Edición N° 512 - Diciembre 2025

De jefes a líderes: el paso imprescindible para la productividad en la construcción

 

En muchas empresas constructoras y direcciones de obra, la asignación de responsabilidades a los directores aún se realiza con técnicas desactualizadas. Tradicionalmente, los jefes son elegidos por antigüedad, resultados individuales, amistades o conveniencias políticas, sin considerar su conexión real con el equipo. Esta desconexión genera desmotivación y falta de colaboración, afectando directamente la productividad de la empresa.

No es lo mismo un jefe que un líder, y la diferencia se nota en los resultados. Mientras que un jefe puede lograr obediencia, un líder genera compromiso. La autoridad sin vínculo emocional solo produce cumplimiento; la verdadera motivación y colaboración nacen del respeto, la confianza y la inspiración. En un contexto laboral actual, donde los buenos profesionales tienen múltiples opciones de empleo, la cultura de trabajo, el trato cercano y la integración a metas significativas pesan más que el salario.

Elegir un líder en lugar de un jefe implica que el equipo se sienta escuchado, valorado y orientado hacia un propósito común. Esto no solo mejora el ambiente laboral, sino que también impacta en la productividad y en los resultados financieros del proyecto. Direcciones de obra lideradas por personas que inspiran y movilizan tienden a tener:

  1. Menos conflictos internos

  2. Problemas resueltos más rápido

  3. Mejor adaptación a cambios inesperados

  4. Mayor frecuencia en el logro de metas

Además, los beneficios económicos son evidentes: menos rotación de personal significa reducción de costos, equipos motivados trabajan con mayor eficiencia, un buen clima fomenta la innovación, y clientes satisfechos se traducen en fidelización y mejores negocios.

Por todo esto, la elección de la dirección de un proyecto no debería ser una decisión automática o impuesta. Debe considerar habilidades emocionales, visión compartida y capacidad de generar confianza. Un líder no es solo alguien que da órdenes; es quien inspira, escucha y moviliza a su equipo.

En conclusión, los sistemas tradicionales de jefaturas siguen funcionando, pero los sistemas modernos, donde la autoridad se combina con liderazgo, funcionan mucho mejor. La productividad en la construcción no depende solo de la planificación o los recursos, sino del compromiso de las personas. Pasar de jefes a líderes no es un cambio estético, sino una decisión estratégica que mejora la motivación, la colaboración y, finalmente, los resultados económicos de cualquier proyecto.

 

Colaboración Profesional: Ing. Anibal Alarcón