Edición N° 388 - Agosto 2015
¿Quién fue Charles Correa?
La arquitecta mexicana Sarita Topelson de Grinberg, en este material “pintó” al recientemente fallecido arquitecto indio. A pesar de no estar más físicamente, su legado lo hace permanentemente presente. La autora del artículo es miembro de honor de institutos y asociaciones de arquitectos de varios países de América y Europa y la primera mujer en dirigir la Unión Internacional de Arquitectos (UIA) (1996-1999).
En el mundo Occidental conocemos muy poco de la arquitectura que se realiza en ese magnífico país continental que es India, una de las afortunadas excepciones es la obra y el pensamiento de Charles Correa.
Sus obras son de gran consistencia y belleza interior, significativas en un país en el que los retos son enormes y el sentimiento de urgencia se encuentra siempre presente.
Si algo define a Charles Correa es su aportación a la arquitectura, planeación y al diseño urbano, en su país, India y como consecuencia al ámbito internacional de la arquitectura contemporánea, haciéndola más humana, funcional y social.
Ha sido reconocido internacionalmente por la calidad de sus espacios arquitectónicos y su profunda identidad con la tradición de la India.
Ha desarrollado trabajos de urbanismo y vivienda en Delhi, Bombay, Ahmedabad y otras ciudades en India. Para la Nueva Bombay entre 1970 y 1975, elaboró el plan urbano con capacidad para alojar dos millones de habitantes, brindando la oportunidad de resolver la necesidad de vivienda, al sector más pobre de la población, a través de la articulación jerárquica de los espacios “abiertos al cielo” junto con una singular red urbana.
Es por ello que su concepto de vivienda es inspirador. Dice Charles Correa “... Vivir en una ciudad asiática implica mucho más que el uso de un pequeño cuarto. La célula es solo un elemento en el sistema de espacios que la gente necesita para poder vivir. Este sistema generalmente jerárquico consiste de cuatro elementos principales: primero, el espacio requerido por la familia para uso exclusivo y privado, como lo son cocinar o dormir. Segundo, áreas de contacto íntimo; por ejemplo: el acceso de la casa donde los niños juegan, o donde se encuentran los vecinos. Tercero, espacios del vecindario; por ejemplo el pozo de agua, donde se integra la comunidad. Y finalmente el área urbana principal, por ejemplo el parque, “maidan”, espacio abierto utilizado por toda la ciudadanía”.
En el Jawahar Kala Kendra, construido en Jaipur en 1992, que es la casa de la cultura y el museo de artesanías de Rajasthan, se observa un simbolismo especial que la distingue de otras de sus obras. Kenneth Franton comenta que esta obra: “representa la condensación del pensamiento de Correa, siendo una demostración de la síntesis a la que siempre ha aspirado entre la cultura popular y la cosmogonía arcaica”.
Su planta se basa en el mandala (representación simbólica espiritual y ritual del macrocosmos y el microcosmos, utilizado en el budismo y el hinduismo. Es un término de origen sánscrito), de nueve cuadrados, de los cuales uno está desfasado permitiendo al visitante recrear la ruta ritual védica de los pradakshina, que se acentúa a partir de una apertura de luz cenital en cada uno de los cuadrados “mahal”.
El simbólico cuadrado central se ha dejado vacío y circundado con escalinatas terraceadas (espacios en forma de escalones) en los cuatro lados, para crear el kund (espacio religioso) que es la instancia dedicada al sol.
La arquitectura de Correa, en su conjunto, es producto de su formación influenciada tanto por el pensamiento de Buckminster Fuller quien fue uno de sus maestros en Estados Unidos y por Le Corbusier, quien dejo una marca indeleble en la arquitectura hindú contemporánea, a partir de su calidad y propuestas arquitectónicas y urbanas.
La característica cultural que Correa comparte con Le Corbusier, es su fe en la presencia del “eterno presente”. Esta es la profunda raíz que identifica a Correa con su juventud en Goa, su ciudad natal, y a la inagotable historia de un subcontinente donde el pasado, presente y futuro coexisten en un todo e indistinguible continuum.” Al respecto, Correa comenta: “Vivimos en países de gran herencia cultural, países que se visten de su pasado, con la misma facilidad con que una mujer se envuelva en su sari”.
La India para Correa es lo que fue el Mediterráneo para Le Corbusier: la fuente de la substancia espiritual, tan universal en sus implicaciones como en sus profundas raíces, y en las condiciones geofísicas de un lugar particular.
Como muchos intelectuales hindúes de su generación, Correa encuentra inspiración profunda en las creencias míticas y cosmológicas del pasado. En esta forma ha sido capaz de elaborar partis (idea central o la esencia de una edificación), que inicialmente fueron de alguna forma esquemáticas y se transformaron en obras de consecuencias poéticas.
En oposición a la superficialidad estilística del pastiche Posmoderno, Correa postula tres niveles en los que el medio ambiente puede conceptualizarse y percibirse el día de hoy. El primero, como la cotidianeidad pragmática, el segundo donde las imágenes en boga, de un tipo u otro, inevitablemente estarán presentes; y tercero, como un sub-estrato cultural invisible que surge de tiempo en tiempo, en el inconsciente arquitectónico de una región en particular. Correa argumenta que los tres niveles se modifican al evolucionar la arquitectura con el clima, la tecnología, y las aspiraciones cambiantes de la sociedad.
En el entorno cosmológico, para Correa, las fuerzas que moldean la arquitectura en el Tercer Mundo, se refieren a: “El clima en sí mismo es la fuente del mito. En India y México, el concepto metafísico identificado con ‘los espacios abiertos’, es el clima cálido en el que habitan. De manera similar, las películas de Ingmar Bergman serian inconcebibles sin el frío, melancólico y oscuro del invierno sueco. También lo es la tecnología. Ningún otro arte siente su influencia de manera tan decisiva. La tecnología actual cambia en cortos lapsos de tiempo. Y cada vez que esto sucede, la arquitectura debe reinventar la expresión de las imágenes míticas y de los valores en los que está basada”.
Es así como la obra de Charles Correa se define en su declaración: “Debemos comprender nuestro pasado suficientemente bien para valorarlo y al mismo tiempo con tal profundidad para entender por qué y cómo debemos cambiarlo. La arquitectura no es únicamente un refuerzo de los valores sociales, políticos v económicos, por el contrario debería abrir las puertas a nuevas aspiraciones”.
Fuente
www.architecthum.edu.mx
Una mente maravillosamente creativa, un verdadero arquitecto
En esta era de arquitectura “de moda”, es raro encontrar a alguien que reafirma los valores esenciales de luz, forma y espacio, junto con cultura, el clima y la tecnología apropiada. Y aunque parezca raro los hay (por suerte la tendencia profesional va por ese camino), y uno de ellos es el arquitecto Charles Correa, nacido en Hyderabad, India, el 1 de septiembre de 1930. Descrito como uno de los mejores arquitectos indios e influencia decisiva en el diseño urbanístico en la India independiente, falleció a los 84 años en la ciudad de Bombay, el pasado 16 de junio.
El primer ministro indio, Narendra Modi, al expresar sus condolencias por la muerte de Correa, expresó: “Las maravillas arquitectónicas de Charles Correa son ampliamente celebradas, reflejan su brillantez, fervor por la innovación y su maravilloso sentido estético”.
El arquitecto cerró su estudio en el 2012, pero deja la Fundación Charles Correa en Goa, que estudia cuestiones relacionadas con la ciudad y el urbanismo.
Correa abogó por construcciones con espacios al aire libre, el diálogo entre los edificios y el espacio que los rodea, los materiales locales y una estructura que responde al clima y los recursos de una zona.
Ampliamente considerado como uno de los arquitectos más grandes de la India, Charles Correa fue un respetado planificador urbano, teórico y renombrado activista que abogó por la calidad de las ciudades.
Hizo gala de una ecléctica práctica con la construcción de centros culturales, monumentos y viviendas de bajo coste, siempre con una sensibilidad muy india.
“Él buscó una arquitectura que, aunque intensamente moderna, crease una renovación de la identidad y el sentido del lugar en un contexto indio, diferente de la homogeneización de la arquitectura practicada en Occidente”, escribió el arquitecto Kapil Gupta en el diario indio Mint.
Estudió en la Universidad de Michigan y en el Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) y tras ello regresó a Bombay donde abrió un estudio en 1958.
A lo largo de sus 60 años de carrera, Correa adaptó su obra a las características y recursos locales, utilizando los materiales del entorno y fue clave en la creación de una arquitectura moderna para la India independiente.
Recibió numerosas distinciones entre las que destacan el doctorado Honoris Causa por la Universidad de Michigan en 1980; la Medalla Real de Oro RIBA británica, en 1984; el Premio Aga Khan, en 1988, y el Premio Imperial de Japón, en 1994; el Padma Shri en 1972 y Padma Vibhushan, la segunda condecoración civil india, en 2006; la Medalla de Oro del Indian Institute of Architects en 1987; y la Medalla de Oro de la Unión Internacional de Arquitectos en 1990, entre otros reconocimientos.
Es uno de los pocos arquitectos contemporáneos cuyos proyectos no solo abarcan temas de arquitectura sino de planeación urbana y vivienda económica. Su obra se ha publicado ampliamente en varios libros tales como Un lugar en la sombra: el nuevo paisaje y otros ensayos,El jardín público: brisa de aire, Viviendas y urbanización: soluciones de construcción para personas y ciudades, Por encima de Bombay, El nuevo paisaje: urbanización en el Tercer Mundo- destacándose el análisis de ellas realizado en 1996, titulado Charles Correa, con una introducción de Kenneth Frampton; y en revistas de arquitectura, incluyendo las monografías dedicadas a su trabajo como las de Thames & Hudson en 1996.
Su generosidad lo ha Ilevado a la actividad académica compartiendo sus conocimientos y puntos de vista en las universidades de la India, Harvard, Penn (Universidad de Pensilvania), Tulane (de Nueva Orleans, Luisiana), Washington, Londres, MIT (Instituto Tecnológico de Massachusetts), y Cambridge.
Su obra en la India muestra un cuidadoso desarrollo, entendiendo y adaptando el modernismo a una cultura no occidental. En sus primeras obras utiliza un estilo autóctono local dentro de un entorno moderno. El planeamiento del uso de la tierra y proyectos comunitarios continuamente intentan ir más allá de las soluciones típicas a problemas del tercer mundo.
En toda su obra -desde el planeamiento de Navi Mumbai al cuidadosamente detallado memorial de Mahatma Gandhi en el Sabarmati Ashram en Ahmedabad- ha puesto un especial énfasis en conservar los recursos, la energía y el clima como los principales factores a la hora de ordenar el espacio.
Sobre las últimas cuatro décadas, ha realizado tareas pioneras en temas urbanos y refugios de bajo coste en el tercer mundo. Desde 1970 a 1975, fue arquitecto jefe para la ciudad gemela Nuevo Bombay, Navy Bombay, un centro de crecimiento urbano de dos millones de personas, al otro lado de la bahía de la ciudad preexistente, una urbe planificada que tenía como misión desahogar la capital económica del gigante asiático.
En 1985, el primer ministro Rajiv Gandhi le nombró presidente de la Comisión Nacional de Urbanización.
Con amplio interés en el campo teórico y su concepción de la arquitectura, Correa afirmó en una conversación con la arquitecta Angela Brady (2013): “El tema sobre arquitectura es que no puedes enseñarlo. Puedes aprenderlo, pero no puedes enseñarlo. Y una buena escuela es una escuela que te vuelve (un) apasionado sobre la arquitectura y que te enseña a cómo hacer preguntas [...] Si sabes cómo hacer las preguntas correctas, desarrollarás tu propia filosofía y tu propio vocabulario visual”.
En el 2013 donó más de 6.000 dibujos y 150 maquetas originales de sus archivos al Riba, en Londres, y para celebrar, la institución realizó uno de las primeras retrospectivas de su trabajo.
El evento mostró algo de sus más importantes trabajos, incluyendo el museo Memorial Mahatma Gandhi (India), el Instituto de Ciencias Cognitivas del MIT (Estados Unidos); el Centro Interuniversity para la Astronomía y Astrofísica en Pune (India); y el Centro Champalimaud para el Estudio de lo Desconocido, en Lisboa (Portugal). La exhibición también destacó el diseño de Correa en viviendas -como los departamentos Kanchanjunga en Bombay/Mumbai- y en ciudades en relación al cambio climático y la vivienda social. La muestra también ahondó en algunos de sus proyectos sobre mejorar paisajes urbanos (Cityscapes), incluyendo su plan maestro para Navi Mumbai (Nueva Bombay).
Entre las obras que dejó tanto en su país natal como más allá de sus fronteras se destacan el Memorial de Mahatma Gandhi en Ahmedabad, el Instituto McGovern de Investigación Cerebral en el MIT de Boston, Estados Unidos y el Centro de Investigación para lo Desconocido Champalimaud, en Lisboa, Portugal.
También dejó su impronta en el Museo Aga Khan de Toronto, en la Academia Kala en Goa y en el centro de arte Jawahar Kala Kendra en Jaipur y la Asamblea Estatal para el Gobierno de Madhya Pradesh en Bhopal.
A lo largo de su vida, Correa fue crítico de la manera en que las ciudades modernas han sido (y son) diseñadas. La revista Time lo citó diciendo que “las fuerzas del (libre) mercado no hacen ciudades, sino que las destruyen”.
Fuentes
www.jornada.unam.mx
https://es-us.noticias.yahoo.com
https://es.wikipedia.org
www.archdaily.co
www.plataformaarquitectura.c
www.urbipedia.org