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Año 42 - N° 502 - Marzo 2025

Editorial

El potencial eléctrico de Paraguay y el futuro de la movilidad sostenible
 
Paraguay es un país privilegiado en la producción de energía eléctrica. Con la majestuosa represa de Itaipú y la hidroeléctrica de Yacyretá, nuestro territorio no solo es autosuficiente en generación eléctrica, sino que también exporta gran parte de esta energía renovable. Sin embargo, este potencial contrasta con una realidad que aún está en pañales: la infraestructura para vehículos eléctricos y la adaptación del país hacia un futuro más sostenible.
 
El mundo está cambiando. Los vehículos eléctricos (VE) han dejado de ser una promesa del futuro para convertirse en una solución real y necesaria ante los retos del cambio climático. En países vecinos, como Brasil y Argentina, se están desarrollando redes de carga para apoyar esta transición. Pero en Paraguay, a pesar de contar con la energía necesaria para liderar esta transformación, la adopción de VE y la infraestructura de carga son limitadas.
 
El desafío principal radica en la falta de inversión en estaciones de carga públicas y privadas, así como en incentivos claros para adquirir vehículos eléctricos. Además, la concienciación pública sobre los beneficios de esta tecnología aún es incipiente. Esto genera una paradoja: un país que produce energía limpia sigue dependiendo mayoritariamente de vehículos a combustión interna, importados y altamente contaminantes.
 
Sin embargo, el panorama no es del todo desalentador. Paraguay tiene una oportunidad única de convertirse en un referente regional en movilidad sostenible. Esto requiere voluntad política, un marco regulatorio que fomente la importación de VE a precios competitivos y, sobre todo, un plan nacional para la instalación de estaciones de carga eléctrica. Un ejemplo a seguir podría ser el modelo implementado en Chile, donde la colaboración entre el sector público y privado ha permitido desarrollar una red de corredores de carga que conectan ciudades principales, como Santiago y Valparaíso, con puntos estratégicos en las fronteras. Otro caso destacado es el de Alemania, que cuenta con un sistema de subvenciones para infraestructura verde, el cual incluye un estricto control de calidad técnica de las medidas subvencionadas, garantizando así la eficiencia y sostenibilidad de las iniciativas.
 
No podemos olvidar los beneficios económicos y ambientales de este cambio. La movilidad eléctrica podría reducir significativamente las emisiones de CO2, mejorar la calidad del aire en nuestras ciudades y disminuir nuestra dependencia de los combustibles fósiles importados. Además, podría abrir nuevas oportunidades para el desarrollo de tecnología local y empleo, vinculados al mantenimiento de estaciones de carga y vehículos.
 
Como país productor de energía eléctrica limpia, Paraguay debiera ser un líder regional en sostenibilidad. Este es el momento de actuar, de aprovechar nuestra ventaja natural y transformarla en progreso. Si logramos consolidar una red de infraestructura para VE y fomentar su uso, estaremos dando un paso firme hacia un futuro más limpio y prometedor.
 
Desde Mandu’a, instamos a las autoridades, empresarios y ciudadanos a apostar por este cambio. La movilidad eléctrica no solo es una tendencia global; es una oportunidad para redefinir el Paraguay del mañana. Aprovechémosla.
 
 
 

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