Edición N° 435 - Julio 2019
Noti Mandu'a
El Senado francés exige una restauración de Notre Dame fiel a la catedral original
Todos en Francia están de acuerdo en la necesidad de restaurar la catedral de Notre Dame, dañada por las llamas el pasado 15 de abril. Sin embargo, las propuestas presidenciales de Emmanuel Macron de que las obras estén terminadas en apenas cinco años y echen mano a la innovación han crispado a los parlamentarios franceses.
Un primer proyecto de ley fue adoptado por la Asamblea Nacional, donde el oficialismo tiene una holgada mayoría. En este texto se aprueba la apertura de una suscripción nacional para gestionar las donaciones de personas, empresas o comunidades brindadas inmediatamente después del incendio que destruyó la estructura y la aguja de este emblemático monumento el 15 de abril.
El texto prevé además un aumento de la reducción fiscal aplicable a las donaciones de particulares (hasta el 75 por ciento dentro del límite de 1000 euros).
Ahora, los diputados y senadores deben ponerse de acuerdo sobre una versión común del texto. Y el problema para el gobierno es que el Senado, donde los conservadores tienen la mayoría, ha expresado su hostilidad hacia el proyecto de Macron.
Una de las partes más controvertidas del texto impulsado por el oficialismo faculta al Gobierno para establecer excepciones a determinadas normas (urbanismo, medio ambiente, construcción, conservación del patrimonio, contratación pública). Esta disposición fue suprimida por los senadores tan pronto como fue examinada en comisión, con el consentimiento de casi todos los grupos.
“Sí, restauraremos Notre-Dame de Paris. El presidente se ha fijado un objetivo, cinco años, es un plazo ambicioso y voluntarista (...). En esta tarea que tenemos por delante, nunca confundiremos la velocidad con la prisa”, alegó el ministro de Cultura, Culture Franck Riester.
Pero este calendario fijado por el jefe de Estado irrita a una mayoría de senadores.
“Se trata de una ley para reconstruir Notre-Dame de París, no Notre Dame del Elíseo”, cuestionó David Assouline (Partido Socialista), aludiendo a la residencia presidencial, mientras que Pierre Ouzoulias (grupo con mayoría comunista) mencionó “una desposesión” de las autoridades competentes “en beneficio de un mecanismo controlado desde la más alta cumbre del Estado”.
Alain Schmitz (Los Republicanos, conservador) consideró “absurdo dejarse encerrar en el plazo de cinco años si ello conduce a una disminución de la calidad del trabajo”. Por su parte Catherine Morin-Desailly, presidenta de la Comisión de Cultura (centrista) dijo: “El proyecto durará lo que deba”.
De su lado, Olivier Paccaud (LR) enfatizó: “La palabra presidencial no es ley”, subrayando que “una reconstrucción no puede ser una carrera de velocidad”.
A contramano de las recomendaciones del gobierno, el Senado declaró en su texto que la restauración debe ser fiel a la “última condición visual conocida” del monumento antes de la catástrofe, incluida la aguja, especificando que debe justificarse el uso de materiales diferentes a los de origen. Este punto fue rechazado por el Partido Socialista, para quien esto “impediría cualquier otra acción arquitectónica”. La discusión volvió a poner sobre el tapete el debate sobre el anuncio de un concurso internacional de arquitectura para restaurar la aguja.
Macron aseguró que las obras permitirían erigir “una flecha a la catedral”, pidiendo “una reconstrucción inventiva” inspirada en “lo que Viollet-Le-Duc había hecho en su tiempo”, que había favorecido “una alianza de tradición y modernidad, una audacia respetuosa”.
Fuente
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