De entre 420 obras nominadas, la Comisión Europea y la Fundación Mies van der Rohe han anunciado, a fines de febrero, en Londres, las cinco candidatas que optan al Premio Mies van der Rohe de Arquitectura Contemporánea 2015.
El jurado, formado por Cino Zucchi, Margarita Jover, Lene Tranberg, Peter L. Wilson, Li Xiangning y Tony Chapman, entre otros, dará su veredicto el 8 de mayo designando dos obras, la ganadora del Premio y la Mención especial arquitecto emergente, que recibirán 60.000 y 20.000 euros, respectivamente.
Londres es una ciudad de ladrillo. Este material -que define, en buena medida, los colores, texturas y atmósferas de sus calles- caracteriza también este edificio situado en el corazón de la capital y dedicado a albergar un nuevo centro para los estudiantes de la London School of Economics. Concebido para dotar de continuidad espacial las diferentes plantas interiores, el edificio está enérgicamente facetado, y se orienta hacia la calle con el ánimo de que la vida urbana se incorpore a la universitaria. El carácter riguroso de su envolvente se acentúa con una robusta fábrica de ladrillo construida a la manera tradicional con aparejo flamenco (hiladas de soga y tizón alternados), una trama que ha requerido piezas especiales en las esquinas y los cambios de plano. Cuando pasan por delante de los huecos, las líneas de aparejo se abren, transformándose en una delicada celosía sujeta mediante anclajes metálicos a la hoja interior portante de hormigón armado. Esta celosía permite el paso de la luz y la ventilación naturales.
Llamada “ciudad de las torres” por su casco urbano medieval, la ciudad alemana de Ravensburg ha estrenado un nuevo museo de arte moderno, construido por el estudio de Stuttgart de los arquitectos Arno Lederer, Jórunn Ragnarsdóttir y Marc Oei Zählt. Las fachadas de ladrillo -fabricado con materiales reciclados- se integran en el entorno utilizando el lenguaje sobrio de las construcciones históricas que lo rodean. El contrapunto lo aportan el juego rítmico que plantean las ventanas y los lóbulos de la cubierta abovedada, cuyo dinamismo se expresa en el interior con el color del ladrillo visto, que contrasta con el predominio del blanco en las salas de exposición.
Desde su fundación en 1915, el Museo Marítimo de Dinamarca en Elsinor se ha ubicado en el castillo de Kronborg, una construcción de 1574 conocida por ser el escenario de Hamlet, de Shakespeare, y situada en una península que se adentra en el mar. Debido a la declaración del castillo como Patrimonio de la Humanidad de la Unesco, y a la voluntad de recrear sus interiores originales, el museo tuvo que cambiar de situación. El lugar elegido fue el interior de un dique seco situado a pocos metros, para cuya remodelación se convocó un concurso. La propuesta ganadora fue la única en situar el museo en el perímetro del dique, y no en su interior como indicaban las bases. La intención era conservar el dique histórico como un vacío urbano hundido ocho metros bajo el nivel del mar, conciliando la discreción que exigía la Unesco con el deseo de atención que requería el museo. De esta forma, enterrado alrededor de un dique seco, el
Museo Marítimo de Dinamarca encuentra su sitio en un contexto histórico y espacial único, entre uno de los edificios más importantes y famosos de Dinamarca y un nuevo y ambicioso centro cultural, sin renunciar a manifestarse como una institución independiente.
Al estudiar los informes técnicos se descubrió no sólo que el dique seco estaba lleno de agua, sino que dependía de ella para evitar su derrumbamiento. En el caso de que se vaciara, la presión de la tierra que lo rodeaba obligaría a construir un nuevo dique dentro del otro para evitar que los muros se vinieran abajo. En lugar de esto se decidió construir un muro hacia el exterior, a una distancia que permitiera alojar el Museo Marítimo en el espacio situado entre los viejos y los nuevos muros del dique.
Los visitantes pueden llegar a través de un conjunto de rampas descendentes y puentes que cruzan el dique seco de forma escultórica. Uno de los puentes evita que el agua siga entrando y, además, completa el paseo marítimo; otro conecta las dársenas con el castillo; y el último desciende al dique y conduce a los visitantes al interior del museo. Todos ellos se han proyectado con un ancho específico para cumplir su función como elementos urbanos y propios del museo. Incluso el auditorio funciona como un puente que conecta directamente el castillo de Kronborg con el puerto. El edificio contiene 7.600 metros cuadrados de galerías que albergan la colección permanente del museo, con cartografía, artes plásticas, maquetas e instrumentos de navegación. Además, el espacio se puede transformar de forma rápida y fácil en doce salas independientes, de diferentes formas y tamaños, que permiten organizar exposiciones y eventos especiales.
Los viñedos perforados en Florencia
Inserta en las colinas del Chianti, en San Casciano in Val di Pesa -a medio camino entre Florencia y Siena-, se ubica la bodega Cantina Antinori, construida por el estudio italiano Archea Associati. El edificio se funde con los viñedos que envuelven sus cubiertas, y se adapta a las irregularidades del terreno, que sesga horizontalmente con dos planos. Con una superficie de 49.000 metros cuadrados, el recorrido del edificio sigue el proceso de la producción vinícola, descendiendo al corazón de la bodega en el nivel inferior, un espacio con bóvedas de terracota que mantiene la temperatura constante idónea para la fermentación de la uva en los barriles. Perforaciones circulares y dos patios en la parte superior -con oficinas, zona de embotellado, almacenaje, restaurante, auditorio, museo, biblioteca y tienda- permiten la entrada de luz natural y ofrece espectaculares vistas sobre el paisaje.
El auditorio para la Filarmónica de Szczecin
El estudio barcelonés Barozzi Veiga -integrado por el italiano Fabrizio Barozzi y el compostelano Alberto Veiga- es el autor de la recientemente inaugurada Filarmónica de la ciudad polaca de Szczecin. Emplazada en el lugar donde estaba situada la antigua Konzerthaus, destruida en la II Guerra Mundial, la nueva construcción busca enfatizar el contraste con los edificios próximos mediante un revestimiento traslúcido de vidrio, ritmado con lamas de aluminio de color blanco. Evocando las formas cristalográficas de los minerales, la geometría del volumen nace de una reinterpretación del entorno. Se entabla un diálogo con las cubiertas escarpadas y las divisiones verticales de los edificios residenciales, las torres y los pináculos neogóticos de las iglesias, y la arquitectura industrial de la localidad portuaria. El proyecto ha sido concebido como un instrumento musical compuesto por múltiples elementos de pequeña escala que funcionan como una unidad para albergar dos salas de conciertos -con capacidad para 951 y 192 espectadores- y un vestíbulo de acceso iluminado con los grandes lucernarios de la cubierta.
Fuente
www.arquitecturaviva.com