Edición N° 401 - Septiembre 2016

Obras de Le Corbusier y Niemeyer han sido declaradas Patrimonio de la Humanidad

 

 

El Comité de Patrimonio Mundial de la Unesco reunido en Estambul el pasado julio, ha reconocido 17 edificios del arquitecto suizo Le Corbusier, como bien del patrimonio mundial debido a su “contribución excepcional al Movimiento Moderno”. También el proyecto urbano Pampulha en Belo Horizonte (Brasil), concebido por el arquitecto brasileño Oscar Niemeyer.

El Comité de la Unesco (Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura cuyas siglas provienen del inglés United Nations Educational, Scientific and Cultural Organization)  reunido en Estambul desde el 10 de julio, y que tuvo que acortar su estadía debido al intento de golpe de estado del día 16, ha añadido a su lista de Patrimonio de la Humanidad cinco nuevos enclaves, entre ellos 17 edificios del  arquitecto suizo Charles-Édouard Jeanneret-Gris (1887 -1965), más conocido como Le Corbusier, a las que ha valorado su carácter de “testimonio de la invención de un nuevo modo de expresión de la arquitectura, en clara ruptura con sus formas anteriores”, y el conjunto de pabellones diseñados por Óscar Niemeyer para el parque de Pampulha, en Belo Horizonte (Brasil), junto con entonces artistas novatos, e inspirado en el mismo Le Corbusier.

La inclusión en la lista es doblemente relevante para el mundo de la arquitectura pues, si por un lado supone el reconocimiento de los edificios del Movimiento Moderno dentro de un canon que es ya universal, por el otro, hace posible la puntillosa salvaguarda, como conjunto unitario, de una nómina de obras dispersas por países cuyas legislaciones de protección patrimonial son muy diferentes.

Rechazada en dos convocatorias anteriores y ahora valorada por la Unesco en unos términos más bien protocolarios (“obras cuyo nuevo lenguaje supuso una ruptura con el pasado”), la candidatura de Le Corbusier ha contado con la participación de Argentina, Alemania, Francia, Suiza, Bélgica, Japón y la India, y consiste en una selección de los edificios que, distribuidos por tres continentes y abarcando medio siglo de la carrera del arquitecto francosuizo, pueden considerarse no sólo canónicos dentro del corpus lecorbuseriano, sino también obras maestras de la arquitectura del siglo XX: desde las villas -la Casa doble en la colonia Weissenhof de Stuttgart, la Villa Saboya o la Casa para el doctor Curutchet en La Plata- hasta los proyectos internacionales -el Capitolio de Chandigarh o el Museo de Arte Occidental en Tokio-, pasando por las grandes proyectos en Francia, como el Convento de la Tourette, la Iglesia de Ronchamp o la Unité d’habitation de Marsella.

Valoradas por la Unesco en términos semejantes a la de Le Corbusier, la candidatura de las obras de Niemeyer comprende los pabellones del Conjunto moderno de Pampulha en Belo Horizonte (Brasil) -un casino, una sala de bailes, un club náutico, una iglesia (Francisco de Asís) y una galería de arte- construidos en la década de 1940 en torno a un lago artificial en el marco de la ciudad jardín de Pampulha: edificios que, sin duda, manifiestan su deuda con el lenguaje de Le Corbusier, pero que expresan la seguridad con que Niemeyer tradujo la herencia moderna a un lenguaje propio, más orgánico y desenfadado, y por lo tanto también más afín a la tradición brasileña.

La ampliación de la nómina de lugares protegidos por la Unesco -que hasta ahora contaba con 1031 enclaves culturales y naturales- tiene una cola hispana, que en este caso señala a los orígenes de la arquitectura, pues en esta convocatoria a las obras de Le Corbusier y Niemeyer acompañan las cuevas gibraltareñas de Gorham -habitadas por los neandertales durante 125 mil años y que atestiguan la capacidad simbólica de esta especie humana- y con los extraordinarios dólmenes de Antequera, construidos hace casi siete mil años y en cuyo libro de visitas un ya maduro Le Corbusier escribió con admiración: “A mis ancestros”.

“Le Corbursier es uno de los más grandes arquitectos del siglo XX y su trabajo, tanto edificado como teórico, ha tenido un gran impacto en el mundo y demuestra grandes cambios técnicos y conceptuales del Movimiento Moderno en el campo de la arquitectura y el urbanismo”, escribió en su web la Organización de la ONU para la Educación, la Ciencia y la Cultura.

Al hablar del rico lenguaje arquitectónico de Le Corbusier, la Organización alabó las obras escogidas por “(reflejar) las soluciones que el movimiento moderno buscó aplicar durante el siglo XX para los desafíos de inventar nuevas técnicas arquitectónicas que respondieran a las necesidades de la sociedad”.

Antoine Picon, presidente de la Fundación Le Corbusier, manifestó en el comunicado oficial de prensa: “(Este hito) representa un fuerte estímulo para seguir manteniendo este patrimonio vivo y transmitirlo a las futuras generaciones. También contribuye al entendimiento de este frágil y complejo legado y ayuda a su difusión a una audiencia más amplia (posible).

Las obras de Le Corbusier que hoy son patrimonio de la Humanidad son: Unité d’habitation. Marsella, Francia; Maison Guiette, Amberes, Bélgica; Capitol Complex, Chandigarh, India; Museo Nacional de Arte Occidental, Tokio, Japón; Palacio de la Asamblea, Stuttgart, Alemania; Casa Curutchet, La Plata, Argentina; Convento de La Tourette, Lyon, Francia; Ville Savoye, París, Francia; Ronchamp (Notre Dame du Haut), Ronchamp, Francia; Maison La Roche, París, Francia; Villa Le Lac, Corseaux, Suiza; Cité Frugès, Pessac, Francia; Immeuble Clarté, Ginebra, Suiza; Immeuble Molitor, París, Francia; Usine Claude et Duval, Saint-Dié, Francia; Cabanon de Le Corbusier, Roquebrune-Cap-Martin, Francia; y Maison de la Culture, Firminy, Francia.

Lo icónico y lo cotidiano, lo sagrado y lo mundano, las nuevas técnicas constructivas… todo tuvo lugar en la obra de este pintor hijo de relojero que, tras construir la casa de sus padres, se dedicó a viajar y a aprender para finalmente convertirse en el gran maestro de la arquitectura moderna.

Le Corbusier se dedicó a la arquitectura después de la Primera Guerra Mundial, con el uso de hierro, concreto y vidrio, y con atención en líneas simples y la funcionalidad de los edificios, concepto que en su época no estuvo exento de polémica.

Paralelamente a los reconocimientos que ha recibido, el legado de Le Corbusier también ha sido cuestionado por inspirar el movimiento brutalista en la arquitectura entre 1950 y 1970.

 

Le Cobusier

La arquitectura moderna está de enhorabuena, La noticia del reconocimiento por parte de la Unesco de la obra de Le Corbusier como Patrimonio de la Humanidad, es un regalo para su historia reciente. Resulta curioso que hasta hoy la modernidad arquitectónica estuviera apenas reconocida con solo 20 referencias de las 1.031 que protege el organismo; por eso, la mirada que esta valoración oficial significa sobre el trabajo de un tenaz moderno como “Le Corbu” abre una ventana muy esperanzadora sobre la custodia de las raíces de nuestro tiempo.

Ha pasado medio siglo desde que, en agosto de 1965, Le Corbusier se ahogara nadando frente a su amada casa de la playa, en Roquebrune Cap Martin, tras sufrir un paro cardiaco. Después de su desaparición, la postmodernidad polemizó sobre su legado, pero no dejó de revisarlo, y ese trabajo, en todo este tiempo, no ha dejado de ser una fuente inagotable de aprendizaje, polémica o estudio, como una de las grandes figuras de la arquitectura, el arte y la cultura del siglo XX. Con este reconocimiento oficial, el más importante que puede recibir a nivel mundial un lugar, y con la mención de nada menos que de 17 de sus obras, se consagra para siempre su mirada renovadora sobre el hábitat.

Charles-Édouard Jeanneret-Gris (lo de Le Corbusier fue un invento suyo jugando con el nombre de su abuela) fue un gran globetrotter. No hay más que mirar el recorrido geográfico de las 17 obras ahora protegidas por la Unesco para darse cuenta de la mirada abierta e inquieta del maestro suizo francés, que construyó por puntos muy dispares del planeta: la selección muestra obras en Francia, Japón, Alemania o la India. El repertorio de proyectos, que trazan un mapa muy interesante sobre la poderosa obra Corbusierana, es también un grand tour por obras maestras de la arquitectura del siglo XX: desde las villas,  hasta los proyectos lejanos en India y Japón, pasando por los más famosos, los construidos en Francia.

 

Niemeyer

Además de este importantísimo premio sobre la obra de Le Corbusier, la Unesco ha alzado también el trabajo de otro grande: Oscar Niemeyer que –coincidencia- fue discípulo del arquitecto francosuizo y juntos trabajaron en algunas partes de la obra maestra del arquitecto brasileño, reconocida hace años por las Naciones Unidas, la ciudad de Brasilia. El gran Niemeyer repite ahora con un conjunto de pabellones diseñados para el parque de Pampulha, en Belo Horizonte (Brasil). La inclusión en la lista de Niemeyer este año es doblemente importante para el mundo de la arquitectura porque supone el establecimiento de un canon universal sobre las bases del Movimiento Moderno y empieza a trabajarse la salvaguarda de edificios del siglo XX en una situación delicada en ciertos puntos del planeta, donde no existe una política de protección oficial.

 

Fuentes

www.plataformaarquitectura.cl

www.elmundo.es

www.asesorarq.es

www.arquitecturaviva.com

www.lavanguardia.com

www.arquitecturaydiseno.es 

 

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