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Año 41 - N° 482 - Junio 2023

Editorial

Resultados electorales bajo sospecha

Tras la caída de la dictadura, una de las instituciones democráticas de mayor credibilidad había sido el Tribunal Superior de Justicia Electoral (TSJE). A lo largo de más de 30 años los resultados de los comicios organizados, supervisados y juzgados por él, eran casi incuestionables.

Ese preciado capital, sin embargo, quedó seriamente devaluado en las últimas elecciones generales. Lo que tan pacientemente se había construido, se desmoronó en parte por las serias sospechas de que los números dados a conocer por el TSJE no reflejan la voluntad popular expresada en las urnas.

Un detalle no menor que pudo ser observado en la jornada de los comicios es la gran e incesante concurrencia de votantes. Desde la hora en que se abrieron los locales de votación hasta el horario tope para cumplir con el deber ciudadano de elegir a autoridades nacionales y departamentales, en general, no hubo pausa alguna en las mesas receptoras de votos. Es más: hubo lugares donde tras cerrarse los portones de ingreso de electores, se siguió votando, llegando incluso en algunas partes a comenzar el escrutinio de votos alrededor de las 20:00, cuatro horas después del cierre oficial de los locales comiciales.

En aquel día de las elecciones, desde la justicia electoral se informaba, al observar el movimiento de gente, que el alto nivel de concurrencia daría alrededor del 75 por ciento de participación. Sin embargo, cuando se dieron los resultados del Sistema de Transmisión de Resultados Electorales Preliminares (TREP), la participación resultó ser de apenas el 63 por ciento.

La impresión que ganó cuerpo fue hubo mayor cantidad de votantes que la indicada en ese porcentaje. ¿Qué pasó, entonces? ¿La percepción generada por las largas filas y la incesante llegada de más votantes fue falsa? ¿O es que real y efectivamente hubo alguna “intervención” para disminuir adrede la cantidad de participantes? ¿Aunque en el TSJE dicen que no, se manipularon las máquinas de votación?

Otro aspecto para la duda: ¿Por qué el TSJE no permitió abrir los sobres número 4 donde están impresas la forma en que cada ciudadano votó, para comparar los resultados con las actas electorales? De haberse abierto aleatoriamente al menos 20 mil sobres se hubiera tenido ya una acabada idea de la honestidad o no de los resultados.

Basten mencionar solamente esos dos aspectos que echan un manto de duda sobre los resultados electorales. Son suficientes para concluir que también pudo haber habido otras irregularidades.

Lo sucedido tiene que abrir un debate nacional para ver cómo subsanar las causas que llevan a dudar de la transparencia del TSJE. Los resultados tienen que ser incuestionables, no dejar ventanas abiertas para la sospecha. Por ahora, la credibilidad de ese organismo está depositada en el basurero.

 

 
 

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