Edición N° 434 - Junio 2019

Diez arquitectas que merecen un Pritzker

 

Injustamente, el premio más prestigioso de arquitectura ha ignorado históricamente a las mujeres. Solo una ha recibido el galardón a título individual, Zaha Hadid. Kazuyo Sejima lo recibió junto con su socio Ryue Nishizawa, del estudio Sanaa y Carme Pigem en conjunto con Rafael Aranda y Ramón Vilalta de RCR Arquitectes.

Y otras han sido injustamente ignoradas, tal los casos de Denise Scott, coautora de los trabajos por los que en 1991 se premió en solitario al arquitecto Robert Venturi, su esposo, a pesar de que desde hacía 26 años firmaban conjuntamente sus obras.  De Elisabeth Haggenmüller, socia y esposa de  Gottfried Böhm que fue galardonado en 1986. Y de Lu Wenyu, socia de Amateur Architecture Studio junto con Wang Shu, premiado en solitario en el 2012.

En la actualidad, cada vez son más mujeres arquitectas quienes merecen ser reconocidas. El sitio arqa.com presenta algunas de ellas. 

Tatiana Bilbao, por su sensibilidad con el entorno. Es en la actualidad la arquitecta mexicana con mayor proyección internacional, pues tiene obras repartidas por todo el mundo. Empezó su trayectoria en el campo urbanístico, lo que le sirvió para tomar conciencia de algunos de los graves problemas de las ciudades mexicanas y su impacto en el tejido social y económico. Además, Tatiana Bilbao reivindica una arquitectura con un estrecho compromiso con la sostenibilidad. Su trabajo es polifacético e innovador, centrado siempre en una construcción que resulte útil al usuario y que aprenda del entorno que la rodea. Sus obras huyen del ornamento y prefieren materiales puros que creen sensaciones por sí mismos; muestra de ello es su intervención en el Museo Rufino Tamayo. Ha firmado obras de referencia en la arquitectura de nuestro tiempo como la Casa Aijic o el Jardín Botánico de Culiacán. Es profesora en la Universidad de Columbia y ha recibido numerosos premios y condecoraciones.

 

Alison Brooks, por su elegancia escultórica. Fundó su propio estudio en Londres en 1996 y desde entonces ha trabajado en proyectos que van desde la regeneración urbana hasta la vivienda. La obra de Alison Brooks tiene un lenguaje escultórico y potente, pero con un minucioso cuidado del detalle. En 2007 su estudio fue elegido para desarrollar el plan urbanístico de Newhall, en Reino Unido, toda una lección de buena arquitectura para un complicado proyecto a gran escala, que incluía 84 unidades con 5 tipologías de edificios diferentes. Ganó asimismo el concurso para realizar el cuadrilátero de la Universidad de Oxford, el primer edificio en esta universidad realizado por una mujer. Como teórica, en 2015 publicó el libro Synthesis: Culture and Context in early 2001, donde desarrolla algunos de los conceptos expuestos en sus conferencias. Su análisis se centra en la relación entre campo-ciudad y revisa los conceptos y transformaciones de la sociedad contemporánea.

 

Amanda Levete, por su innovación tecnológica. Trabajó para Richard Rogers y llegó a ser socia del estudio Future System, cuyo trabajo radicalmente innovador se caracterizaba por la arquitectura orgánica y llegó a tener un gran impacto social. En 2009 fundó su propia firma, AL_A. En paralelo a su carrera como arquitecta escribe en diferentes publicaciones y da conferencias alrededor del mundo. Su arquitectura se caracteriza por la innovación y la tecnología que desarrolla junto a un equipo multidisciplinar de arquitectos, diseñadores gráficos e ingenieros. Entres sus obras destacan una impactante instalación que realizó para el Museo Victoria & Albert en Londres; mediante un programa de diseño paramétrico proyectó un gran arco de madera que vinculaba la entrada de la institución a la calle (más adelante se encargaría de la ampliación del mismo museo). Fuera del Reino Unido ha construido grandes proyectos como el puente Spencer Dock en Dublín y el sinuoso y deslumbrante Museu de Arte, Arquitetura e Tecnologia en Lisboa, Maat.

 

Anna Heringer, por su compromiso social. Desde el proyecto Base Habitat en la Universidad de Arte y Diseño Industrial de Linz, Austria, donde imparte clases, participa en toda clase de proyectos de cooperación internacional. A pesar de ser alemana, su trabajo se centra principalmente en países como Bangladesh o Marruecos. Su arquitectura se interesa por la sostenibilidad, el desarrollo social y la artesanía local. Su proyecto de fin de carrera fue la Escuela Meti en Rudrapur, que ha sido reconocida internacionalmente por ser capaz de lograr una obra contemporánea con materiales y técnicas sencillas y tradicionales. Le bastaron muros de tierra, paja, bambú y telas de saris para levantar el edificio que cuenta con un sistema de aprovechamiento bioclimático. Tras este éxito construyó la escuela para electricistas Desi, también en Rudrapur y el Centro de capacitación para la sostenibilidad en Marrakech. En los últimos años ha diseñado algunos de los edificios para la Bienal Internacional de Arquitectura en Bambú, en China, un evento en el que se invita a arquitectos para construir edificios habitables en un espacio cultural e históricamente estratégico.

 

Carme Pinós, por su apasionada vocación. Pertenece a una generación en que las arquitectas eran minoría en España. Carme Pinós ha reconocido en numerosas ocasiones que su profesión es su vida y que para conseguir sus objetivos ha tenido que sacrificar y elegir. Se formó con Moneo y aprendió junto a Enric Miralles, junto al que construyó grandes proyectos. Cuando se separó de este último y creó su propio estudio, muchos olvidaron el papel decisivo de la arquitecta en el trabajo de ambos. Pinos pasó casi una década en el olvido hasta que reapareció dando conferencias alrededor del mundo, lo que le abrió las puertas de la construcción en países como México. Allí participó en el desarrollo de la ciudad de Guadalajara, levantando grandes rascacielos.

 

Denise Scott Brown, por su impecable trayectoria. Resulta complicado resumir en unas líneas la dilatada experiencia profesional de esta arquitecta, urbanista, profesora y escritora. Sus ideas y proyectos han sido decisivos en la formación de millones de estudiantes de todo el mundo. Fue la socia de Robert Venturi y el cincuenta por ciento de sus logros arquitectónicos, aunque no siempre le fueron reconocidos. Es coatura de Aprendiendo de Las Vegas, una obra imprescindible en la estantería de cualquier arquitecto que analiza la dispersión urbana y el simbolismo de esta llamativa ciudad. De forma individual es una relevante figura del urbanismo. Ha escrito y asesorado para el emplazamiento del World Trade Center, el Valle del Bouregreg en Marruecos y la ciudad de Nueva Orleans. Dirigió el plan maestro de la Universidad de Pennsylvania y la de Michigan, entre otras. Ha ocupado cátedras de arquitectura y planeamiento en las universidades de Pennsylvania, Harvard, UCLA (Universidad de California, Los Ángeles), UC Berkeley (Universidad de California  en Berkely) y Yale. Sin embargo, esta impresionante carrera profesional no fue suficiente para que en 1991 se le concediera junto a su socio, Robert Venturi, el premio Pritzker, que recayó individualmente en él. Brown no asistió a la ceremonia en señal de protesta, pero a nadie pareció importarle demasiado hasta que en 2013, Women in Design, una organización estudiantil de Harvard, inició un movimiento para se le reconociera este galardón, sin éxito.

 

Grafton architects, por su papel feminista. La firma irlandesa es uno de los pocos estudios de arquitectura de relevancia internacional en que sus socias son únicamente mujeres, Yvone Farrel y Shelley McNamara. Desde 1978 llevan trabajando en todas las escalas y programas de diseño, si bien sus proyectos destacan sobre todo en edificios públicos y educativos tanto locales como internacionales. Ambas han desarrollado independientemente una carrera académica como profesoras en escuelas de arquitectura de Europa y Estados Unidos. Su exitoso trabajo les ha llevado a recibir numerosos galardones como el premio World Building of the Year en el 2008 por su edificio de la Universidad Bocconi en Milán, el Jane Drew en reconocimiento a su destacada contribución a la condición de la mujer en la arquitectura y el Premio RIBA en el 2016 por su edificio de la Universidad de Ingeniería y Tecnología, en Lima. En el 2017 fueron nombradas curadoras de la decimosexta edición de la Bienal de Arquitectura de Venecia.

 

Jeanne Gang, por su implicación medioambiental. Desde 1997 dirige su propia oficina en Chicago, Gang Architects. Antes trabajó para OMA como arquitecta proyectista y jefa de diseño. Destacan sus proyectos de gran escala tanto residenciales como institucionales repartidos a lo largo de Estados Unidos. Sus trabajos son, según sus palabras, “un medio de activar respuestas a las situaciones contemporáneas en las experiencias humanas”. Una de sus obras más impactantes es el edificio Aqua Tower de Chicago. Un rascacielos de uso mixto con viviendas, estacionamientos, oficinas, hotel, áreas recreativas, deportivas, y jardines. La inteligencia intrínseca de esta obra permite crear una torre de 250 metros de altura que minimiza su impacto en el suelo y establece parámetros sostenibles y bioclimáticos. Su forma escultórica se inspira en los afloramientos (mineral o terreno que sale a la superficie) de piedra caliza de la zona de los Grandes Lagos y establece una estrategia formal para maximizar las vistas y asegurar la sombra. El edificio recibió el premio Emporis Skyscraper 2009 al rascacielos del año y fue finalista en el 2010, para el premio internacional bianual Highrise.

 

Nathalie De Vries, por su valentía. Es directora y cofundadora de la firma internacional de arquitectura y planificación urbana Mvrdv y presidenta de la Real Sociedad de Arquitectos Holandeses. Al terminar sus estudios de arquitectura trabajó en el estudio Mecanoo architecten, y en paralelo participó con sus actuales socios en el concurso Europan para jóvenes arquitectos donde ya destacaron ganando el primer premio con el proyecto Berlin Void. Hoy su estudio es uno de los más influyentes de la arquitectura contemporánea, logrando un lenguaje propio apoyado por un basto proceso de investigación que se va plasmando en diferentes publicaciones. Mvrdv no deja indiferente a nadie. Su obra ha sido tan admirada como criticada en círculos especializados. Entre sus proyectos más destacados se encuentran Viviendas Wozoco para ancianos en Amsterdam, el Pabellón neerlandés para la Expo 2000, el Edificio Mirador en Madrid o la reciente Biblioteca Pública de Tianjin. Como docente imparte clases en diversas universidades alrededor del mundo y lo compagina con cargos institucionales e incluso públicos en su país de origen.

 

Odile Decq, por su frescura. Arquitecta y académica francesa, el trabajo de Odile Decq aborda todas las escalas del diseño, desde objetos domésticos hasta proyectos de gran escala. Los diseños de Decq son todo un soplo de aire fresco. Lleno de vida y color, su estilo ha conseguido el reconocimiento internacional. Entre sus obras más relevantes se encuentran la Banca Popular de Rennes, el Museo de Arte Contemporáneo de Roma-Macro, el Fondo Regional de Arte Contemporáneo en Rennes-Frac y el restaurante de la Opera de Garnier en París. La enseñanza forma una parte esencial en su carrera. Desde 1992 es docente en la Ecole Spéciale d’Architecture de París, donde fue directora del departamento de arquitectura. En el 2014 creó en Lyon el instituto de innovación y estrategias creativas en la arquitectura Confluencia. Es Caballero de la Legión de Honor, la más alta condecoración francesa. Es miembro internacional del Royal Institute of British Architects (RIBA) y después de una trayectoria de 35 años, en el 2013, fue elegida la Mujer Arquitecta del Año, galardón otorgado por Architects ‘Journal y The Architectural Review.

 

Fuente
https://arqa.com