Edición N° 454 - Febrero 2021

Unidos por el amor y la profesión

 

Puede que fuera la flecha de Cupido lo que les juntó o puede que fuera la misma pasión por el diseño, la arquitectura o el arte. Estas parejas demuestran que trabajo y vida personal casan bien.

 

Charles y Ray Eames.

Probablemente es la pareja de diseñadores por antonomasia. Un fuerte tándem creativo en lo que a arquitectura y diseño se refiere, cuyas reconocibles creaciones les pusieron a la cabeza del movimiento contemporáneo. Como relato de su amor y su capacidad creativa conjunta, han quedado su casa de Los Ángeles, uno de sus dos Case Study Houses, el proyecto de viviendas modernas y accesibles, un verdadero ejemplo de su ideario estético. De origen humilde, Charles había fundado su propio estudio con tan solo 22 años. Siendo profesor de Diseño Industrial en la Universidad de Cranbrook conoció a Ray Kaiser. Aunque por entonces Charles estaba casado, cayó rendido ante Ray. En un año se había divorciado y casado con Ray. En su casa de Los Ángeles, montaron su primer taller. Trabajando juntos, se centraron en la exploración de posibilidades con la madera contrachapada y en el diseño de muebles de líneas puras y ergonómicas. Entre sus piezas más conocidas, la Plywood Chair (1946), La Chaise (1948) o la silla Wire, además de un buen repertorio de mobiliario de oficina editado todavía hoy por Vitra.

 

Aline y Eero Saarinen.

Eero Saarinen, arquitecto e hijo del arquitecto finlandés Eliel, conoció al (segundo) amor de su vida en una entrevista que le hizo Aline Bernstein. Aline era entonces una reputada crítica de arte para The New York Times cuando recibió el encargo de hablar con Eero por el aclamado General Motors Technical Center, así que se fue hasta Detroit para entrevistarle en persona. Recientemente divorciada, Aline se enamoró de Eero antes incluso de verle, cuando descubrió con sus propios ojos el complejo de 25 edificaciones. Dos días de entrevistas y un tour guiado por el propio Eero por su último proyecto, y así surgió la chispa. Tras el viaje, Aline publicó un artículo titulado “Now Saarinen the son” el 23 de abril de 1953. Un año después estaban casados. Más tarde, Aline empezó a trabajar en el estudio de Saarinen, Eero Saarinen & Associates, encargándose de la comunicación. Su relación era conocida por ser inusualmente igualitaria para la época.

 

Aino y Alvar Aalto.

Los dos arquitectos se conocieron cuando Aino entró a trabajar en el estudio de Alvar Aalto, uno de los maestros de esta disciplina en el siglo XX. Licenciado en 1921, se casó tres años más tarde con Aino Marsio, que había estudiado en la misma universidad que él en 1920. Hasta hace no tanto eran más conocidas las aportaciones de Alvar a la arquitectura, por crear, entre otros, la casa de Finlandia o el campus de la Universidad de Tecnología en Helsinki. También ha pasado a la posteridad por el jarrón Aalto para la Casa Littala, una evocación de la naturaleza fi nlandesa. Para la misma fi rma, Aino creó un set de cristalería, los “vasos Aalto”, inspirados en las ondas que genera una piedra al caer en el agua, que fueron merecedores del gran premio en la Triennale de Milán en 1936. Además de la arquitectura, Aino se centró en el mobiliario y los textiles, y trabajó junto a su marido en el Sanatorio Paimio o Villa Mairea –suyos son los interiores–. También juntos crearon Artek, la casa centrada en iluminación y mobiliario minimalista.

 

Hans y Florence Knoll.

Knoll representa el sello de algunos de los diseños de mobiliario para la casa y la oficina firmados por los grandes creadores del siglo XX. El fabricante de muebles alemán Hans Knoll había llegado a Estados Unidos huyendo de los nazis. Florence había sido alumna de destacados arquitectos del momento, como Mies van der Rohe, Marcel Breuer o Walter Gropius, con quienes aprendió las premisas de la Bauhaus: audacia, rigor y método. Con 24 años Florence se mudó a Nueva York con la intención de desarrollar su carrera y allí conoció a Hans, que por entonces importaba los muebles de madera de su padre. Poco después, se decide a crear su propia empresa para producir en Estados Unidos tanto a diseñadores nacionales como internacionales. En 1946, marcó el punto de inflexión en sus vidas: se casan y fundan Knoll Associates, la empresa tal y como es hoy. Florence se ocupó del diseño revolucionando el entorno del mobiliario con el estilo “knoll”: líneas elegantes, sobrias, y materiales escogidos. Fue Florence quien convenció a Van der Rohe para reproducir la butaca Barcelona, creada en 1929 para la exposición universal, y a Breuer para reeditar la silla Wassily.

 

Benedetta Tagliabue y Enric Miralles.

El arquitecto Enric Miralles primero estuvo casado con la colega de profesión Carme Pinós con quien trabajó entre los años 1983 y 1990 en el proyecto del cementerio de Igualada (Barcelona). En 1991, empieza a colaborar con él la también arquitecta Benedetta Tagliabue con quien se asocia en 1994 fundando el estudio Miralles Tagliabue EMBT, de gran proyección internacional. Aunque basan sus proyectos en el respeto por la tradición del lugar donde se enmarcan, son capaces de crear una arquitectura moderna, fragmentada y sorprendente. Juntos concibieron, entre otros, el mercado de Santa Caterina, en Barcelona, o el Parlamento de Edimburgo, que ganaron en un concurso internacional. Además, tuvieron dos hijos. Miralles falleció en el año 2000 a los 45 años dejando muchos proyectos por completar, como el parlamento o el edifi cio de Gas Natural en Barcelona, que fi nalizó Tagliabue.

 

Sandra Barclay y Jean-Pierre Crousse.

Desde 1994, ambos dirigen el estudio Barclay&Crousse. Se conocieron mientras estudiaban en la Universidad Ricardo Palma, sin imaginar que tiempo después serían socios - en el trabajo y fuera de él -. Se habían hecho de un nombre fuera de las fronteras de su país, pero en esa época creían que el Perú tenía un abanico de posibilidades para continuar sus carreras y el tiempo les dió la razón. Pronto se hicieron cargo de una serie de proyectos que reafi rmaron la destacada trayectoria que habían desarrollado en Europa. Uno de los más conocidos es el edifi cio que alberga el Lugar de la Memoria (Lima).

 

José Selgas y Lucía Cano

SelgasCano así se llama el estudio de arquitectura que forman Lucía Cano y José Selgas. Con un destacado uso del color y la exploración creativa de los materiales, si ya habían destacado internacionalmente, juntos se convirtieron, en 2015, en los primeros españoles en diseñar la Serpentine Gallery, el pabellón londinense de Kensington Gardens. Lucía empezó trabajando con su padre, el también arquitecto Julio Cano Lasso, y con sus hermanos Alfonso, Diego y Gonzalo. En 1997, comenzó a colaborar con José García Selgas, con quien fundó su propio estudio en 1998. Otro caso de cómo actividad profesional y matrimonio casan bien.