Edición N° 380 - Diciembre 2014

Frank Gehry se enoja y enseña el dedo mayor

Pero no se lo hizo a Mandu’a por no haberle dado el debido destaque como ganador del premio Príncipe de Asturias  en la categoría Arquitectura, como sí lo hiciera con Quino, laureado en Comunicación y Humanidades, en su momento. Pero aquí vamos Frank Gehry, es la hora de nuestra reivindicación.

Frank Gehry se adueñó de los titulares de la prensa, no solo española, también de periódicos on line, cuando respondió a un reportero que le preguntaba por su “arquitectura llamativa”, mostrándole el dedo mayor. Y también al proclamar que  “el 98 por ciento de la arquitectura de hoy es pura mierda”.
Fue en ocasión de su llegada a Oviedo bajándose del avión “en un estado de cierta ciclotimia”. El arquitecto llegó al hotel Reconquista como flamante ganador del Príncipe de Asturias de las Artes 2014, en el área de Arquitectura, galardón que recogió en el Teatro Campoamor, el pasado octubre. Al final, pidió disculpas: fue culpa del jet lag* (fatiga del vuelo).
Fue recibido, como es costumbre, por un grupo de gaiteros, con los que incluso se atrevió a improvisar un divertido baile. Pero al entrar en la sala de prensa para su encuentro con los periodistas, Gehry se agrió. “No sé nada, no me hagan ninguna pregunta”, advirtió nada más irrumpir en el salón. Y a la primera fue la vencida.
La sonrisa del arquitecto se torcía por segundos mientras escuchaba la traducción de la pregunta que abrió fuego, que refería a  las críticas que en ocasiones ha recibido por formar parte, supuestamente, de la arquitectura del espectáculo.
Primero silencio y, finalmente, un gesto como única respuesta. Gehry elevó el dedo corazón (también llamado medio, mayor o cordial) de su mano derecha y los periodistas quedaron atónitos.
“Déjenme decirles una cosa: el 98 por ciento de los edificios que se construyen hoy es pura mierda. No hay sentido del diseño, ni respeto por la humanidad, por nada. De vez en cuando hay personas que hacen algo especial, pero son muy pocas. ¡Dios santo, déjenos en paz! No pido trabajo, no tengo publicista, no estoy esperando a que me llamen. Simplemente si me llaman, lo hago. Trabajo con clientes que respetan el arte de la arquitectura, así que no hagan preguntas estúpidas”.
Tras la tempestad, llegó la calma con algunas respuestas más medidas y petición de disculpas incluida. “Por favor tienen que entender que estoy cansado y un poco aturdido por el viaje”, se justificó. Después habló de Bilbao y el Guggenheim, proyecto gracias al cual descubrió que “los edificios pueden marcar la diferencia” de la función de los edificios públicos como “iconos” que definen la ciudad, de su nueva obra para Louis Vuitton en París y hasta de las diferencias arquitectónicas entre Europa, Asia y Estados Unidos.
Pero esa es otra historia que él mismo se encargó de eclipsar con un mero gesto. Como el último ladrillo que termina definiendo todo un edificio.

Colegas demuestran su apoyo

El gesto del arquitecto canadiense provocó reacciones y, obviamente, en el mundo de la arquitectura por lo que algunos de sus colegas prontamente se solidarizaron con él, pero no a través de un comunicado, u otro tipo de documento, por cierto, sino de una manera muy particular.
Richard Meier, Charles y Ray Eames, Frank Lloyd Wright, Le Corbusier, Oscar Niemeyer,  David Chipperfield, Rem Koolhaas, Louis Kahn, Peter Eisenman, Ludwig Mies van der Rohe, I.M.Pei, Carlo Mollino (fue un arquitecto y diseñador italiano. Se le atribuye la frase: “Todo es permisible con tal de que sea fantástico”), Marcel Breuer (fue un arquitecto y diseñador industrial húngaro de origen judío. Uno de los principales maestros del Movimiento Moderno que mostró un gran interés por la construcción modular y las formas simples), Richard Rogers, Richard Neutra (fue un arquitecto austriaco, nacionalizado norteamericano, considerado uno de los arquitectos más importantes del Movimiento Moderno), Renzo Piano, Norman Foster y Tadao Ando, son algunos de los que han “demostrado su apoyo” al ganador del Pritzker 1989.
Vean de qué manera.

(*) También conocido como descompensación horaria o  disritmia circadiana (síndrome de los husos horarios) es un desequilibrio producido entre el reloj interno de una persona (que marca los periodos de sueño y vigilia) y el nuevo horario que se establece al viajar a largas distancias, a tr avés de varias regiones horarias.

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Fuente
http://noticias.arq.com.mx