Edición N° 405 - Enero 2017
Curvas, manchas y colores: musas a la hora de dibujar un jardín
En esta edición, el arquitecto Francisco, Pancho, Crosa aconseja elegir las curvas, “las más entusiastas y osadas que emocionen nuestra sensibilidad” a la hora de dibujar los jardines y adornarlos con “manchas grandes, decididas, con los colores que la naturaleza nos da con tantas flores y verdes”
Las inspiraciones para el diseño de los jardines se encuentran fácilmente en la naturaleza. Descubrimos en ella formas que copiar para obtener éxito en el paisaje de nuestra arquitectura. Y de esas formas, por si aún no lo notó, las más bellas y predominantes son las curvas: la línea de los árboles y bosques, las hojas, nubes, la silueta femenina…
Cuando dibuje su jardín elija curvas escogiendo las más entusiastas y osadas, que emocionen su sensibilidad, y adórnelas (a las curvas) con flores.
Utilice manchas grandes, decididas, que muestren lo que usted desea exhibir. Supongo que le gustarán los colores que, principalmente en primavera y verano, natura nos da con tantas flores y verdes.
¿Ya visitó los viveros?
Entre estación y estación, las flores se van sucediendo en los árboles, siguiendo una cadena de colores: empezando con las más efímeras, las del lapacho: rosadas, blancas, amarillas. Le siguen los azules del jacarandá, y continúan las que son más persistentes: lluvia de oro, lluvia de orquídeas, tulipán de la india.
La floración arbórea alegra nuestras miradas altas, pero un poco más abajo encontraremos la de los arbustos que están a nivel de los ojos, las cinesias, con sus tonalidades rojas, rosadas, amarillas y hasta blancas; el niño azoté con flores radiales, la polifacética azucena. Son flores perecederas, más aún la ingrata azalea, que dura tan poco ¿vio?
Elija. Elija un tema y repítalo hasta formar la mancha. Los rígidos y rectilíneos muros que afean nuestros patios merecen ser ocultados y disimulados por conjuntos de plantas agrupados por especie conformando paisaje.
Un paisajista francés me sugirió alguna vez que para matar la muralla habría que utilizar el “efecto escalera”, es decir arrimar a la pared, las plantas más altas primero, luego las medianas, los arbustos, para rematar con las más pequeñas con flores ornamentales.
Los labios de señorita y las petunias compiten en belleza y exhibición de colores que lucirán hasta bien entrado el verano. Las encontrará en todos los paisajes, incluyendo los paseos centrales de avenidas, especialmente de aquellas ciudades concientes de que deben gastar sus dineros en alegrar los corazones de sus ciudadanos.
Y siguen los nombres de mujer; las románticas margaritas, las clavelinas, jazmín del cielo con su profundo azul, igual a las azulinas…
Anímese haga manchas: muchos ejemplares de pocas especies y no del revés.
¡Ah! Y corone el paisaje con santa rita, santa de los jardines, en el nivel más alto, los balcones y las pérgolas. Pero ya nos referiremos a las enredaderas más adelante.
¡Hasta la próxima!
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