verticalmente, respetando las distancias requeridas y atendiendo a los edificios circundantes. En el eje de la rue Mouraud, la ubicación permite al nuevo centro beneficiarse de excelentes condiciones de sol y ofrece principalmente vistas desde la calle al patio, generoso espacio público con verde, invisible hasta entonces.

Transparente, el proyecto se convierte en un vínculo que establece nuevas perspectivas y crea relaciones entre las diferentes instalaciones del barrio, por su ubicación y materialidad. Así, esta red de servicios (guardería, escuela...) en la que participa el centro, está unida por el gran espacio público. Por la transparencia y la porosidad de su salón ciudadano, el centro invita, acoge y vincula a las personas y a los usos. A lo largo de sus cuatro fachadas, el proyecto ofrece y agrupa un abanico de materialidades, más o menos transparentes, en relación con las diferentes actividades. Adapta la envolvente del edificio a las necesidades específicas de las funciones, expone los nuevos usos a los habitantes; y durante la noche, brilla e ilumina su entorno, apoyando la renovación del atractivo del barrio.

Flexible, el nuevo centro está pensado como una arquitectura sostenible. Por un lado, el proyecto responde a las necesidades pero no las paraliza; independiente del muro cortina, su estructura de hormigón soporta una serie de plantas libres, distribuidas por un núcleo. La generosidad como denominador común de todos los espacios, para permitir la re-interpretación y la renovación en función de las evoluciones de los usos y necesidades.

En un volumen compacto, el proyecto agrega una gran diversidad de funciones, espacios, usos, relaciones con el exterior, materiales... y los muestra en un barrio donde no hay diversidad. Es un volumen único, con caras ligeramente curvadas, que expresa la superposición de distintas funciones en altura, con franjas que envuelven el edificio. Cada parte de este conjunto, cada capa de esta estratificación, ofrece sus propias cualidades y características; es bueno detallarlas a través del recorrido contrastado y cambiante del centro.

Protegido por el entorno privilegiado de los edificios que lo rodean, el proyecto se convierte en una nueva polaridad, lugar de convergencia; atrae y recoge las dinámicas urbanas, proyecta destellos y reflexiones, habita y articula un espacio público, revelado y devuelto a su vecindario.