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Año XXXVII - N° 441 - Enero 2020

Editorial

 

Que el 2020 sirva para superar los graves problemas del país

El año que acaba de terminar ha sido difícil porque el Gobierno, en su momento, no supo tomar las medidas que impidieran que los problemas se agudizaran. Lo más grave ha sido la aguda recesión económica que ha golpeado con fuerza a todos los sectores, especialmente a los de más escasos recursos.

Es cierto que la crisis es mundial y, en particular, regional. A los países vecinos también les afectó la desaceleración de escala mundial. La de mayor impacto local ha sido la de la Argentina -con una elevada inflación y una moneda muy devaluada, lo cual ha incidido en el valor de las remesas enviadas por trabajadores paraguayos a sus familias de Paraguay y en el comercio fronterizo-, y la del Brasil. La gran dependencia de estos gigantes del sur venidos a menos hace que sus dificultades económicas tengan un rebote muy importante en el mercado nacional.

Como causa de esa retracción en nuestro país también hay que considerar las inundaciones y la sequía posterior, así como la baja del precio internacional de la soja.

Es evidente que los fenómenos naturales no pueden ser previstos, pero una lectura inteligente de los hechos globales con distribución de consecuencias pudo haber paliado su impacto en la economía local.

En el ámbito político, lo más alarmante fue la seria amenaza de avasallamiento de nuestra soberanía en Itaipú. Si no fuera por el conocimiento oportuno que tuvo la opinión pública de que el vecino había tramado una estrategia que claramente perjudicaba los intereses paraguayos, a esta altura el Brasil hubiera agregado a la parte de león, que ya se reservó en la firma del Tratado, una jugosa tajada más. La reacción de los medios de información y de la ciudadanía abortó la firma del infame documento que, calladamente, el Gobierno estuvo a punto de avalar con funcionarios ineptos o claramente entregados a las pretensiones brasileñas.

En lo social, la falta de respuestas a los graves problemas ha ido agudizando la situación difícil de algunos sectores. Uno de ellos es el campesinado que sigue sin respuestas claras con respecto a la tenencia de la tierra. A ello hay que agregar que varios sectores de trabajadores del sector público han presionado por incrementos salariales que las reventadas arcas del Ministerio de Hacienda no están en condiciones de cumplir sin sacrificar inversiones y dar manotazos a rubros tan relevantes como los de salud, educación y otras áreas. En general, por intereses electoralistas, el Congreso ha dado luz verde a las pretensiones de las garrapatas que succionan sin piedad los escasos ingresos provenientes del pago de impuestos.

En materia de salud, educación, vivienda y seguridad, el panorama ha sido sombrío porque no hubo verdadero interés en fortalecer esos estratégicos segmentos directamente vinculados al bienestar de las personas.

La expulsión de algunos -no todos, porque aún quedan varios- parlamentarios que no han honrado sus investiduras y el apresamiento algunos poderosos que han usado sus influencias para obtener pingües ingresos han sido positivos. Sin embargo, las medidas tomadas para combatir la impunidad son todavía insuficientes.

En general, en un año y un poco más de gestión, el Gobierno -compuesto por los tres poderes del Estado según el artículo 3 de la Constitución- ha quedado con grandes deudas con la ciudadanía. Por inoperancia, corrupción, priorización de intereses particulares mezquinos, falta de defensa eficaz de la soberanía y otras causas, no ha dado las respuestas esperadas y en algunos campos ni siquiera ha demostrado interés en intervenir para superar los obstáculos existentes.

A partir de estas situaciones, el panorama que se presenta para el 2020 que se inicia no ofrece argumentos para el optimismo. Aunque anuncian un crecimiento económico superior al de varios países de la región, el mismo no es seguro por estar supeditado a variables como el clima por ejemplo, cuyo comportamiento es impredecible.

Es de esperar que el Poder Ejecutivo defienda con mayor lucidez y patriotismo los grandes intereses nacionales poniendo énfasis en la preparación para la renegociación del Tratado de Itaipú en el ya muy cercano 2023. Asimismo, que dé respuestas eficaces a los problemas sociales y frene la voracidad de los empleados públicos que solo piensan en sus estómagos sin importarles que los del resto de la población estén vacíos.

Del Congreso se aguarda que extirpe de su seno la gangrena de transgresores de las leyes que debilita su autoridad moral y legisle a favor de todos los ciudadanos.

En cuanto al Poder Judicial, ojalá también se depure de corruptos y sea una institución que esté al servicio de la ciudadanía y sea implacable con los delincuentes.

Este año de elecciones municipales, la ciudadanía tiene que estar muy atenta para ver a quiénes castigar y a quiénes premiar con su voto. Los que solo quieren el poder para enriquecerse, anteponer sus intereses personales y grupales, deben ser dejados de lado en las urnas.

Que el 2020 sea mejor para todos.

 

 
 

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