Edición N° 392 - Diciembre 2015
Gaudí allende los mares
Un proyecto olvidado del arquitecte català se pretende materializar en Rancagua, una pequeña ciudad en el corazón del país andino. No tendrá la espectacular altura prevista para el cimborrio (construcción en forma de torre) de la Sagrada Familia -unos 170 metros de altura-, pero la modesta capilla llevará en su “ADN”, la impronta inconfundible del genial Antoni Gaudí.
Esa es al menos la intención de la Corporación Cultural Gaudí de Triana, una institución creada en el año 1996 con la finalidad de convertir en realidad un antiguo proyecto diseñado por el arquitecto modernista siguiendo la petición de un monje franciscano de Chile, el fraile Angélico Aranda.
El proyecto cuenta con el visto bueno del Patronato de la Sagrada Familia, y ha sido apoyado públicamente por la presidenta chilena, Michelle Bachelet quien aseguró en el acto del lanzamiento del proyecto, el pasado diciembre en Rancagua, que las obras se desarrollarían durante el presente año siguiendo los bocetos conservados y que tanto entusiasmaron al receptor de los mismos. Sin escatimar recursos, para el conjunto de la obra el costo es de 4,5 millones de dólares.
La historia
“La historia de esta capilla es uno de los relatos más fascinantes que he conocido nunca”, explicó el arquitecto chileno Christian Matzner, coordinador general del proyecto Centro Cultural y Espiritual Gaudí en Rancagua que ahora cuenta con el beneplácito y la financiación del Gobierno de Chile.
Una apasionante historia llena de coincidencias, casualidades y por encima de todo, tesón y coraje por parte de un grupo gestor que supo primero seguir la pista clarificando el dormido propósito, para más tarde lograr implicar a las fuerzas necesarias prescindiendo de ideologías, apostando sólo por una oferta turística de arte y calidad.
Era el 5 de Julio de 1996, en Barcelona, cuando el senador chileno Nicolás Díaz y el arquitecto del mismo país Christian MatznerThomsen, agradecían la entrega de un puñado de tierra del lugar exacto de la Sagrada Familia donde irá colocada la capilla de la Asunción, gemela de la que Antonio Gaudí ofreció a Rancagua en 1922. El dorado cofrecillo que la acogió fue cerrado. Le esperaba más de un año antes de mezclarse con tierra chilena en otra ceremonia con la cual se cerraría el círculo del proyecto, iniciado 74 años atrás.
No imaginaban los avatares que esperaban a la obra.
Así comienza
En 1909, Aranda, que a su vocación religiosa sumaba una irrefrenable pasión por la pintura, se embarcó rumbo a España con intención de perfeccionar su técnica pictórica. A su paso por Barcelona hizo una visita a las obras de la Sagrada Familia y allí conoció en persona a su admirado Gaudí.
Entre ambos surgió una mutua simpatía, pues se sabe que el franciscano regaló una de sus pinturas a Gaudí, “El pan de los pobres”, y el arquitecto le correspondió firmándole un autógrafo.
Pasados algunos años, por azar, el 15 de agosto de 1922 festividad de la Asunción, Aranda volvió a ponerse en contacto con mestrecatalà, a quien se decidió escribirle solicitándole unos planos para la construcción de una capilla, con éstas palabras: “Estoy empeñado en elevar una pequeña capilla a la Virgen y deseoso de hacer una obra original, bien original, me acordé de usted y me dije: ¿cómo no va a obsequiarme con un plano de los que sólo él sabe hacer? Se lo pido en nombre de Nuestra Señora de los Ángeles, prometiéndole corresponderle con mis oraciones”.
La copia de esta carta se conserva hoy en el Archivo Diocesano de la ciudad condal (Barcelona). La solicitud obedecía al deseo del fraile de construir una Porciúncula en Rancagua.
En el acto del lanzamiento del proyecto, el obispo de la diócesis, Monseñor Alejandro Goic, explicó: “Una Porciúncula es un lugar que rememora el sentido fundacional franciscano del perdón. El perdón es parte del proceso de sanación de una persona herida y todas las personas lo necesitamos, los pueblos lo necesitan”.
Y ese mismo azar hizo que el 12 de octubre de 1922 día de la Virgen del Pilar, Patrona de la Hispanidad, Antoni Gaudí por medio de su secretario Joan Martí Matlleu le hace saber que él está absolutamente dedicado a la Sagrada Familia, pues tenía plena conciencia de que dada su edad luchaba contra el tiempo: Tengo setenta años y en lo que me queda de vida no haré lo que necesita la Sagrada Familia. Pero añadía que después de comprobar las medidas proporcionadas por el Padre Aranda y ver que coincidían -de nuevo el azar- con la capilla de la Asunción que estaba estudiando como elemento de la Sagrada Familia, no tenía inconveniente en ofrecérsela para ser realizada en Chile, a la vez que le solicitaba algunos detalles concretos sobre el lugar de su construcción. El ofrecimiento en firme, del que existe una orden de envío en los archivos diocesanos relativos a Gaudí. El regalo sería a la vez un lazo de unión entre España y América, explicaba en su carta a la que adjuntaba algunos diseños.
Por desgracia, la muerte del arquitecte en 1926 y más tarde el estallido de la Guerra Civil española hizo caer en el olvido aquel proyecto chileno de Gaudí.
En 1973, sin embargo, el entonces director de la Cátedra Gaudí, Joan Bassegoda, encomendó la labor de reordenar los documentos custodiados en el archivo diocesano de Barcelona, y fue entonces cuando se redescubrieron las copias de las cartas y diseños realizados por Gaudí para el santuario de Santa María de los Ángeles en Rancagua.
Ahora, más de 40 años después del hallazgo, parece que por fin el sueño “gaudiano” de Angélico Aranda se hará realidad. El inicio de las obras se había previsto para la segunda mitad de este año y su finalización se prevé para el año 2017.
En la supervisión y dirección de los trabajos se encuentran varios arquitectos dirigidos por Christian Matzner, un experto que fuera alumno de Bassegoda años atrás.
Cuando al fin esté concluido, este singular santuario que ha permanecido “hibernando” casi 100 años, ofrecerá al mundo una estampa de 30 metros de altura y algunas de las características más reconocibles de Gaudí.
Con su realización, se cumplirá el sueño del religioso chileno, pero también saltará del papel a las tres dimensiones -en piedra y hormigón-, uno de los diseños de Gaudí proyectados para construirse fuera de España.
Otros proyectos internacionales, como su rascacielos para Nueva York o sus edificios destinados a Tánger en la época colonial española, nunca se hicieron realidad. Será por tanto el único edificio con el “sello Gaudí” fuera de España, una “rareza” que sin duda atraerá a miles de visitantes.
El proyecto
La primera piedra del proyecto, que además de la pequeña capilla -de 10 m de ancho, 10 de largo y 30 de alto- contará con espacio cultural subterráneo y una gran plaza, se colocó en el Parque Cataluña, un terreno de 14 hectáreas en Rancagua, a 90 kilómetros al sur de la capital chilena.
En el 2017, este remoto lugar se convertirá en el único rincón del planeta fuera de España con una obra proyectada por Gaudí, uno de los máximos exponentes de la arquitectura de todos los tiempos.
La capilla tendrá forma de “hiperboloide y representará simbólicamente el sentido original de la Asunción de la Virgen, según la cual ella descansa en su cama y los ángeles, situados en la parte superior de los frontones, la cobijan en su ascensión”, explicó el arquitecto Matzner, uno de sus artífices y encargado de hacer realidad el anhelo del franciscano chileno.
Este proyecto espiritual y cultural de gran valor arquitectónico y simbólico prevé varios espacios arquitectónicos tales como el Centro Cultural y Espiritual, que incluye la capilla de Nuestra Señora de los Ángeles -cuya parte interior contará con un recinto principal presidido por un altar central, un coro circular a 8 m de altura y una cripta subterránea en la que descansarán los restos de Fray Aranda, el originario impulsor de la idea- y salas de encuentro para reuniones, actividades artísticas, exposiciones, encuentros, estudio y promoción de la obra de Gaudí, o de temas asociados a las actividades del Centro. En este sector se incorporará un trabajo paisajístico con la construcción de dos plazas, una de las cuales incorporará una zona forestal que preparará al visitante antes de acceder a la capilla; la Casa de Soledad y Silencio que tendrá la función de dar acogida a todas aquellas personas, sin distinción de credo, ni ninguna otra clase de situación personal, que requieran un lugar de contemplación, estudio, oración, creación, según los casos; y librería, tienda de suvenires, cafetería, oficina de turismo y una escuela de artes y oficios.
Con el objetivo de hacer patente la voluntad expresa de Gaudí de hermanar América y España, la capilla estará ubicada en el eje Barcelona-Rancagua y contará con 20 óculos (aberturas) de piedra.