Edición N° 373 - Mayo 2014

Lo mejor que leímos

 

Comilona

No tenemos accidentes telúricos de la magnitud de un terremoto o un tsunami, pero en compensación tenemos y en gran cantidad terremotos y tsunamis de orden humano. No hay poder del Estado que se salve de la avalancha de ilegalidades y barbaridades cometidas por sus miembros.
Con todo culpo más al Poder Ejecutivo por actos de omisión, pues poco o casi nada hizo para mejorar las condiciones de vidas del pueblo, sobre todo el más necesitado: niños que dan clases bajo árboles o en pasillos de escuelas que se caen a pedazos, mal uso de dinero de Fonacide, etc.

En cuanto a la acción del gobierno destaco negativamente la sumisión para integrar de nuevo el Mercosur, aceptando, sin más, la vigencia del país del chavismo como socio total dentro de la organización a la cual había entrado con malas artes. En segundo lugar me refiero a la falta de preparación de los futuros negociadores de Yacyretá para enfrentarse a sus pares argentinos. No sería raro que se sometieran de nuevo a las exigencias argentinas con respecto a la deuda inexistente y sus intereses. La posición paraguaya debe ser justa, pero enérgica y conveniente a los intereses patrios, después de que durante 40 años nos han estado expoliando impunemente, muchas veces con beneplácito de las autoridades locales a costa quizá de buenos dividendos para sus bolsillos. La posición paraguaya debe ser innegociable y firme: dirección compartida y justo precio de la energía cedida a la Argentina y pago indemnizatorio por la utilización de mayor territorio paraguayo para la construcción de la represa. No creo que ningún tribunal del mundo que no sea argentino pueda negarnos la razón.
Nuestro congreso legislativo, para dar un solo ejemplo actualísimo del derroche en que incurren estos señores que gastan millonadas para dar gusto a sus apetitos de trogloditas por cuenta del presupuesto nacional. Como los bochornosos casos de nepotismo exagerado y el pago de los sueldos de niñeras (de oro) y cuidadores de quintas lujosas con dinero del pueblo.
Y llegamos al más corrupto de los poderes del Estado: el Poder Judicial, principalmente la Corte Suprema de Justicia que no ha trepidado nunca en violar la ley o la Constitución, se ha caracterizado por su falta de producción jurídica de algún valor y más que nada por su corrupción, nepotismo y continuo prevaricato. Son magistrados truchos que se las han arreglado para permanecer dolosamente en sus cargos hasta los setenta y cinco años.
Es hora de que el pueblo despertemos y salgamos a protestar enérgicamente contra los mayores corruptos de la República, que con minúsculas pero valerosas excepciones, conforman el poder garante final de la ley y la Constitución. Mientras mantengamos indebidamente a ministros de Corte corruptos y prevaricadores nunca tendremos una República democrática en serio y capaz de honrarla en el concierto de naciones del mundo. No puedo dejar de mencionar la actitud indecorosa, por decir lo menos, del TSJE, que lo desacredita totalmente. Los jerarcas de la Justicia Electoral están sumidos en un atolladero. Qué les queda: el juicio político, o la renuncia, o seguir impunemente haciendo buenos negocios. Pobre país. ¡Reaccione presidente Cartes!


Federico Callizo Nicora
Abc
06.04.14

 

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