Proyectar en contextos de desigualdad y proponer un espacio para atender de manera participativa la producción social del hábitat fue el objetivo del concurso nacional de ideas para estudiantes Consultorio desmontable.
El certamen fue promovido por el Proyecto Habitar, de la Fadu-UBA (Facultad de Arquitectura, Diseño y Urbanismo de la Universidad de Buenos Aires), y contó con un jurado conformado por los arquitectos y docentes Santiago Bozzola, Ariel Jacubovich, Cristian Cordara, Rodrigo Aramburu, Eugenia Jaime y Julián Salvarredy.
Para los organizadores, la clave del concurso residió en “incentivar el ejercicio creativo y promover la participación de estudiantes de carreras de diseño y arquitectura de universidades públicas como una forma de conocer desde la práctica disciplinar la compleja realidad del hábitat”.
El objetivo del certamen apunta a adecuar el programa social a la versatilidad de la propuesta espacial. La simpleza del sistema constructivo, su sencillo armado y desarmado, la utilización de herramientas de fácil acceso, la facilidad de traslado y la capacidad para adaptarse a diferentes espacios fueron los elementos más importantes a la hora de evaluar los trabajos.
El primer premio
El primer lugar lo ocupó Nicolás Hernán Oteiza, estudiante de la Facultad de Arquitectura, Urbanismo y Diseño de la Universidad Nacional de Mar del Plata.
El proyecto, en base a una estructura de pallets y cubierta de lona sobre un armazón tubular, brinda según su autor “mucha libertad a la hora del armado, ya que los palets se pueden agrupar de cualquier manera, dando como resultado un sinfín de asociaciones posibles dependiendo de la actividad a realizar”.
Dada la poca complejidad del montaje el consultorio se puede rearmar en caso de desarrollar otra actividad. En función de optimizar los recursos disponibles, Oteiza decidió utilizar productos estandarizados de los principales distribuidores de materiales de construcción. “El sistema prescinde de una empresa prefabricadora y el resultado es una obra de bajo costo y rápido montaje”, señala el autor.
El jurado ponderó el trabajo y destacó que el sistema constructivo está técnicamente bien resuelto y permite la participación de la comunidad “no sólo en su sencillo armado y desarmado sino en su transformación en el tiempo de acuerdo a las necesidades”. Elogió también que los materiales seleccionados fueran de fácil traslado, acceso y reemplazo.
“El proyecto genera una relación virtuosa de tensión entre los elementos que lo constituyen, mientras la forma de cubierta convoca, los pallets aportan versatilidad en propuestas espaciales de diversas escalas. La propuesta formal se distancia del entorno poniendo en relieve el carácter colectivo y público de los Consultorios de Atención Primaria de Hábitat. Por otra parte se integra utilizando resoluciones livianas, versátiles y económicas”, señaló el jurado.
El segundo premio fue para estudiantes de la Facultad de La Facultad de Arquitectura, Urbanismo y Diseño de la Universidad Nacional de Córdoba.
Las autoras, Macarena Belén Bressan y Cindy Dallegre, se basaron en conceptos de flexibilidad, sustentabilidad, facilidad de transporte y versatilidad. Estos puntos de partida generaron un espacio flexible y funcional a los requerimientos del consultorio.
“El montaje y desmontaje del habitáculo está diseñado con una lógica de plegado y rebatido y la idea es aportar soluciones en forma colectiva y fomentar reciprocidad vecinal y comunión”, dicen las autoras.
El jurado apreció el sistema constructivo, su desarrollo completo y claro en sus posibilidades de armado y desarmado. También destacó que responde al programa social y ofrece variables en la ocupación del espacio. Sin embargo, apuntó que “el armado y desarmado del consultorio resulta complejo” y puso en duda la durabilidad “afectada por su instalación a la intemperie”.
El tercer premio fue para Martín Caracoche, Tomás Eracovich y Mariana Chalde, estudiantes de la Facultad de Arquitectura y Urbanismo de la Universidad Nacional de La Plata. El proyecto se basa en los pilares de la arquitectura efímera y es por eso que la figura del módulo ordena la composición.
Los autores partieron de un espacio mínimo como área donde se desarrolla una consulta tipo de una familia. “El módulo se materializa en la estructura liviana de caños de PVC, que da sostén al consultorio y provee su mobiliario, garantizando el mínimo recurso por su fácil armado y transporte”, dicen los estudiantes.
El jurado observó que el proyecto ofrece un sistema constructivo modulado que permite el armado y desarmado de manera sencilla. “El sistema permite crecer longitudinalmente y propone variantes de transformación espacial. La doble piel contempla su adaptación a las condiciones climáticas”, señalaron los jurados, aunque observaron que la propuesta no resuelve de manera adecuada la disposición y relación de los espacios en configuraciones de menor escala, más allá de la distribución del mobiliario.
También se entregaron dos menciones honoríficas para estudiantes de la Fadu-UBA. Una, para Yésica Lamanna y Marisol Sotera, por su propuesta de un módulo de 3 x 3 metros con capacidad de ampliarse y combinarse, y la otra para Agustín Mango, Mariana Aleksandrowicz y Martina Frachia, por su idea de un habitáculo con paneles rebatibles que busca fundir interior y exterior.
Qué es y cuáles son los objetivos del Proyecto Habitar
El equipo que Integra el Proyecto Habitar está conformado por profesionales de disciplinas referentes al hábitat y el espacio que trabajan para “aportar a la Igualdad social (y espacial) desde nuestra disciplina, acercando nuestro conocimiento a sectores a los que habitualmente no llega y contribuyendo a procesos sociales de construcción del hábitat”, señala Julián Salvarredy desde la Fadu-UBA.
El trabajo que realizan articula organizaciones sociales, movimientos políticos, instituciones estatales y no gubernamentales. “Es independiente de partidos políticos”, señalan.
ARQ Clarín
22.07.14