Edición N° 389 - Septiembre 2015

Perlas del séptimo arte en el ciclo La arquitectura y el cine

 

 

Como todos los martes, a partir de las 18, los cinéfilos pueden disfrutar de buenas películas en el ciclo La arquitectura y el cine, una propuesta  de la Facultad de Arquitectura, Diseño y Arte de la Universidad Nacional de Asunción (Fada/UNA), promocionada desde el área de extensión universitaria.

La cita es en el Aula Magna de la Fada, Campus San Lorenzo, con función gratuita para todo público. 

En su novena temporada, el ciclo proyectará este mes (septiembre), las películas Cyrano de Bergerac,  El show de Truman,  Amores perros y Luces al atardecer.

La propuesta selecciona películas que guardan relación con el diseño y la arquitectura y en cada jornada se presenta una breve síntesis de la producción con informaciones de interés.

 

Programa

Martes 1. Cyrano de Bergerac (1990). Película francesa dirigida por Jean Paul Rappeneau e interpretada por  Gérard Depardieu (Cyrano de Bergerac), Anne Brochet (Roxane), Vincent Perez (Christian de Neuvillette), Jacques Weber (Conde de Giche), y Roland Bertin (Ragueneau).

El relato presenta  al enérgico oficial de la guardia y poeta romántico Cyrano de Bergerac, enamorado de su prima Roxane sin que ella lo sepa. La maldición de su vida -le parece a él- es su enorme nariz y si bien pudo haber sido  una formal influencia en su agudeza de espadachín, supone que será causa de rechazo por parte de Roxane. Recurre a la estrategia de escribirle cartas de amor bajo el nombre de uno de sus cadetes,  Christian, quien también  está enamorado de Roxane pero que no sabe cómo expresárselo a ella. Roxane queda fascinada por el encanto poético de las cartas pero cree que fueron escritas por Christian.

Durante 137 minutos, el realizador francés nos regala esta versión francesa del clásico teatral de Edmond Rostand -Cyrano de  Bergerac- la cual es más acertada que la norteamericana en todo sentido; sus aspectos formales (fotografía, diseño de producción y vestuario) son de primer orden y la actuación de Gérard Depardieu es antológica, dota de profunda humanidad a su singular personaje, un héroe desolador.

Cyrano de  Bergerac es un deleite para los ojos debido, precisamente, a la muy alta recreación de un mundo ya desaparecido.

Ha cosechado el premio al mejor actor, Gérard Depardieu, y el Gran premio técnico a la dirección fotográfica cuyo responsable es Pierre Lhomme, en el Festival cinematográfico de Cannes 1990. Y en 1991, el Oscar de la Academia de Hollywood al mejor vestuario, producción de Franca Squarciapino.

 

Martes 8. El show de Truman (The Truman show, 1998). De procedencia estadounidense, el film de 103 minutos, tiene como director a Peter Weir y como protagonistas a Jim Carrey (Truman Burbank), Laura Linney (Meryl Burbank/Hannah Gill), Noah Emmerich (Marlon),  Natascha McElhone (Lauren/Sylvia), Brian Debate (el padre de Truman), y Holland Taylor (la madre de Truman).

Truman Burbank es un hombre cuya vida es un gran engaño. El lugar donde vive es un gran estudio televisivo con cámaras ocultas en todas partes, todos sus amigos y la gente de su entorno son actores que interpretan sus papeles en la serie más popular de la TV del mundo: El show de Truman. Éste cree ser un hombre común con una vida común y no tiene la menor idea de cómo es explotado. Hasta que un día… se entera de todo y toma una decisión definitiva…

Generalmente el cine se suele adelantar a los acontecimientos y evoluciones (o involuciones) sociales y tecnológicas y es lo que ocurre con El show de Truman, el alucinante comentario previo a los “reality shows” que años después invadieron el mundo televisivo. Jim Carrey  -en su línea típica de actuación dislocada- da vida a un personaje anónimo que es voraz pasto para la sociedad de consumo norteamericana. La ciudad hipotética (de estudio televisivo) existe en realidad. Para nuestro desconcierto se trata del centro comunitario “Seasid” de Florida, Estados Unidos.

 

Martes 15. Amores perros (2000). Una producción mexicana del realizador Alejandro González Iñárritu quien eligió a Emilio Echevarría (el Chivo), Gael García Bernal (Octavio), Goya Toledo (Valeria), Álvaro Toledo (Daniel), Vanessa Bauche (Susana) ya Jorge Salinas (Luis), para los roles principales.

Amores perros cuenta tres historias interconectadas entre personajes de distintos estratos sociales de  Ciudad de México, DF, debido a un fatal accidente automovilístico. Octavio trata de reunir dinero para escaparse con su cuñada y decide entrar en el mundo de las peleas de perros con su querido Cofi. Después de una pelea en la que todo salió mal, Octavio se escapa en su coche pasando una luz roja y provocando un accidente. Daniel y Valeria viven un romance que termina prematuramente cuando ella pierde una pierna en el accidente. El Chivo es un mendigo que cuida perros perdidos y es testigo del choque.

En su primer largometraje, de 154 minutos, el director Alejandro González Iñárritu dio prueba de un talento narrativo indiscutible, al contar tres historias entrecruzadas que revelan aspectos destacables y terribles de las grandes metrópolis. Amores perros causó un gran impacto en el público en el momento de su estreno y en la actualidad constituye un hito importante del nuevo cine mexicano, comprometido con su variada realidad social.

 

Martes 22. Luces al atardecer (Laitakaupungin valot, 2006). De origen finlandés, esta coproducción de Finlandia, Alemania y Francia tiene como director a Aki Kaurismäki y como intérpretes a Janne Hyytianin (Koistinen), Maria Järvenhelmi (Mirja),  Maria Heiskanen (Aila), y a Ilkka Koivula (Lindholm). 

La historia gira en torno a Koistinen, un triste perdedor, un hombre sin afecto y sin amigos. Es un guardia nocturno de seguridad, en Helsinki, quien tiene planes de comenzar su propio negocio pero sin concretar nunca la intención. A veces habla brevemente con una mujer  que es dueña de un lugar de comida al paso cerca de su trabajo. Sin motivo aparente, una joven y sofisticada rubia se pone en contacto con Koistinen quien la considera su novia, la invita a salir. Ella está conectada con un estafador que planea el asalto a una joyería custodiada por Koistinen. Este hombre ingenuo tardará bastante tiempo en darse cuenta que es utilizado por un grupo de mafiosos explota su sed de amor y su profesión con la ayuda de una mujer calculadora. Organizan un robo del que lo acusan como único responsable. Así, pierde su trabajo, su libertad y sus sueños.

Luces al atardecer, de 78 minutos de duración, concluye la trilogía que empezó con Nubes pasajeras (1996) y Un hombre sin pasado (2002).

Con la austeridad que lo caracteriza, Aki Kaurismäki asume la historia de otro perdedor en una ciudad sin alma, donde cualquiera puede ser objeto de abuso en su vida, sin que nadie (o casi nadie) preste mayor atención al porqué de las cosas.

El célebre realizador finlandés cuenta casi siempre historias aparentemente banales con un estilo cinematográfico contra corriente, pero realmente es notable en sus resultados. En éste caso, su antihéroe Koistinen es un hombre común que sabe perder con mucha clase y por eso se gana nuestra estima, incluso nuestra admiración.

 

 

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