Edición N° 430 - Febrero 2019

La Fitch calificando al Paraguay

 

 

Fitch Ratings es una agencia internacional de calificación de riesgos en el cumplimiento de los compromisos financieros internacionales de un país. Califica al Paraguay desde el 2013 luego de su primera emisión de bonos soberanos en el mercado internacional.

Es una corporación financiera del Grupo Fitch cuyas divisiones incluyen Fitch Solutions, Fitch learning y BMI Research, con sedes en Nueva York y Londres. Fue una de las tres Nrsro (Nationally Recognized Statistical Rating Organizations) designada por la Securities and Exchange Commission de Estados Unidos en 1975, junto con otras dos calificadoras internacionales: Moody’s y Standard & Poor’s.

 

Paraguay cerca ya del grado de inversión

La Fitch Ratings acaba de mejorar la calificación del Paraguay de BB a BB+, con perspectiva estable, destacando varios aspectos

Resiliencia del Paraguay (sinónimo de resistencia o fortaleza) ante los shocks externos (hace referencia a los que provienen del hemisferio norte así como de Argentina y Brasil).

Crecimiento económico favorable (el producto interno va aumentado en promedio al 4 por ciento anual durante los últimos quince años, lo que da un total de ¡60por ciento!).

Diversificación económica (aunque falte mucho por hacer, Paraguay ha venido enriqueciendo su producción local con mayor valor agregado, aumentando su oferta de productos agroindustriales al mercado local y al exterior).

Disciplina macroeconómica (el crecimiento del producto va acompañado de disciplina fiscal, de control de la oferta monetaria y de la inflación, de mejor acceso local a los créditos así como manteniendo previsible el tipo de cambio ante devaluaciones masivas en los países vecinos).

 

Polarización innecesaria

Llama la atención cómo una publicación técnica puede convertir a ciertos lectores locales en “tirios y troyanos”. Algunos la endiosan tomando la parte por el todo; otros la rechazan de plano sin analizar alcances, aciertos y objetivos propios de ese estudio; Algunos otros, los menos, seguramente la pueden analizar en su dimensión real, sin pretender arrancar “peras del olmo”. Habría que ver cuáles son sus fortalezas y debilidades así como sacar provecho del mismo.

Mi opinión es que el aporte de Fitch es muy bueno para la dirigencia pública y privada de nuestro país. Demuestra que, más allá de diversos gobiernos y coyunturas, en quince años hemos logrado consenso básico consolidando el manejo macroeconómico del país, volviéndolo atractivo para las inversiones. Esto no significa que esté todo perfecto. Por el contrario, hay y habrá mucho que mejorar.

 

Alcance limitado pero importante

Aclaremos de entrada que el propósito de una calificadora internacional de riesgos es simplemente determinar, con rigurosidad técnico-científica, cuál es la capacidad desarrollada para atender puntualmente los compromisos financieros internacionales. A tal efecto, toma bajo la lupa el presupuesto público, con todos sus componentes, junto con disciplina fiscal y crecimiento del producto interno versus control de la oferta monetaria y de la inflación tanto como la previsibilidad del tipo de cambio y la política crediticia.

Dentro de ese contexto, cobra importancia el endeudamiento público interno y externo. Se lo suele poner en relación con el producto interno bruto, en su versión ortodoxa. Algunos más exactos en la medición de la mencionada capacidad de pago suele poner también la deuda interna y externa, pública y privada, en relación con la recaudación tributaria. Es ésta la que al final deberá financiar el pago de los servicios de la misma (capital e intereses) puntualmente a su vencimiento.

 

Microeconomía, lo social y lo ambiental

Vale decir que no es objetivo de las calificadoras internacionales de riesgo realizar una evaluación de la microeconomía, haciendo un análisis de coyuntura de las micro y pequeñas unidades de producción, ni en el ambiente urbano ni en el rural. Allí se encuentra la mayor parte del aparato productivo del país.

Ninguna calificadora tampoco se propone verificar la justicia social en sus componentes clásicos de desempleo y subempleo así como protección social (seguros de enfermedades y de jubilación, entre otros). Ni realizar análisis del equilibrio ambiental, de la deforestación, de la reforestación, de la toxicidad del aire, agua, suelo y subsuelo, así como de la recolección de biorresíduos líquidos y sólidos. Eso lo hacen otras instituciones.

 

Doctor Ricardo Rodríguez Silvero

 

 

 

 

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