Edición N° 431 - Marzo 2019

Noti Mandu'a

 
  • En Parque Lezama hubo una larga batalla entre los vecinos y el Gobierno de la Ciudad para que no tenga rejas. (Archivo Clarín)

  • Plaza de Mayo. La Justicia porteña dictaminó que las rejas son ilegales. (Foto: Mario Quinteros)

  • El Parque Tays, enrejado. (Archivo Clarín)

 

Plazas y parques: ¿rejas para proteger o para limitar?

En la Argentina, muchos urbanistas sostienen que hay que abandonar la idea de que si se sacan las rejas los espacios serán vandalizados. Dicen que cuanto más se vincula un lugar con su comunidad, más se lo cuida y más se lo respeta.

Uno de los primeros espacios verdes en lucir enrejado fue el Parque Thays, en Recoleta, inaugurado en los 90 donde funcionaba el Italpark.

Para esa misma época, otras rejas abrazaron el Jardín Botánico, en Palermo.

Se calcula que 80 de los 250 parques y plazas de la Ciudad de Buenos Aires fueron enrejados para evitar el vandalismo. A veces, por pedido de los propios vecinos, como sucedió con la Plaza de la Misericordia, en Flores.

Lo contrario sucedió en Plaza Irlanda, también en Flores, en el 2006. En pleno proceso de restauración y mejoramiento de los juegos y otros espacios, los vecinos se resistieron a que la plaza apareciera “enjaulada” y su pedido fue respetado. Pero a los pocos días de inaugurada se robaron dos aros de básquet y los juegos para chicos aparecieron rotos. Entonces se colocó un cerco perimetral.

Parque Lezama por su parte, fue el escenario donde se libró una larga batalla entre parte de los vecinos y el Gobierno de la Ciudad. Cuando se proyectó su recuperación, en 2008, se planteó que el enrejado era indispensable para recuperar “su carácter intimista” y evitar gastos de mantenimiento y reparaciones ante el vandalismo. En el 2013, el prestigioso paisajista Jorge Baya Casal opinó que las rejas ayudarían a preservar el parque, en tanto que la Asamblea Parque Lezama llegó a acordar con la Ciudad que no habría cercos. Dos años después, los mismos vecinos impidieron que las rejas se colocaran. Y en mayo del 2015 el parque reabrió sin vallados. 

En la actualidad, el Gobierno de la Ciudad opta por dejar las plazas libres de enrejados a menos que éstos sean pedidos por los propios vecinos.

Muchos urbanistas sostienen que hay que abandonar la idea de que si se sacan las rejas los espacios serán vandalizados. Dicen que es al revés: cuando más se vincula un lugar con su comunidad, más se lo cuida y más se lo respeta.

 

Fuente
www.clarin.com/arq

 

 

 

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