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Año XXXII - N° 380 - Diciembre 2014

Editorial

Cada lluvia deja al desnudo la incapacidad de los intendentes

Mandu’a hace suyo el editorial del matutino Ultima Hora del 11 de noviembre pasado, al  coincidir con los conceptos vertidos.

Cuando se constata el calamitoso estado en el que quedan muchas de las calles y avenidas de Asunción y los municipios aledaños después de las lluvias, la conclusión es que sus autoridades poco o nada hacen para ofrecer a los habitantes de sus respectivas jurisdicciones respuestas duraderas y sustentables. Las precipitaciones pluviales dejan al desnudo la ausencia de compromiso de los que fueron electos en las urnas para servir con eficiencia a los electores. Si hubiesen tenido conciencia de que su razón de ser como gerentes del bien común de las personas en sus comunidades es buscar su bienestar, hace rato hubiesen tomado las medidas para que los peligrosos baches desaparezcan del paisaje urbano.

Los veloces raudales que azotan a Asunción y los municipios que están en su entorno  –Lambaré, Fernando de la Mora, Mariano Roque Alonso, Luque y San Lorenzo– dejan en las vías de circulación de rodados enormes baches, profundas grietas y zanjas que constituyen un grave peligro  para los que circulan a través de ellas.

Lo que refleja esa situación es que, en ausencia de lluvias, los intendentes y sus juntas municipales no se dedicaron a proyectar y a ejecutar obras que pudieran librar a las personas y sus vehículos de los pozos descomunales que llenan las vías de tránsito de los vehículos.

Es más, ni siquiera los recientes asfaltados se han hecho en forma tal que puedan resistir la agresividad de los fenómenos naturales. Una evidencia de ello es lo que se observa en la capital en la avenida Molas López –tramo comprendido entre Aviadores del Chaco y Julio Correa–, donde la calzada recientemente pavimentada exhibe hundimientos inadmisibles.

En Asunción y su entorno, en el Departamento Central, las últimas precipitaciones pluviales han reflotado el problema de antigua data que pone de manifiesto la incapacidad de las autoridades comunales de dar respuestas sustentables en el tiempo a la ciudadanía. A lo sumo lo que hacen es bachear los huecos, que en la próxima descarga de agua volverán a la misma situación de siempre, agrandándose más incluso.

La solución de fondo para acabar con el daño que deja como secuela cada lluvia son los desagües pluviales. En Asunción, apenas una cuarta parte de su superficie cuenta con este servicio que, aun existiendo, cuenta con la limitación de que los sumideros quedan taponados sin que cumplan a cabalidad el rol para el que fueron ubicados en distintos lugares de la ciudad.

En las comunidades próximas a la capital, en tanto, el entubamiento para colectar el agua y despejar la superficie de los asfaltados es todavía, en general, un sueño que alguna vez puede concretarse. Mientras tanto, las víctimas de la desidia tienen que hacer malabarismos para sortear los baches y llegar a destino.

Conste que las municipalidades del área metropolitana de Asunción reciben millonarias transferencias de royalties provenientes de Itaipú. Entre el año pasado y lo que transcurre de este, los municipios de Fernando de la Mora, Lambaré, Mariano Roque Alonso, San Lorenzo y Luque han recibido más de 15 millones de dólares destinados a la provisión de infraestructura. ¿Qué hicieron, pues, con esos recursos? Poco y nada.

Lo que menos gestionan la mayoría de las intendencias es el bienestar de los que votaron por ellos para dar soluciones a los problemas urbanos. Por eso, la ciudadanía debe organizarse y reclamarles que cumplan su obligación de garantizar el buen estado permanente de calles y avenidas.

 

 

 
 

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