Edición N° 395 - Marzo 2016

El honor del Pritzker es para Alejandro Aravena

 

 

El primer chileno y el cuarto latinoamericano en ganar esta alta distinción en el ámbito de la arquitectura mundial. Antes lo recibieron el mexicano Luis Barragán y los brasileños Oscar Niemeyer y Paulo Mendes da Rocha

Alejandro Aravena de Chile ha sido el ganador del Premio Pritzker 2016, galardón que lo recibirá el 4 de abril en la sede de las Naciones Unidas en Nueva York.  

Es el más prestigioso de cuantos se conceden a la trayectoria de un arquitecto. Lo otorga la Fundación Hyatt y fue creado en 1979 por los Pritzker, una acaudalada familia de Chicago propietaria de la cadena de hoteles Hyatt. Los laureados reciben 100.000 dólares, un certificado formal de la citación, y desde 1987, un medallón de bronce que está basado en los diseños de Louis Sullivan, el arquitecto de Chicago considerado como el padre del rascacielos. En una de sus caras aparece el nombre del premio, mientras que en el reverso están inscritas tres palabras: “Firmness, commodity and delight”, representación de los tres principios fundamentales de la arquitectura formulados por el arquitecto romano Vitruvio: “Firmitas, utilitas, venustas” (Firmeza, utilidad, belleza).

 

Recepción y crítica

Aravena había recibido la noticia un mes antes del anuncio oficial, provocándole gran impacto, más aún cuando tuvo que guardar total hermetismo hasta la comunicación oficial.

Tras ello, se ha comentado críticamente que él mismo formó parte del jurado hasta el año 2015, que entre los arquitectos premiados, con sus 48 años es el segundo más joven (después de Ryue Nishizawa) y que se trata además de la primera vez que se entrega el Pritzker a un director en ejercicio de la Bienal de Arquitectura de Venecia, nombrado en julio pasado por la Junta de la Biennale di Venezia. Todo lo anterior indicaría que su obra tiene un interés principalmente actual. De los trabajos que Aravena ha realizado con la oficina de arquitectura Elemental, solo unos pocos tendrían una calidad “tal vez buena, pero en ningún caso excelente”. Aravena habría sido premiado no por la calidad de su obra construida, sino por su estilo especial de ejercer la arquitectura, que lo ha convertido en un símbolo del compromiso con la arquitectura social. Esta decisión de premiar a Aravena constituiría un verdadero cambio de paradigma en los criterios del Pritzker: desde la idea de premiar la obra de toda una vida de un arquitecto a premiar la relevancia actual de las propuestas arquitectónicas de un profesional promisorio.

Sin embargo, el valor que el jurado del Pritzker deba asignarle a la función social de la arquitectura es sin duda controvertido. La prensa generalista internacional ha tendido a celebrar el alejamiento de los criterios del premio desde aquel concepto estrecho y muy clásico sobre lo que cabe clasificar dentro de la “arquitectura como arte”, para acercarse a un concepto más amplio, que pueda valorar una “arquitectura activista”, capaz de reconocer a un pionero de la “arquitectura participativa y colaborativa” como Aravena y de premiar la orientación hacia las propuestas para solucionar los problemas sociales reales de las grandes metrópolis latinoamericanas.

 

Reacciones

Presentamos una selección de diferentes impresiones vertidas en los medios gráficos, online y redes sociales como parte del debate suscitado por el nombramiento de Aravena como Pritzker 2016.

“El Nobel de arquitectura sigue alejándose de la espectacularidad y vuelve a reconocer un modelo arquitectónico que ‘da oportunidades a los menos privilegiados’“. Xavier Cervantes, diario ARA, España.

“No puedo dejar de pensar en lo significativo del último Pritzker, porque Aravena es fruto de una tradición de diseño latinoamericano que se entrelaza con conversaciones internacionales. Elemental es impensable sin PreviLima (proyecto de vivienda experimental concebido en Lima a mediados de la década del sesenta), sin la naturaleza incremental de las zonas ‘informales’ que se traduce en formalización del incremento, sin Habracken y sus soportes, sin los experimentos en vivienda semi-auto-construida de los 50 y 60 que se llevaron a cabo a lo largo y ancho del continente. Aravena es impensable sin una tradición que nunca pudo desapegarse de la responsabilidad social que la arquitectura moderna le otorgó al arquitecto moderno; tradición que en América Latina nunca se diluyó, porque la inequidad es visible, de contrastes inaceptables, creciente, una constante, un hecho que el arquitecto no puede soslayar para dedicarse a búsquedas más personales. Este premio, que se concentra en un ser humano, es un premio a la región y a quienes en ella se ocupan por pensar cómo los elementos del espacio y la morfología urbana pueden, si encaminados de manera justa, descentralizar, distribuir y democratizar a través de la implementación socialmente responsable de la infraestructura, el transporte público, los espacios públicos, la vivienda... Arquitectos como Aravena, en el fondo, canalizan la inversión social (pública y privada) hacia donde debe ir: hacia la construcción de sociedades más equitativas”. Ana María Durán, Blog BAQ, Ecuador.

“En un momento en el que los titulares de arquitectura tienden a abastecer a la élite, se revela la notable noticia de que el jurado del premio Pritzker ha elegido a un arquitecto que funciona deliberadamente para el pueblo”. Margaret Rhodes, Wired, Estados Unidos.

“El Pritzker de este año, además de ser el reconocimiento a la trayectoria de un arquitecto, puede entenderse como una señal política sobre la manera en que se ha condenado, por generaciones, a millones de personas a vivir en los márgenes de todo, obligados a soportar condiciones indignas. Esas personas no pudieron escoger y lo que les ofrecieron era lo único que podían tomar: guetos gestionados desde podios en donde los iluminados diseñaban nuevas maneras de segregar, avaladas por sus cálculos, refrendadas por la tradición y ajustadas a presupuesto. El premio de Alejandro Aravena es a su arquitectura, pero también a la mirada política y ética de su trabajo con los más pobres, aquellos a los que pocos se detienen a escuchar”. Oscar Contardo, blog La tercera, Chile.

“(Alejandro Aravena) ha hecho algo que a mi juicio es fundamental, y es que no ha estado en un mundo de la ‘arquitectura fácil’ y cuando digo fácil me refiero a que hay una cierta arquitectura muy sofisticada, muy de elite, que tiene unos costos muy altos. Alejandro, siendo tan joven, se preocupó del tema de la vivienda social en Chile, y siendo un tema tan local, fue capaz de ponerlo en valor en el mundo entero a través de un concurso que llamó la atención de los arquitectos más importantes de los cinco continentes. (...) Logró mezclar este interés internacional con la participación del usuario y los agentes municipales; combinando a todos los actores relevantes y abriendo nuevos horizontes en torno a un tema tan complejo”. Pilar Urrejola, titular del Colegio de Arquitectos de Chile.

“Elemental/Aravena es la cara más visible de la aparición de nuevas estructuras de arquitectura ibero-americanas, menos centrada en las prácticas de autor y más enfocadas en procesos participativos, colectivos o colaborativos. Si bien estas prácticas no son todas iguales, comparten afinidades, no ocultan ni reducen las condiciones financieras para quienes (o con quienes) se proyecta. Luego de que el mainstream (tendencia, corriente principal) de la arquitectura mundial ha encerrado la disputa entre el edificio más alto y el más caro, respirando en la dependencia del poder financiero y bajo la tutela de una falsa neutralidad política, no hay más respuesta que el reposicionamiento del rol del arquitecto: el redescubrimiento de una conciencia del gremio, desde las obra que se producen hasta las relaciones de trabajo”. Tiago Mota Saraiva, columnista del Jornal i, Portugal.

“Yo respeto lo que Alejandro Aravena está haciendo y su desarrollo de la ‘mitad de una casa buena’ es una respuesta inteligente. Sin embargo, esta no es la frontera donde la arquitectura y el diseño urbano participan en el avance hacia la próxima etapa de nuestra civilización urbana global de alta densidad. No objetaría la elección de este año, si es que esta validación de la preocupación humanitaria, no fuera parte de una amplia tendencia en la arquitectura contemporánea que en mi opinión, está marcada por una desafortunada confusión, una mala conciencia y una falta de confianza, vitalidad y valentía respecto de la verdadera contribución de nuestra disciplina al mundo”. Patrik Schumacher, cuenta de facebook, Reino Unido.

“Lo que también es cierto es que, de algún modo, este premio puede ser visto como un reconocimiento a toda una generación de arquitectos chilenos que ha sabido crear un proyecto y un lenguaje propio, aplaudido alrededor del mundo. Y, al mismo tiempo, demuestra la voluntad del Pritzker de premiar en la figura de Aravena al arquitecto comprometido socialmente, siguiendo la tendencia que ha venido marcando durante los últimos años y de la que hasta la Bienal de Venecia se ha querido hacer eco”. Pedro Hernández Martínez, Arquine, México.

“Aravena es uno de los tantos arquitectos jóvenes chilenos que ha saltado a la fama internacional -así como Smiljan Radic, Mathias Klotz y Pezo von Ellrichshausen- un florecimiento que Aravena atribuye en gran parte a la escasez de recursos […] Mientras Aravena construye un impresionante portafolio de edificios, su estratégico cuestionamiento es lo que realmente impulsa su trabajo, y es lo que lo llevó a ser premiado con el Pritzker”. Oliver Wainwright, The Guardian, Reino Unido.

“Aravena piensa que la arquitectura debe recuperar el peso social y alejarse de la irrelevancia. Por ahí va la cosa. Sencillo: le ofrece futuro a gente que no tiene presente. Eso vale oro. Es uno de los temas esenciales de la actualidad y cualquier agenda que tenga los pies en la tierra, en América Latina, debe incluir este pensamiento”. Sergio Dahbar, El Nacional, Venezuela.

“Nuestra posición frente al premio Pritzker otorgado a Alejandro Aravena: Felicitamos a Alejandro y a todo el equipo que compone la oficina Elemental. Es un reconocimiento a la perseverancia y a su posición -articulada y de comunicación efectiva- en el estado global de la arquitectura. Nuestro principal cuestionamiento a Doble A (sic) es respecto a su posición política: Elemental es un proyecto de centro-derecha, anti-revolucionario. Evita por todos los medios atacar la distribución de recursos. Lo segundo es un estado compartido por muchos arquitectos, una pelea constante. No nos interesan demasiado los premios como el Pritzker aunque es indudable el impacto mediático que tiene. Es bueno que la arquitectura se revalorice. Ojalá que el próximo sea para Lacaton & Vassal.  Esperamos que este tipo de reconocimientos -sociales y económicos- se extiendan transversalmente en Elemental incluyendo a trabajadores y también a practicantes. Que les ‘chorree’ a todos”. 0300TV-Plan Común, Cuenta de Facebook, Chile.

“Según la declaración del jurado del Pritzker, Aravena ganó porque ‘personifica el renacimiento de un arquitecto más socialmente comprometido’. En esta declaración hay una diferencia entre la idea de ser un ‘arquitecto socialmente comprometido’ y realmente serlo. Tenemos que preguntarnos desde cuando existe esta época del compromiso social. ¿Es anterior a los años del propio Premio Pritzker? ¿O hay algún momento en el hecho de repartir premios que se dedica sólo a fruslerías? ¿Tenemos que ir al portafolio de cada arquitecto y buscar en ellos la vivienda social?”. Tim Abrahams, Cosmopolitan Scum, Canada.

“La declaración del jurado parece dar a entender que el reconocimiento con el premio Pritzker a Aravena, quien desde 2009 y hasta el pasado año fue miembro de ese mismo jurado, es la voluntad de elevar su figura a la categoría de paradigma, del nuevo modelo que debe guiar la arquitectura por venir. Corroboraría la impresión de que las decisiones de este jurado tienen más que ver con la definición y sostenimiento de un sistema basado en la fuerza del personalismo y en apuntalar las directrices políticas globales más convenientes del momento”. Fredy Massad, Blog ABC, España.

“A sus 48 años, es evidente que el jurado no está premiando la trayectoria, la diversidad o cantidad de obras, pese a que suman miles de viviendas sociales, y un espectro que va desde el diseño de muebles, arquitectura residencial e institucional hasta parques y planes de regeneración urbana y recuperación post desastres. Lo más relevante del legado de Aravena radica en su convencimiento del rol transformador de la arquitectura y la responsabilidad pública del arquitecto”. Pablo Allard, La Tercera, Chile.

“Aravena y sus cuatro socios -Gonzalo Arteaga, Víctor Oddó, Juan Cerda y Diego Torres- han demostrado con sus diseños urbanísticos y sus viviendas sociales una preocupación por las ciudades y por la humanidad que, ciertamente, habla de una nueva dimensión de la profesión (…) Con Aravena el Pritzker envía un mensaje casi contrapuesto al que ha lanzado en otros tiempos: es más urgente aprender bien gramática que escribir la gran novela”. Anatxu Zabalbeascoa, El País, España.

“Hay quienes parecen sorprendidos con el énfasis del jurado sobre la magnitud social del discurso y obra de Alejandro Aravena y sus colegas de Elemental, como si esto fuese una anomalía en la historia del premio. Pero el Pritzker no es un premio a las superestrellas del papel couché, cuya tradición se haya roto con Aravena y su provocador discurso político. Ya antes se ha premiado a arquitectos ‘fuera de norma’, como el australiano Glenn Murcutt, discreto, y con pequeñas obras apropiadas al clima y al paisaje; el japonés Shigeru Ban, cuyo trabajo ocupa solo materiales reciclables como plástico y cartón, con énfasis en proyectos humanitarios; o el suizo Peter Zumthor, un ebanista convertido en arquitecto que produce escasas obras y solo de acuerdo a su interés. El Pritzker se enfoca en las múltiples dimensiones de la modernidad, y el mensaje que nos envía hoy es que la responsabilidad social y medioambiental del arquitecto es un desafío ineludible de la vanguardia, dadas las críticas circunstancias de nuestra época”. Sebastián Gray Avins, revista Vivienda y Decoración, El Mercurio, Chile.

“La victoria de Aravena refleja, tal vez de la mejor manera posible, un grado de culpabilidad por el elitismo de la arquitectura. Atractivo, trotamundos, talentoso y con conciencia social, Aravena es lo opuesto a las acusaciones al ‘establishment’ arquitectónico, enjuiciado por desprenderse de los desafíos cotidianos de la pobreza y la desigualdad, y a la denuncia de que los arquitectos juegan únicamente en los bordes de los mayores problemas del mundo. Su trabajo y sus palabras inspiran a los arquitectos a pensar en los problemas de la vivienda, la sociedad, la pobreza y, quizás más importante que cualquier otra cosa, a participar con las comunidades y no sólo entre sí. Aravena debe su Pritzker a la oferta de esperanza que ha dado a una profesión temerosa de su propia falta de compromiso. El premio es una vacuna contra las acusaciones de irrelevancia. ¿Cómo alguien podría discutir contra eso?” Edwin Heathcote, Financial Times, Reino Unido.

 

Apreciaciones

Tom Pritzker, el presidente de la Fundación Hyatt, sponsor del premio, al anunciar al ganador, dijo: “El jurado ha seleccionado un arquitecto que profundiza nuestro entendimiento de lo que es el verdadero buen diseño. Alejandro Aravena ha sido pionero de una práctica colaborativa que produce poderosas obras de arquitectura y además aborda desafíos claves del siglo 21. Su obra construida da oportunidades económicas a los menos privilegiados, mitiga los efectos de catástrofes naturales, reduce el consumo energético, y proporciona espacio público acogedor. Innovador e inspirador, él nos muestra cómo lo mejor de la arquitectura puede mejorar la vida de las personas”.

A este alto honor respondió: “Mirando hacia atrás, nos sentimos profundamente agradecidos. Ningún logro es individual. La arquitectura es una disciplina colectiva. Así que pensamos, con gratitud, en todas las personas que contribuyeron a dar forma a una enorme diversidad de fuerzas en juego. Mirando hacia el futuro prevemos libertad. El prestigio, el alcance, la seriedad del premio es tal que esperamos utilizar su impulso de explorar nuevos territorios, enfrentar nuevos retos y caminar hacia nuevos campos de acción. Después de un pico tal, el camino no está escrito. Así que nuestro plan no es tener un plan, es  hacer frente a la incertidumbre, estar abierto a lo inesperado. Por último, mirando a la actualidad, estamos simplemente abrumados, enfervorizados, felices. Es hora de celebrar y compartir nuestra alegría con tantas personas como sea posible”.

El presidente del tribunal, Lord Peter Palumbo, ha dicho que cuando los miembros visitaron los proyectos de Aravena, sintieron una sensación de asombro y de revelación; entendieron que la suya es una forma innovadora de crear una genial arquitectura, con lo mejor que aún esta por venir”. Y haciendo referencia al poema de John Keats “Sobre la primera vez que vi el Homero de Chapman”, apuntó: “Stout Cortez contempló el Pacífico con ojos de águila, mientras que el jurado del Pritzker se sentía como un observador de los cielos cuando un nuevo planeta nada hacia su visión:  y, aunque no en silencio, sobre una cumbre en Darién; se miraron entre sí con una suposición salvaje, cautivados, pasmados y abrumados por la obra de Alejandro Aravena y la promesa de un futuro de oro”.

 

Lo que el jurado distinguió

El acta del jurado recoge algunos de los méritos de Aravena y también, el cambio de dirección que ha dado el Pritzker en los últimos años. Luego de premiar a Shigeru Ban en el 2014, a Frei Otto en el 2015 y a Alejandro Aravena en 2016, el Premio Pritzker muestra una reciente tendencia a destacar arquitectos que justamente han traspasado los límites tradicionales de la disciplina, transformándose en una figura más bien universal, capaz de influir en aquellos ámbitos que permitan que las soluciones a las problemáticas más urgentes de la sociedad puedan concretarse y -más importante aún- replicarse.

El acta del jurado expresa: “Alejandro Aravena personifica el renacimiento de un arquitecto comprometido con la sociedad. (...) Tiene un profundo conocimiento de la arquitectura y la sociedad civil, como se refleja en sus escritos, en su activismo y en sus diseños. El papel del arquitecto es desafiado para servir mayoritariamente a necesidades sociales y humanitarias, y Alejandro Aravena ha respondido a este desafío de forma clara, plena y generosa”.

“Alejandro Aravena ha entregado obras de excelencia arquitectónica en los campos de las comisiones privadas, públicas y educativas, tanto en su país de origen y en el extranjero.... Ha realizado proyectos de diferentes escalas, desde viviendas unifamiliares hasta grandes edificios institucionales.... Él comprende los materiales y la construcción, pero también la importancia de la poesía y el poder de la arquitectura para comunicarse en muchos niveles”.

 

La arquitectura como un atajo hacia la igualdad

“El equipo Elemental participa en todas las fases del complejo proceso de proporcionar viviendas a los más necesitados: colabora con políticos, abogados, investigadores, residentes, autoridades locales, y constructores, con el fin de obtener los mejores resultados posibles para el beneficio de las personas y la sociedad. (...) Este enfoque creativo amplía el ámbito tradicional del arquitecto y transforma el profesional en una figura universal, con el objetivo de encontrar soluciones verdaderamente colectivas para el medio ambiente construido.

 Se premia a un arquitecto que, convencido del poder de la buena arquitectura, ha dejado en evidencia la importancia de nuestro trabajo. Que de alguna manera está ayudando a cambiar esa idea establecida -y casi suicida- de que el arquitecto es el actor que encarece el proyecto a través de operaciones que nada tienen que ver con la realidad. Que en lugar de quejarse de lo que falta, ha logrado intensificar lo que está disponible, privilegiando el beneficio colectivo antes que la ganancia individual. Este parece ser el impulso preciso e inspirador que necesitábamos para retomar la responsabilidad que alguna vez dejamos en manos de otros. Y citando una vez más al nuevo Pritzker 2016, es una oportunidad única para demostrar que “la arquitectura puede introducir un concepto más amplio de ganancia: el diseño como valor añadido en lugar de un costo adicional; la arquitectura como un atajo hacia la igualdad”.

 

Llega por tercera vez a Sudamérica

Por tercera vez en la historia, el Premio Pritzker recae en un arquitecto proveniente de América del Sur. Un subcontinente tan fascinante como desigual y complejo, pues todavía existen una serie de situaciones no resueltas que mantienen a gran parte de la población viviendo en condiciones irregulares, por decir lo menos.

Actualmente, en Sudamérica habitan más de 400 millones de personas -el 6 por ciento de la población mundial-, de las cuales más del 80 por ciento vive en zonas urbanas (porcentaje obtenido a partir de los datos publicados por el Banco Mundial en su sitio web oficial). Esto ha generado un alto déficit de vivienda en la región, y al no haber respuestas claras frente a este proceso de urbanización, las ciudades se van colmando de asentamientos informales difíciles de manejar una vez consolidados. Según el último informe de ONU Hábitat, en Latinoamérica y el Caribe las personas que habitan en asentamientos precarios alcanzan los 110.7 millones.

“Para dar respuesta al crecimiento urbano de aquí al 2030, deberíamos ser capaces de construir, sólo en los países en vías de desarrollo, una ciudad de 1 millón de habitantes por semana con unidades de vivienda de 10.000 dólares, en el mejor de los casos” (Elemental: Manual de vivienda incremental y diseño participativo).

Paradójicamente, y a pesar de convivir día a día con esta situación, la generalidad de los arquitectos chilenos parece no estar realmente ocupado en hacerse cargo de ese desafío. Y es por eso que premiar a Alejandro Aravena en este momento podría considerarse casi un llamado de atención para los arquitectos y una positiva invitación a enfocarse nuevamente en lo elemental. Con el tema central de la próxima Bienal de Venecia 2016, “Reportando desde el Frente”, Aravena ya ha expresaba con fuerza este ideal.

 

Por primera vez en Chile

Por primera vez en la historia, el Premio Pritzker recae en un profesional de Chile, un país de 17.4 millones de habitantes que desde hace varios años viene siendo destacado por el notable trabajo de sus arquitectos. Como señalaba hace algunos meses un artículo en The Angeles Times, la arquitectura chilena comenzó a ejercer una amplia influencia en otros arquitectos alrededor del mundo a través de una serie de obras puntuales, presentando un impecable y sencillo uso de los materiales, y una adecuada incorporación a sus respectivos paisajes o entornos urbanos.

A pesar de que este reconocimiento es muy valorable y positivo para la escena arquitectónica de Chile  la pregunta de Andrés Iacobelli -cofundador de Elemental-: “Si es cierto que la arquitectura chilena es tan buena ¿por qué la vivienda social es tan mala?”, devuelve la discusión a una realidad que urge transformarse en la prioridad de todos sus arquitectos, y la respuesta a su interrogante podría venir desde el propio Aravena: “No hay nada peor que contestar bien las preguntas equivocadas”. Chile parece ya tener un camino recorrido, sólo falta poner el foco en el lugar correcto; ampliar el ámbito de acción.

 

Fuentes

www.pritzkerprize.com

www.plataformaarquitectura.cl

www.elmundo.es

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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