Edición N° 429 - Enero 2019

Clandestinidad e ilegalidad

 

 

El doctor Ricardo Rodriguez Silvero expone en este artículo, las diferentes realidades que vive nuestro país, como lo indica en el título. Ellas conforman simultáneamente estructura y coyuntura, confluyendo e influyendo una en otra y vice-versa, encauzando procesos existenciales.

Hay varias realidades yuxtapuestas, superpuestas y entrelazadas en materia de registración de actividades vs datos en Paraguay. Una de ellas es la clandestinidad simple, la otra son la de los delitos económicos tradicionales y otra más la criminalidad cruenta y asesina. Todas ellas conforman simultáneamente estructura y coyuntura, confluyendo e influyendo una en otra y vice-versa, encauzando procesos existenciales. Pretender hacer valer solamente una de ellas o, peor, una sola parte de una de ellas, es ver sólo lo visible, por ejemplo, la cara iluminada de la luna o sólo una parte de ella. La cara oculta no se la ve. Peor es el caso de aquellos otros lejanos sistemas solares en la vía láctea o más allá de ella. Ni siquiera se los ve, ni en su parte iluminada ni en la oculta. Es más, algunos ni siquiera tienen noción de su existencia. Pero, como la humanidad lo ha evidenciado a lo largo de miles de años de hechos comprobados y de intuiciones acertadas, no solamente lo que se ve, existe: Lo que no se ve, puede tener aún mayor magnitud y más importancia que lo percibible a simple vista.

Economía socio-ambiental

Algo similar ocurre con nuestras realidades económico-financieras-tributarias, con las sociales en el amplio sentido de la palabra y con las ambientales, como hábitat integral en aire, suelo y subsuelo. Observadores de ellas, numerosos por cierto y tal vez incluso grandes mayorías, no son conscientes de que con frecuencia están analizando sólo una parte de la realidad iluminada. Tal vez ni intuyan la existencia de la no iluminada. Y mucho menos aquella otra que escapa a nuestros sentidos.

Clandestinidad

 Es aquella que no se registra en oficinas públicas porque por tradición o costumbre o estilos de vida o modos de producción diferentes no se cuantifica y tampoco se informa por escrito a las autoridades, públicas y privadas. Eso pasa con la “economía campesina” o la de “subsistencia”. Es cultivar y cosechar para su propio consumo. Es tener criaderos de aves y de ganados bovino, porcino, equino y caballar, entre otros, en poco número y tan sólo para el manejo de uno mismo y de sus allegados en el hogar. En aquellos parajes alejados de la civilización, es decir más allá de los caminos asfaltados y empedrados, detrás de los bosques y de las serranías, viven comunidades campesinas dedicadas a actividades agropecuarias y forestales, sin que ninguna instancia, ni pública ni privada, haya tan solo pretendido cuantificarlas y darles un valor económico. En esa economía clandestina viven aún segmentos de nuestra población, de magnitudes y valores desconocidos. Sobre esto se ha informado abundantemente en décadas pasadas, tanto por parte de antropólogos y etnólogos como de parte de otros científicos sociales de mayor y mejor percepción de la realidad nacional.

Delitos económicos

Los tradicionales aquejan a nuestro país desde sus mismos orígenes: son contrabando y evasión tributaria. En décadas pasadas se les agregaron piratería, falsificación y comercio desleal. En años no lejanos se ampliaron practicando por doquier giro y lavado de dinero no reportados.

Crimen organizado

Más recientemente se impusieron ya actividades criminales, locales e internacionales. Entre ellos descuellan giros ilegales para paraísos fiscales así como para organizaciones terroristas y narcotraficantes, en ocasiones ya articuladas en siniestra alianza. El narco-terrorismo se ha extendido. Y el número de secuestros, tortura y asesinatos de las víctimas, directos o por encargo, en los últimos tiempos cobraron vigor asesino.

Cuantificación parcial

En ese contexto general, a quién asombrará que la economía subterránea, medida parcialmente, haya representado el 39 por ciento del producto interno en el año 2017, esto equivale a un valor cercano a U$D 11.700 millones de dólares, dependiendo obviamente del valor que se estime para el PIB. En cifras utilizadas por Pro Desarrollo Paraguay, publicadas hace unos días, de los U$D 30.186 millones de dólares del producto interno bruto, existen aparte U$D 11.652 millones de dólares que corresponden a la economía subterránea. Habrá que informarse adicionalmente sobre cómo se han cuantificado los delitos económicos y en qué medida se ha ignorado el crimen organizado.

 

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