Edición N° 370 - Febrero 2014

Hábitat

 

Shrilk, una amenaza menos al medioambiente

Así denominaron los investigadores al nuevo bioplástico hecho a base de quitosano

Un grupo de investigadores de la Universidad de Harvard creó un nuevo bioplástico a base de uno de un componente presente en la concha de los camarones. Una vez desechado, tarda sólo unas pocas semanas en degradarse y enriquece el suelo, ya que libera nutrientes que favorecen el crecimiento de las plantas.
Se diferencia, así, de los plásticos utilizados actualmente, que tardan cientos de años en degradarse y son un peligroso contaminante.
En uno de sus experimentos, los investigadores lograron cultivar una planta de frijoles (porotos) de ojo negro en suelo enriquecido con los desechos de su creación. Al cabo de tres semanas, el material había estimulado su crecimiento.
El descubrimiento fue realizado por un grupo de investigadores del Instituto Wyss para la Ingeniería de Inspiración Biológica (Wyss Institute for Biologically Inspired Engineering) de la Universidad de Harvard. Los científicos explicaron que lo que se fabrique con este nuevo resistente, transparente y renovable material podrá ser producido en masa y será tan fuerte como cualquier otra cosa fabricada con los plásticos que se utilizan actualmente para hacer juguetes y celulares. Esto se debe a que el bioplástico que desarrollaron puede ser utilizado para hacer objetos en tres dimensiones, con formas complejas, usando las técnicas de fundición e inyección tradicionales.
“En muchas industrias, hay una necesidad urgente de materiales sustentables que puedan producirse en masa. Nuestro método de fabricación escalable demuestra que el quitosano que está disponible y es barato, puede ser un bioplástico viable que, potencialmente, podría reemplazar a los plásticos convencionales en numerosas aplicaciones industriales”, destacó Donald E. Ingber, director del Instituto Wyss.

El “shrilk”

El invento recibe el nombre de “shrilk”, una combinación de shrimp (camarón en inglés) y silk (seda en inglés). Está hecho a base de quitosano, una forma de quitina, que es el segundo material orgánico más abundante en la Tierra y el principal componente de los caparazones de los crustáceos, las cutículas de los insectos e incluso las flexibles alas de las mariposas. Esta sustancia fue combinada con una proteína de la seda.  Las conchas de camarón que se usan para hacer el bioplástico serían desechadas o utilizadas como fertilizante o empleada en la fabricación de maquillajes.
No es la primera alternativa sustentable al plástico hecho con petróleo que tarda cientos de años en degradarse y afecta a la vida marina, ingresando así en la cadena alimenticia. Una solución aparente fueron los bioplásticos fabricados con celulosa renovable, un polisacárido de las plantas. Sin embargo, éstos no se degradan por completo y tienen una utilidad limitada, ya que sólo se los puede emplear como material para embalaje o para fabricar contenedores para bebidas y comidas.
“En medio de los océanos Atlántico y Pacífico hay continentes de plástico flotando. Los peces se enredan en ellos y mueren. No podemos seguir así”, indicó Ingber. “Tal vez esto no solucione todos los problemas, pero sentimos que es un primer paso”, agregó. 
El desafío ahora es hacer que el nuevo material sea rentable para las industrias.

 

Fuentes:
Universidad de Harvard
Promising solution to plastic pollution
Harvard Scientists May Have Just Solved One of the Biggest Environmental Issues of Our Time
Shrimp-based invention new step in plastic
www.labioguia.com

 

 

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