Edición N° 392 - Diciembre 2015
Lo elemental y lo monumental
De la fórmula de autoconstrucción en Burkina Faso al flamante edificio de Renzo Piano para el museo Whitney de Nueva York, obras que dan que hablar en estos tiempos, según la visión de la periodista y crítica de arquitectura española Anatxu Zabalbeascoa.
Lo elemental, como lo monumental, puede despertar el mayor interés. Que un abanico de construcciones interese a los viajeros habla tanto de la amplitud de miras de los que buscan nuevas emociones como de la capacidad de una disciplina para dar respuestas diversas y para mirar con cierto optimismo el futuro.
Comienza el viaje arquitectónico del 2015.
Shigeru Ban en Colorado
El primer museo en Estados Unidos del Pritzker 2014, ShigeruBan, se inauguró en Aspen, Colorado, el año pasado. En él, el arquitecto japonés investiga su obsesión más reciente: el espacio intermedio, los lugares que, como sucede en buena parte de su edificio para el Pompidou de Metz (Francia), no son ni dentro ni fuera. Así, la celosía de madera del Aspen Art Museum invita a asomarse. En el interior, tres plantas con salas de exposición, residencias de artistas y librería están coronadas por una terraza-jardín rasgada por claraboyas que llevan luz (y ahorro energético) al museo.
Construyendo África
Es poco habitual que un turista llegue a donde hay mucho por hacer pensando en unas vacaciones. Pero donde hay mucho por hacer resulta especialmente importante que lo poco construido sea ejemplar. El nuevo Centro Médico levantado por el equipo de Diébédo Francis Kéré abrió sus puertas el año pasado en Léo, capital de la provincia de Sissili, en Burkina Faso, respondiendo a la voluntad de mejorar la asistencia sanitaria básica para la comunidad local. Más allá de servir como instalación sanitaria, el centro se convertirá en un modelo constructivo: está levantado por muchos de sus futuros usuarios. La autoconstrucción organizada está cambiando la faz de algunas arquitecturas africanas. Y lo más notable de estos edificios es su sencillez, lo necesario de su aportación y la naturalidad con la que se asume una manera de construir sostenible.
El nuevo Whitney, la catedral del arte de Nueva York
A partir de este año, el célebre edificio que Marcel Breuer levantó para el museo en la parte alta de Manhattan acoge exposiciones del vecino museo Metropolitan. El Whitney se trasladó al MeatpackingDistrict, donde se concentra la vanguardia artística neoyorquina. La mudanza se inició el otoño del 2014. El encargado del proyecto del edificio ha sido el genovés Renzo Piano. Su asimétrico inmueble tiene la sala libre de columnas más amplia de la ciudad. El autor del Pompidou de París asegura que ha querido “mezclar a la gente y congelar la vitalidad del barrio”, y para lograrlo ofrece espacios abiertos y vistas al río Hudson. El nuevo Whitney es el único museo importante de Nueva York que ofrece una fabulosa panorámica del imponente río de la ciudad.
Nouvel en el desierto
El Louvre Abu Dabi no quiere ser un oasis en el desierto. Pero el deseo de Jean Nouvel de que su edificio “pertenezca al país donde se ha levantado” resume el gran reto de las franquicias culturales. ¿Cómo ser a la vez Louvre y desierto? ¿Cómo no evocar al museo parisiense? El arquitecto considera que proporcionando encuentros excepcionales. Su museo no busca llamar la atención. Quiere aportar calma ofreciendo sombra y luz desde un gran símbolo de la arquitectura árabe: la cúpula, una enorme, de 180 metros de diámetro, redibujará, iluminada por la noche, el perfil de la ciudad.
Lecciones de madera y tierra
El mundo del futuro, que se estudia en el edificio Daiwa de la Universidad de Tokio, no tiene el aspecto futurista de la ciencia ficción. El nuevo laboratorio de investigación informática diseñado por KengoKuma lejos de entrar por los ojos se cuela por el tacto. Así, las investigaciones que se realizan en el interior hablan al exterior desde una fachada de madera y tierra. Listones de madera de diversas alturas encierran un edificio rodeado de galerías que no solo recuerda la importancia de lo físico a los informáticos, también contrasta, con su cálida presencia, frente a los inmuebles de hormigón y metal que componen el resto del campus. Incluso en el reino virtual hay otros sentidos más allá de la vista.
Foster regresa al origen
Este es un trabajo circular porque Foster, que fue un arquitecto casual y tardío -descubrió la posibilidad de serlo paseando durante la hora de la comida mientras trabajaba de bedel en el ayuntamiento de Manchester-, estudió en la escuela de arquitectura de Yale. Curiosamente, ha regresado a New Haven para hacer la Facultad de Empresariales (Yale School of Management). Así, este edificio transparente de cuatro plantas que gira en torno a un patio no quiere aislar a los estudiantes, busca acercarlos al paisaje. Por eso la cafetería está en el centro, pero las aulas miran al mundo. Y el propio Foster resume su aportación a la arquitectura: la elegancia de la perfección constructiva que permite sostener un gran edificio sobre esbeltísimas columnas.
El Berlín más lento
La capital alemana protagonizó una de las transformaciones arquitectónicas más sonadas del siglo XXI tratando de reunir las dos partes de la ciudad. Sin embargo, han sido los trabajos más recientes los que han merecido el aplauso. El británico David Chipperfield-que ya viera premiada por la Unión Europea una reconstrucción del NeuesMuseum que permite la convivencia entre pasado y futuro sin borrar ni enfrentar- trabaja de nuevo junto al río Spree. Al norte de la Isla de los Museos, se espera que a finales de este año o principios del que viene, culmine la renovación del antiguo hospital del ForumMuseumsinsel. La intervención de Chipperfield en el inmueble del siglo XIX consiste más que en repararlo en hacerlo renacer, deshaciendo las torpes ampliaciones y recurriendo a las ideas de sus autores (Martin Gropius y HeinoSchmieden) para demostrar que los mejores inmuebles pueden cambiar de uso. También que los mejores arquitectos se ponen al servicio de la ciudad.