Edición N° 442 - Febrero 2020

El carbono incorporado en los materiales de construcción: qué es y cómo calcularlo

 

Como arquitectos, una de las mayores preocupaciones debiera ser la reducción de las emisiones de carbono incorporadas en los edificios. El ser capaces de medir, cuantificar y calificar sus impactos es un buen camino para comenzar

Todas las actividades humanas afectan al medioambiente. Algunas menos, otras mucho más.

Según el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (Pnuma), el sector de la construcción es responsable de hasta el 30 por ciento de todas las emisiones de gases de efecto invernadero. Actividades como la minería, el procesamiento, el transporte, las operaciones industriales y la combinación de productos químicos dan como resultado la liberación de gases como el CO2 (dióxido de carbono), CH4 (metano), N2O (óxido nitroso), O3 (ozono troposférico), halocarbonos y vapor de agua. Cuando estos gases se liberan a la atmósfera, absorben una porción de los rayos del sol y los redistribuyen en forma de radiación en la atmósfera, calentando nuestro planeta.

Con una cantidad desenfrenada de gases liberados diariamente, esta capa se espesa, lo que hace que la radiación solar ingrese y no pueda salir del planeta, causando impactos incalculables para la humanidad, como la desertificación, el derretimiento de los hielos, la escasez de agua y la intensificación de las tormentas, huracanes e inundaciones, modificando los ecosistemas y reduciendo la biodiversidad.

Como arquitectos, una de las mayores preocupaciones debiera ser la reducción de las emisiones de carbono incorporadas en los edificios y ser capaces de medir, cuantificar y calificar sus impactos es un buen camino para comenzar.

El término carbono incorporado o energía incorporada (también llamado contenido energético, energía gris, o energía oculta) se refiere a la suma del impacto de todas las emisiones de gases de efecto invernadero atribuidas a un material durante su ciclo de vida. Éstos van desde su extracción, fabricación, y construcción, hasta su mantención y eliminación. Por ejemplo, el hormigón armado (HA) es un material con una energía incorporada extremadamente alta, lo cual se debe a que, al fabricar el cemento, se liberan grandes cantidades de CO2 en la etapa de calcinación, donde la piedra caliza se transforma en óxido de calcio (cal virgen), y también en la quema de combustibles fósiles en los hornos. Si agregamos esto a toda la explotación de las arenas y piedras, el hierro para la armadura, su transporte hasta la obra para ser agregado a la mezcla, podemos comprender el impacto que causa cada decisión de un proyecto en el medio ambiente.

Otros materiales de construcción, como la cerámica, los ladrillos y el plástico, requieren grandes cantidades de energía para fabricarse ya que los minerales utilizados en ellos deben extraerse y tratarse en procesos energéticamente intensivos.

Es importante tener en cuenta que existen dos tipos de emisiones de carbono en relación a los edificios: el carbono incorporado y el carbono operacional. Éste se refiere a todo el dióxido de carbono emitido durante la vida útil de un edificio, como el consumo de electricidad, calefacción, refrigeración, entre otras actividades.

Comprender la cantidad de energía o carbono incorporado en los materiales de construcción es esencial para especificar proyectos más conscientes. Un “material sostenible” en un lugar puede tener una alta carga de energía en otro debido a la disponibilidad local y al tipo de transporte involucrado, por ejemplo.

Un método estandarizado para cuantificar los impactos ambientales de los edificios, desde la extracción de materiales y la fabricación de productos hasta el final de su vida útil y eliminación, es el Análisis del ciclo de vida (Life Cycle Assessment ) -también conocido como análisis de la cuna a la tumba, balance ambiental, balance ecológico o evaluación del ciclo de vida- es una metodología empleada en el estudio del ciclo de vida de un producto y de su proceso de producción, con el fin de evaluar el impacto potencial sobre el ambiente de un producto, proceso o actividad a lo largo de todo su ciclo de vida mediante la cuantificación del uso de recursos (“entradas” como energía, materias primas, agua) y emisiones ambientales (“salidas al aire”, agua y suelo) asociados con el sistema que se está evaluando.

Los documentos marco para su realización son las normas internacionales ISO 14040 y 14044.

Mediante una metodología cuantitativa, se obtienen resultados numéricos que reflejan las categorías de impacto y proporcionan comparaciones entre productos similares. La Universidad de Bath (Reino Unido), ha estimado el contenido energético de los principales materiales utilizados alrededor del mundo, por ejemplo.

También existen otras herramientas y tecnologías que prometen facilitar el proceso. Autodesk Inc. junto con Carbon Leadership Forum, y en colaboración con otras empresas de construcción y software, han desarrollado la herramienta Embodied Carbon in Construction Calculator (EC3), disponible para todo público en versión beta.

La idea es proporcionar a los usuarios la información que necesitan para tomar decisiones más informadas sobre el carbono incorporado de cada elemento de un edificio, impulsando soluciones inteligentes, conscientes y accesibles, incluso para los que no son especialistas. Como siempre, la consciencia en la toma de decisiones y las opciones disponibles son las mejores maneras de hacer que los procesos sean más inteligentes y sostenibles.

 

Fuente
www.plataformaarquitectura.cl