Edición N° 436 - Agosto 2019

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Markus Gabriel: “Facebook ocupa el lugar de Dios”

El filósofo alemán estuvo en la quinta edición de la Noche de la Filosofía, un evento que se llevó a cabo el pasado junio en Buenos Aires. Invitado por la embajada alemana, la Fundación Medifé y la Universidad Nacional de San Martín (Unsam), dictó conferencias sobre neurociencias e inteligencia artificial y se prestó al diálogo con la revista Ñ de Clarín, de la cual extraemos algunos de sus pensamientos.

Un filósofo alemán que en términos académicos es joven, que reivindica la televisión y al mismo tiempo ataca a las empresas dueñas de las plataformas sociales, que postula una corriente denominada “nuevo realismo” que se desmarca del naturalismo y del constructivismo, y que tiene una mirada crítica del fundamentalismo neurocientífico y de las ideas más ingenuas o cínicas sobre inteligencia artificial. Ese es Markus Gabriel, catedrático de la Universidad de Bonn y autor de libros como Yo no soy mi cerebro, Por qué el mundo no existe y El sentido del pensamiento (todos publicados por Pasado y Presente). Su “nuevo realismo” sostiene que el “mundo no es ni la totalidad de las cosas, ni la totalidad de los hechos, sino aquel ámbito en que acaecen todos los ámbitos que existen”.

 

Uno de sus ejes de interés es la crítica a la idea de inteligencia artificial. ¿En qué consiste su punto de vista?

- En realidad la llamada inteligencia artificial no existe, es una ilusión. De hecho, detrás de ese discurso acerca de la inteligencia artificial hay toda una industria de propaganda, de origen californiano. Es la religión de Silicon Valley. Se vende como un gran avance de la humanidad, pero las máquinas que producimos no piensan ni sienten ni saben nada.

 

¿Por qué tiene tanta difusión esa idea?

- Hay una fantasía muy humana de estar en contacto con una inteligencia trascendente, un Dios. Esa fantasía es un sustituto de Dios. Empresas como Facebook son proyectos profundamente religiosos en el sentido de que ocupan el lugar de Dios y plantean una metafísica.

 

Los defensores más entusiastas de la inteligencia artificial, cuando hablan de las personas cuyos trabajos serán destruidos por ella, alegan que al mismo tiempo se crearán nuevas fuentes laborales. La gran duda es si eso alcanzará a compensar lo que efectivamente se destruye y si es tan sencillo dejar de tener un trabajo en cierto puesto y obtener otro en un área totalmente distinta de lo que uno sabe…

- No sabemos qué va a pasar, no tenemos idea hacia dónde vamos con esos nuevos procesos de autonomización, nadie lo sabe. Es otro ejemplo de pura ideología afirmar que todo se va a reemplazar. ¿Quién sabe? Es pura especulación.

 

Usted ha calificado a las empresas dueñas de redes sociales de “criminales”…

- Exacto, el papel de ellas es destruir el “rule of law” (imperio de la ley) de los estados. ¿Fueron los rusos los que usaron Facebook para interferir en las elecciones en Estados Unidos o es la lógica de la plataforma la que facilita esas interferencias en procesos democráticos? Estamos hablando de empresas monopólicas. Rusia lo hace, en todo caso, pero es una política global, son las plataformas las que permiten las ciberguerras, las crean y las quieren. Estos monopolios fuera del contexto digital no serían legales, pero ahí no hay ley.

 

De todos los aspectos que puede considerar como negativos del mundo digital, ¿cuál le parece el peor?

- Que tenemos cada día menos espacios neutrales en la red. Hay una nueva forma de totalitarismo, en donde no hay una esfera privada, ese es el lado más peligroso. Nuestros pensamientos tienen la forma de consecuencias políticas, lo que pensamos ya lo publicamos online, ya no hay distancia entre la esfera pública moderna y la esfera privada. Y ahora la esfera pública está controlada por algoritmos.

 

Usted ha señalado cómo los mitos benéficos sobre las redes tuvieron una eclosión durante las “primaveras árabes”de  2011. Hoy, salvo en Túnez, en casi todos esos países hay guerra civiles, las mismas dictaduras que ya estaban u otras nuevas, iguales o peores.

- Es un muy buen ejemplo, que puede suceder fuera de ese contexto. También recordemos las elecciones de Trump y de Bolsonaro. Las plataformas controlan la forma de pensar, no el contenido. Controlan la manera en la que pensamos, por eso tenemos la ilusión de ser libres al expresar los sentimientos en las redes. Pero si la forma de pensar ya está vendida a alguien a través de los algoritmos, no tenemos verdadera libertad de expresión. Facebook no tiene contenidos si no es el que producimos nosotros, Facebook es el puro vacío. Aparece como pura plataforma, pero es una estrategia totalitaria mucho más fuerte que controlar el contenido. La manipulación es más inteligente

 

Lo van a acusar de apocalíptico…

- Sí, claro (risas). Pero hay espacios de resistencia, la revolución digital no ha tenido lugar, depende de nosotros. Para lo digital falta una revolución como la francesa, que dio la democracia moderna. Necesitamos una revolución de esa nueva esfera pública.

 

¿En qué sentido reivindica a la televisión?

- La televisión todavía permite la capacidad de emancipación porque es arte, porque en el arte podemos ver cómo nosotros somos, porque el ser humano es un ser que fundamentalmente imagina un futuro. Somos seres ficcionales. Todos tenemos una visión de lo que se es y de lo que se quiere ser, y el arte es una expresión de esas posibilidades, la tele es la forma de hacer una filosofía simplificada, masiva.

 

¿Cuál considera que es un tema al que la filosofía contemporánea le esté dando poco espacio?

- El ser humano. Mi nuevo tema es el ser humano, que continúa siendo el centro del saber. La filosofía tiene que explicar al ser humano, en cooperación con todas las demás ciencias. Pero todavía no hemos logrado plasmar ese modelo de cooperación entre ciencias en las universidades; es el momento de unificar la filosofía con las otras ciencias. Y otro tema es que los filósofos hablan poco de las universidades, pese a que es el sistema en el que se mueven. Nadie tiene una teoría sobre la universidad.

La entrevista completa en: https://www.clarin.com/revista-enie/ideas/markus-gabriel-facebook-ocupa-lugar-dios_0_VeUBAaQEw.html

 


Perfil

Se doctoró en Filosofía a los 25 años en la Universidad de Heidelberg. Es profesor de la Universidad de Berlín, especializado en Epistemología y Filosofía Moderna y Contemporánea. Además es director del Centro Internacional de Filosofía, y ha sido profesor visitante en La Sorbona y en las universidades de Berkeley, Lisboa, Toulouse II y Rio de Janeiro. Sus libros ya han sido traducidos al español, ruso, portugués, italiano y holandés. Al llegar a la Universidad de Bonn, a los 29 años ocupó la cátedra de epistemología, filosofía moderna y contemporánea, convirtiéndose en el profesor universitario más joven de Alemania. Es director del Centro Internacional de Filosofía de Alemania. Habla diez idiomas: inglés, alemán, italiano, portugués, español, francés, chino, griego antiguo, latín y hebreo bíblico.  Markus es muy conocido por su proclama filosófica que sostiene que: “el mundo no existe”.

 

Alejandro Canepa
https://www.clarin.com

 


¿Para qué pensamos?

El título del libro es deliberadamente ambiguo. La tesis principal establece que nuestro pensamiento es un acto sensorial, igual que la vista, el oído, el olfato, el tacto o el gusto. Mediante el pensamiento palpamos una realidad que en última instancia solo es accesible al pensamiento al igual que los colores son generalmente accesibles solo a la vista y los sonidos al oído.

Pero al mismo tiempo también abogo por darle al pensamiento un significado nuevo, una dirección para orientarnos en nuestra época actual, ya que como de costumbre está perturbado por una gran variedad de corrientes ideológicas y propaganda asociada. ¡No tiene usted más que recordar todos los pensamientos que ha tenido últimamente sobre Donald Trump! ¿Tiene algún sentido preocuparse por todos estos pensamientos? ¿No estamos precisamente frente a una de las trampas de la astuta estrategia mediática de Trump que nos incita a hablar a menudo de todos los escándalos que se acumulan alrededor de su personaje?

Debido al flujo de información al que estamos expuestos constantemente en la infoesfera, es decir en nuestro entorno digital, surgen nuevos desafíos para el pensamiento filosófico. El presente libro es un intento de recordar qué significa realmente el acto de pensar a fin de recuperar, a ser posible, algo de control sobre un área que hoy está en manos de los dudosos magos de Silicon Valley y sus adeptos tecnófilos, que reivindican el poder absoluto sobre la creación de inteligencia artificial real.

Debemos desposeer a nuestros dispositivos tecnológicos de la magia que ejercen sobre nosotros y perder la fe en su omnipotencia si no queremos convertirnos en víctimas de la digitalización, adictos sin remedio a la información o zombis tecnológicos.

 

Extracto tomado del libro El sentido del pensamiento (2019). Editorial Pasado y Presente.

 

 

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